UNA DE TRES MUJERES con cáncer de mama detectado con mamografía recibe tratamiento innecesario porque las pruebas de detección encuentran tumores de crecimiento lento que son, esencialmente, inofensivos. Eso afirma un estudio danés publicado en Annals of Internal Medicine, el cual ha reactivado el debate sobre el valor de la detección temprana.
El estudio plantea la incómoda posibilidad de que algunas mujeres que piensan que las mamografías salvaron sus vidas, en realidad fueron dañadas por cirugías, radiaciones y hasta quimioterapias que no necesitaban, dice el Dr. Otis Brawley, director médico de la Sociedad Estadounidense del Cáncer, quien escribió un editorial acompañante, mas no participó en el estudio.
Cada vez con más frecuencia, los investigadores reconocen que no todos los cánceres mamarios ofrecen el mismo riesgo, aun cuando tengan el mismo aspecto microscópico, agrega Brawley. Si bien algunos tumores tempranos pueden evolucionar en monstruos mortíferos, otros dejan de crecer e, incluso, se reducen. No obstante, suponer que todas las lesiones mamarias pequeñas tienen el potencial de volverse mortales es como hacer un “perfil racial”, escribió Brawley en su editorial.
“Si tratamos todos los cánceres que vemos, es obvio que salvaremos a algunas vidas”, dice Brawley en una entrevista. “Pero también estaremos ‘curando’ algunas mujeres que no necesitan ser curadas”.
Si bien los expertos han hablado mucho sobre los peligros del diagnóstico excesivo, Brawley puntualizó que pocas mujeres que se han sometido a detecciones de cáncer estaban al tanto de ese debate. El Colegio Estadounidense de Radiología, que defiende con firmeza dichas detecciones para cáncer mamario, reconoce que las mamografías resultan en que algunas mujeres reciban tratamiento innecesario, pero enfatiza que ese problema es menos frecuente de lo que sugiere el nuevo estudio. Otra investigación de Dinamarca —país donde el programa nacional de salud mantiene registros muy detallados— calculó que la tasa de diagnósticos excesivos era de solo 2.3 por ciento. Sin embargo, Brawley afirma que la mayoría de los cálculos sobre diagnóstico excesivo de cánceres mamarios sitúa la tasa entre 15 y 25 por ciento.
“La cantidad de diagnósticos excesivos es, realmente, muy pequeña”, asegura la Dra. Debra Monticciolo, presidenta de la Comisión de Imagenología Mamaria del Colegio Estadounidense de Radiología. “Artículos como este no son muy útiles”, añadió, porque confunden a las mujeres sobre la necesidad de detección.
Mas tratar a las mujeres innecesariamente pone en riesgo su salud, señala Fran Visco, presidenta del grupo de defensa Coalición Nacional para el Cáncer de Mama. La radiación puede dañar el corazón e, incluso, causar nuevos cánceres. Visco recuerda a Carolina Hinestrosa, activista contra el cáncer y vicepresidenta de la coalición, quien murió a los cincuenta años debido a las consecuencias del sarcoma de tejidos blandos, un tumor causado por la radiación recibida para tratar un cáncer mamario temprano. Visco insiste en que las mujeres deben entender estos riesgos, pero en vez de ello, solo les hablan de los beneficios de las mamografías. “Las mujeres han sido inundadas, durante décadas, con el mensaje de la detección temprana”.
Los riesgos del diagnóstico excesivo y de los falsos positivos —que pueden llevar a las mujeres con tumoraciones benignas a someterse a biopsias y pruebas de seguimiento— han hecho que algunos expertos reevalúen las detecciones de cáncer mamario. Aun cuando las mamografías no pueden detectar todos los tumores, reducen el riesgo de morir de cáncer mamario en 25 a 31 por ciento en mujeres de 40 a 69 años, según la Agencia para Investigación y Calidad de la Atención de la Salud, parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. Ahora, diversos grupos médicos difieren en cuanto a proponer mamografías. El Colegio Estadounidense de Radiología mantiene la postura más agresiva, y recomienda que las mamografías anuales se inicien a los cuarenta años, pues los tumores deben hallarse cuando son “más pequeños y fáciles de tratar”, dice Monticciolo.
La Asociación Estadounidense del Cáncer modificó su posición en 2015, y ahora recomienda que las mujeres se practiquen mamografías anuales entre los 45 y 54 años, seguidas de detecciones cada dos años a partir de esa edad.
En el nuevo estudio, los investigadores daneses calcularon la tasa de diagnóstico excesivo comparando la cifra de tumores mamarios de estadio temprano y avanzado antes y después de que Dinamarca empezara a ofrecer mamografías. La premisa era que, si las detecciones funcionan como se espera, la cantidad de tumores mamarios pequeños y curables debe aumentar, mientras que la cantidad de cánceres grandes debe reducirse aproximadamente en la misma proporción.
Aunque las mamografías de Dinamarca detectaron muchos más cánceres mamarios, en su mayoría se trató de tumores pequeños de estadio temprano, dice el Dr. Karsten Jorgensen, coautor del estudio e investigador del Centro Nórdico Cochrane en Copenhague, Dinamarca. Sin embargo, la cifra de cánceres avanzados no disminuyó.
El debate sobre el diagnóstico excesivo ejemplifica los límites de la tecnología médica, interpone Brawley. Aunque los investigadores pueden calcular la tasa estadística del diagnóstico excesivo, los médicos que tratan a las pacientes no pueden saber cuáles tumores necesitan tratamiento y cuáles pueden pasar por alto sin riesgos. Por ello, los doctores tienden a pecar por el lado de la cautela, tratando todos los cánceres mamarios con cirugía y, muchas veces, con radiación y quimioterapia.
Se calcula que, este año, habrá 253 000 casos nuevos de cáncer mamario en Estados Unidos, con cerca de 43 000 muertes, según cifras de la Sociedad Estadounidense del Cáncer.
Otras 63 000 mujeres recibirán el diagnóstico de carcinoma ductal in situ, también conocido como CDIS, el cual tiene algunos, aunque no todos, los rasgos típicos del cáncer. Si bien las células CDIS pueden cambiar y adquirir aspecto maligno bajo el microscopio, no invaden el tejido circundante.
La Sociedad Estadounidense del Cáncer define el CDIS como la etapa más incipiente del cáncer de mama, y las mujeres con este trastorno suelen someterse al mismo tratamiento utilizado en mujeres con cánceres invasivos tempranos. El CDIS no pone en riesgo la vida, mas los médicos recomiendan tratarlo para evitar que se vuelva invasivo.
Otros expertos señalan que el CDIS conlleva tan bajo riesgo que debería considerarse apenas un factor de riesgo para el cáncer. Algunos investigadores están realizando estudios para determinar la seguridad de reducir las intervenciones terapéuticas del DCIS, pero no se sabe si se obtendrán respuestas claras con las detecciones y DCIS en el futuro próximo. Entre tanto, estas mujeres y sus médicos tendrán que tomar decisiones difíciles sin saber, a ciencia cierta, si están haciendo lo correcto.
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Este artículo fue escrito para Kaiser Health News, un programa editorial independiente de la Fundación J. Kaiser Family.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek