El joven padre pidió a la virgen morena por un milagro. Esperaban un varón. Su esposa llevaba en su vientre a un bebé que repetidamente quería salir antes de tiempo.
Hubo varias amenazas de aborto, la madre estuvo varios meses en cama, con las piernas elevadas -por indicación médica- para evitar perder a su hijo.
Con toda su fe pidió a la guadalupana que le ayudara a que su segundo hijo -fuera hombre o mujer- naciera a tiempo y con buena salud.
Prometió a la Virgen de Guadalupe que si era niña o niño le pondría su nombre.
“Por la fe de esa maravillosa mujer y su esposo, los milagros que son reales, estoy aquí”, dijo el charro Guadalupe.
Quien con gallardía porta en sus manos el estandarte de la Virgen de Guadalupe, quien desde infante se destacó en la charrería, y este día, como desde hace muchos años, no puede faltar a agradecer tan grande milagro que por el que hoy vive, dijo el charro.
Él, como miles de feligreses que conforman la comunidad, coincide junto con sus familias ante la presencia de la virgen de Guadalupe, patrona de México y las Américas.
Juan Manzur y su familia formaron una Asociación de charros, y todo por la ayuda de la virgen, dijo finalmente el entrevistado