El Juzgado Primero de Distrito otorgó un amparo para contraer matrimonio civil en Aguascalientes a una mujer transexual y su pareja, un varón.
Grexzia y Uriel se convertirán en la cuarta pareja del mismo sexo que gana en tribunales lo que los artículos 143 y 144 del Código Civil local les niega. Sin embargo, ella usará los documentos que la reconocen como hombre, pues en la entidad no está legislada la reasignación de género en actas de nacimiento.
La pareja planea casarse el 25 de enero y festejar su unión el 25 de febrero. La siguiente batalla para la que se preparan, especialmente ella, es para adoptar un hijo.
“Sí lo vamos a hacer, en cuanto se pueda. Nosotros estamos en eso y de que queremos un bebé, sí lo queremos (…) Nosotros le vamos a dar un hogar, amor porque yo digo que eso nos sobra”, afirma.
Además, la estilista tampoco está cerrada a buscar la reasignación de género por la vía jurídica. Lo que la detiene es tener que pagar para que el Estado reconozca una identidad que ella, su futuro esposo, su familia, sus amigos y sus clientes no tienen problema para aceptar.
“Yo no tengo por qué pagar algo que a cualquier ciudadano le dan, nomás por ser una chica trans (…) Debería de ser legal”, sostiene.
Y de hacerlo, con las consecuencias que tendría para su matrimonio, lo haría para demostrar a otras personas de la comunidad de la diversidad sexual que es posible.
“Sí, volveríamos a casarnos y que haya agüende, que haya mitote. Sería un ejemplo para las que dicen que no pueden o que no lo hacen por miedo a sus familias. Yo lo haría por eso, para que salgan de su frustración, porque hay muchas chicas que viven en el anonimato”.
En su entorno cercano, Grexzia dice no sentirse discriminada. Quizás, admite, a su padre es a quien más le cuesta entender quién es ella y por qué es así. No obstante, reconoce que ha aprendido de defenderse de miradas y comentarios ofensivos por su apariencia.
Y es que hace un par de años comenzó un tratamiento de reemplazo hormonal, pero lo dejó porque comenzó a padecer los efectos secundarios. Su cuerpo y su rostro han cambiado un poco por dejar las hormonas, admite, pero se siente cómoda con su apariencia y ha aprendido a usarla para evitar que otras como ella sean discriminadas por ignorancia.
Igual que se lo ha explicado los hijos de sus clientes que sienten curiosidad por cómo habla o cómo se ve, lo explica a quienes no aceptan a la comunidad LGBTT.
“Yo nací siendo un niño como tú. Pero a mí no me gustó ser niño, yo quería ser niña porque me gustaban más las muñecas. Y estoy en un proceso de hormonas, por eso mi cuerpo se ve así y actúo así, pero yo soy una chica trans”.