El embajador de Rusia en Turquía Andrei Karlov, asesinado el lunes en
Ankara, era un diplomático avezado que contribuyó a distender las
relaciones entre Ankara y Moscú después de fuertes turbulencias. Estaba casado y tenía un hijo.
El diplomático de 62 años fue destinado a ir a Turquía en 2013, cuando
los dos países intentaban reforzar sus relaciones comerciales pese a sus
profundas discrepancias en torno a la guerra en Siria.
En noviembre de 2015, las relaciones entre los dos países se
envenenaron cuando un cazabombardero turco derribó un avión de combate
ruso en la frontera siria, un acto calificado por Moscú de “puñalada por
la espalda”.
Transcurridos siete meses, el presidente ruso Vladimir Putin y su
homólogo turco Recep Tayyip Erdogan empezaron a aplacar las diferencias.
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FOTO: AFP
La portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores ruso Maria
Zakharova calificó el lunes el asesinato del diplomático de “día trágico
en la historia de nuestro país y de nuestro servicio diplomático”.
“Hizo cuanto pudo por solventar la crisis en las relaciones
turco-rusas, desatada hace un año por estos acontecimientos trágicos”,
explicó, añadiendo que Karlov “en los últimos años concentró la mayor
parte de sus esfuerzos en la búsqueda de una solución en Siria y la
estabilidad en la región”.
El presunto asesino del diplomático, un policía turco, fue filmado
mientras gritaba “Alepo” y “Allahu Akbar” (“Dios es grande”) después de
haberle disparado al embajador durante la inauguración de una exposición
artística en Ankara, un acto tachado de “terrorista” por Moscú.
FOTO: AFP
Rusia apoya militarmente en Alepo al régimen de Bashar al Asad, y Turquía a la oposición que intenta derrocarlo desde 2011.
Este martes se celebró en Moscú una reunión entre los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa rusos, turcos e iraníes.
Antes de su puesto en Ankara, Karlov, que hablaba coreano e inglés,
pasó en la península coreana buena parte de su carrera, iniciada bajo la
era soviética. Desempeñó cargos en las dos Coreas; fue embajador en
Pyongyang de 2001 a 2006. Rusia es uno de los pocos países en mantener
relaciones relativamente buenas con Corea del Norte.