La pobreza es más letal que la obesidad, el alto consumo de alcohol y la hipertensión. Pese a ello, las estrategias mundiales de salud no consideran el bajo nivel socioeconómico como un factor importante de mortalidad prematura el cual puede ser tratado, plantea un estudio publicado en la revista británica The Lancet.
La investigación se sustenta en los datos recopilados por especialistas de universidades y centros de investigación de Reino Unido, Francia, Suiza, Portugal, Italia, Estados Unidos y Australia, la cual consistió en un análisis de 48 trabajos en los que se incluyó a 1.7 millones de individuos con una edad promedio de 47.8 años.
“Nuestro estudio es uno de los más grandes hasta la fecha para examinar la asociación entre la situación socioeconómica y la mortalidad prematura; y la primera investigación a gran escala para comparar directamente la importancia de las circunstancias socioeconómicas como determinantes de la salud con los seis principales factores de riesgo [consumo de tabaco, Consumo de alcohol, actividad física insuficiente, aumento de la presión arterial, obesidad, diabetes]”, refiere el documento.
Los especialistas encontraron que la asociación independiente entre el estatus socioeconómico y la mortalidad “es comparable en fuerza y consistencia” a los de estos seis factores de riesgo tomados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para combatir las enfermedades no contagiosas en su plan para reducir su incidencia en un 25 por ciento para el año 2025, el llamado objetivo 25×25.
Los resultados muestran que el bajo nivel socioeconómico está asociado con una reducción de 2 años en la esperanza de vida entre las edades de 40 y 85 años, los años de vida perdidos correspondientes al alto consumo de alcohol fueron de 0. 5 años; para la obesidad fueron de 0. 7 años; 3. 9 años la diabetes, 1.6 para la hipertensión, 2.4 años para la inactividad física y 4.8 años para el consumo actual de tabaco.
En ese sentido, el estudio sugiere que la adversidad socioeconómica debe incluirse como un factor de riesgo modificable en las estrategias de salud locales y globales, las políticas y la vigilancia del riesgo para la salud.