DONALD TRUMP conquistó la presidencia de Estados Unidos con un discurso explosivo que apeló al resentimiento de una clase blanca golpeada por la recesión económica. El republicano se valió de la aceptación que tuvieron sus palabras en este sector para apuntalar su camino a la Casa Blanca, basándose en promesas que tuvieron en México su blanco principal.
A partir de que se confirmó su triunfo, el mundo se ha hundido en la incertidumbre. Los primeros en resentir la noticia fueron los mercados bursátiles, que han ido en picada. México, por sus condiciones geopolíticas, no ha podido hacer demasiado, pese las intervenciones del gobierno federal para detener la caída del peso, que atraviesa la más severa turbulencia de los años recientes.
Frente a este escenario, las dudas no hacen más que aglomerarse. En tanto, los ciudadanos del mundo buscan descifrar la contundente victoria del magnate y showman televisivo que, sin experiencia en política y dueño de un discurso xenófobo y sexista, obtuvo un triunfo inobjetable. Newsweek en Español se dio a la tarea de consultar las opiniones de especialistas en Estados Unidos y México para entender el panorama que implica una presidencia con un personaje de tales características.
MÉXICO NO PODRÁ NEGOCIAR CON ESTADOS UNIDOS
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca representará más problemas que soluciones para México, ante el poco margen que tendrá el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto de intentar negociar un acuerdo migratorio con Estados Unidos, que volverá el tema un asunto de política interna, cerrando la puerta al gobierno mexicano para una posible negociación, afirma Duncan Wood, director del Mexico Institute con sede en Washington.
—¿Qué puede esperarse del presidente Donald Trump en temas que conciernen a México, como la inmigración y la economía?
—Como ya lo pudimos ver con sus declaraciones durante la campaña, la administración de Trump será mucho más conflictiva y agresiva en contra de la migración mexicana, lo cual está creando preocupaciones en el seno de las comunidades de inmigrantes en Estados Unidos y también en la sociedad en México. Sin embargo, no debemos exagerar esto demasiado porque durante los últimos cuatro años hemos visto un gran número de deportaciones por parte de Barack Obama, las cuales rondan el medio millón de migrantes anuales. Lo que sí vemos es que la retórica es más agresiva, pero es una situación con la cual los migrantes han tenido que luchar durante muchos años.
—¿Hay posibilidad de que el gobierno de México establezca un diálogo exitoso favorable para los inmigrantes mexicanos?
—Existe muy poca probabilidad de que el tema migratorio sea un tema de conversación bilateral. Tal vez en este rubro una excepción que se haría por parte del gobierno de Estados Unidos sería el de la cooperación en la frontera para buscar la manera de detener los flujos migratorios, pero nada más. Dudo de que en los próximos dos o tres años el tema migratorio sea un tema de alto nivel.
—¿México seguirá siendo el patio trasero de Estados Unidos?
—Este tipo de lenguaje es muy ofensivo para México. Sin embargo, lo que pase en la frontera es una cuestión interna que Estados Unidos no se va a poner a discutir con México. No es una cuestión de política internacional.
En una reunión para acordar la transición del poder, el presidente Barack Obama estrecha la mano al polémico presidente electo de Estados Unidos. Foto: JIM WATSON/AFP
DEFENDER A LOS MEXICANOS EN VEZ CONGRACIARSE
La relación México-Estados Unidos pasará por varias pruebas de ácido durante la administración de Donald Trump, quien buscará imponer su agenda antiinmigrante y renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Así lo considera Maureen Meyer, coordinadora del Programa de México y Derechos de Migrantes de la Washington Office para Latinoamérica (WOLA por sus siglas en inglés), quien advierte que el gobierno mexicano deberá fijar una postura que favorezca los intereses de los mexicanos, más allá de buscar quedar bien con el gobierno estadounidense.
—¿Cómo se vislumbra la relación bilateral entre México y Estados Unidos tras el triunfo de Donald Trump?
—La relación de Trump con los mexicanos en este momento está muy dañada. Todos los comentarios que se han hecho, tanto de Trump como de sus seguidores antimexicanos y antiinmigrantes en general, han hecho mucho daño a la imagen de México. Los mexicanos deben sentirse muy ofendidos y creo que es un gran reto para el gobierno de Trump ver cómo recomponer esto para generar una relación de confianza con el gobierno mexicano, frente a toda la retórica de denostación hacia la comunidad mexicana e inmigrante en general.
“La administración mexicana ha estado dando señales de que quiere una buena relación con Trump, que sea benéfica para México; sin embargo, habrá que ver hasta dónde México es capaz de ceder a cambio de esto, es decir, observar si con tal de tener una ‘buena relación’ con Trump, Peña Nieto termina tomando acciones contraproducentes contra su población y contra otros, como los migrantes centroamericanos que cruzan por la frontera sur de México, o contra su economía ante una posible renegociación del TLCAN. Él debe ver primero por México”.
—¿Tiene México alguna otra alternativa que no sea buscar el diálogo con Estados Unidos?
—Sin lugar a dudas es un tema interesante, pero de momento no. Si observamos que Peña Nieto ha vuelto a extender la mano a Trump tras la elección y mucho antes con la decisión de invitarlo a Los Pinos pese al rechazo general de los mexicanos, es un claro ejemplo de que México tiene mucho interés y necesidad, desde su perspectiva, de establecer una relación positiva con el gobierno de Estados Unidos, justamente por los miedos que tienen tanto de la construcción del muro entre ambos países, pero sobre todo por las consecuencias económicas que podrían tener, las cuales serían devastadoras si Trump, como amenazó durante su campaña, logra cancelar el Tratado de Libre Comercio.
LA AMENAZA NO ES NUEVA
Tras el golpe de realidad que significó el triunfo de Trump para millones de inmigrantes en Estados Unidos, la comunidad latina en Estados Unidos sabe que no tiene tiempo que perder y se organiza desde ya para enfrentar de manera inmediata y organizada los efectos negativos que podrían significar los años venideros. Y, sobre todo, lo que podría significar que Trump busque revertir todo lo que la comunidad latina ha logrado en materia de derechos. Eileen Truax, activista, periodista, inmigrante y autora del libro Dreamers, considera que esta amenaza no es algo nuevo
—¿Cómo ha tomado la comunidad latina de inmigrantes el triunfo de Donald Trump?
—En Estados Unidos hay una comunidad entrenada para responder, de manera más rápida y más organizada que en países como México, a las crisis sociales y de derechos humanos que pudieran presentarse, en este caso, ante la llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense.
—¿Trump representa algo nuevo a lo que se tendrán que enfrentarse los inmigrantes?
—Esto no es nuevo, esto ya lo hemos tenido antes. Nosotros venimos de familias que llevan más de 20 años en Estados Unidos exigiendo una vida mejor, derechos igualitarios; llevamos años peleando contra la deportación y la discriminación. Sabemos cómo hacerlo, lamentamos que tengamos que volver a hacerlo. Sin embargo, la actitud ante la adversidad es muy buena y sorprende positivamente que sea una reacción tan rápida y contundente.
—¿Cuáles son las primeras acciones que deberán buscar los inmigrantes para evitar una crisis humanitaria en Estados Unidos?
—Urge empujar una moratoria a las deportaciones. Trump no podrá superar los 400 000 deportados anuales que ha tenido Obama durante su gestión, y a este ritmo necesitaría más de 20 años para deportar a todos los inmigrantes [indocumentados]. Además, dudo mucho que el Congreso vaya a aprobar más recursos para este rubro, ya que no hay dinero suficiente.
“Creo que se puede negociar una moratoria, a partir de que se refuerce la seguridad en la frontera, más Border Patrol a cambio de que no se deporte gente. El Congreso quedó rojo (republicano), lo que nos quita capacidad de cabildeo durante al menos dos años”.
Una partidaria de la candidata demócrata reacciona a los resultados de las elecciones durante la noche de las votaciones, en Nueva York. Foto: DON EMMERT/AFP
CONSTRUCCIÓN DEL MURO, MÁS SIMBÓLICO QUE REAL
Javier Aparicio, doctor en economía por la George Mason University e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), considera que la presidencia de Donald Trump da más interrogantes que certezas. Aunque plantea que una deportación masiva sería poco factible, considera que el muro no lo es. Menciona que la construcción de esta valla podría ser la manera de responder a sus electores, aunque precisa que sería más un acto simbólico que otra cosa.
—¿Qué esperar de Donald Trump como presidente de Estados Unidos?
—La presidencia de Trump lo primero que nos produce es náusea e incertidumbre. La primera incertidumbre es si las propuestas e ideas eran verdaderas o falsas. Quizás eran promesas populistas para ganar la elección, y quizás en realidad no está dispuesto a cumplirlas. El hecho de que no tenga experiencia política previa nos impide saber si Trump es un político que busca cumplir sus promesas, o si como dice una cosa, dice otra.
“Ahora, está el diálogo de Trump con su partido. El Partido Republicano ganó la mayoría en el Congreso y en la Cámara de Senadores. En los hechos, el Partido Demócrata no tiene poder de contrapeso. Entonces, ¿qué versión de Trump vamos a tener? Un Trump que negocia con su propia bancada republicana; una bancada que lo apoya, o una que lo frena. Eso no lo sabemos, porque no sabemos qué tipo de político es Trump. Sabemos qué tipo de candidato fue, uno xenófobo, antiinmigrante, medio racista, medio misógino, pero qué tipo de presidente va a ser, es una incógnita. El Trump que va tomar el cargo en enero es un señor con incentivos diferentes.
—¿Es factible pensar en un muro fronterizo y en una deportación masiva de inmigrantes?
—Yo creo que la deportación masiva no es factible por el costo económico que le impondría a la economía norteamericana. Por eso no creo que lo haría, aunque el muro lo veo más factible. No me sorprendería como acto simbólico que el gobierno de Trump aumentara el presupuesto para fortalecer y ampliar el muro, y lo empezara a construir a paso de tortuga. Sería una señal que daría a sus votantes, aunque no piense en terminarlo. Porque si hay muro o no, los flujos comerciales y los migratorios van a continuar, pero sería una política simbólica.
HAY QUE TOMAR EN SERIO LA OPOSICIÓN AL TLCAN
Laura del Alizal Arriaga, doctora en estudios políticos por la Universidad de París X-Nanterre y Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, opina que el gobierno de México debe tomar en serio los señalamientos que Donald Trump ha hecho en contra del libre comercio, en particular, su oposición al TLCAN, el cual considera el peor acuerdo de la historia. También prevé que México va a enfrentar problemas debido a su estrecha relación con Estados Unidos.
—¿Cómo puede afectar la presidencia de Donald Trump a México?
—En primer lugar, vemos que la reacción de los mercados nos dice que el mundo en general está asustado ante todo lo que dijo Donald Trump como candidato a la presidencia de Estados Unidos. Creo que hay que tomar en serio lo que dice sobre su oposición al libre comercio; es decir, esta postura contraria a acuerdos que están en proceso de ratificación como puede ser el TPP o el TLCAN, al que considera el peor acuerdo de la historia.
“Nosotros vamos a tener problemas debido a la estrecha relación que existe de integración con Estados Unidos, integración productiva, y por lo tanto los problemas comerciales van a ocupar una parte importante de los esfuerzos del gobierno mexicano a los cambios que se vayan a dar en Estados Unidos”.
—¿El gobierno mexicano puede contener la presión del efecto Trump sobre su economía?
—Tiene instrumentos para tratar de reducir el impacto de la especulación e incertidumbre que estamos viendo en los mercados. Sin embargo, el gobierno mexicano necesita tener en mente la necesidad de cambiar los grandes rubros de la política económica del país. Un cambio brutal como el que propone Trump para la relación México-Estados Unidos implica una modificación a fondo de las políticas que hasta ahora ha seguido el gobierno mexicano.
—¿La victoria de Trump es una tragedia?
—Sí, sin duda. Trump es exactamente lo contrario a los valores que los estadounidenses han defendido por largo tiempo. Me parece que el electorado que salió a votar por Trump es un electorado muy enojado, que no ha sido escuchado en mucho tiempo, lo cual nos habla de una falla en las instituciones estadounidenses como pueden ser los partidos políticos, los representantes. Él llevó a muchos estadounidenses a dar un voto que puede ser costosísimo. En términos de lo que es su sociedad, de sus valores, es un regreso a posturas inaceptables que, sin embargo, no son nuevas en la sociedad estadounidense, pero que sí han sido muy costosas.
HARTAZGO POR LAS ÉLITES
Para la maestra Silvia Núñez García, directora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (Cisan) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el hecho de que Donald Trump haya llegado a la Casa Blanca muestra el descontento de la clase blanca pobre, a la cual el presidente Barack Obama dejó de lado en su discurso, y a la cual el magnate republicano supo hablar.
—¿Por qué las mujeres votaron por Trump?
—No todas las mujeres son liberales que están a favor de que las mujeres tomen el poder. A muchas de ellas ni siquiera les interesa este asunto. Muchas votaron evidentemente por Donald Trump. Son mujeres que prefieren identificarse con Melania Trump, casada con un hombre poderoso y exitoso. Quisieran estar en la posición de Melania, de ser mujeres objeto. No se cuestionan la violencia intradoméstica, ni la participación en política. Eso, por una parte. Otras mujeres son ultraconservadoras y no pueden incorporar en su visión de mundo el estar a favor de los matrimonios del mismo sexo o del aborto. Esto habla de que un porcentaje todavía muy elevado en Estados Unidos es esencialmente conservador.
—¿Qué hay detrás de la elección de los estadounidenses?
—El resultado nos dice varias cosas. Una de ellas nos reitera lo que ya se había mencionado, que la sociedad está dividida en dos. Al mismo tiempo en esta elección participaron menos ciudadanos que en las dos elecciones previas. Y bueno, están los que salieron a votar y siempre han estado en Estados Unidos, con este sentimiento antiinmigrante y racismo que se vive en ese país. Si algunos pensaron que esto había desaparecido por el hecho de que haya un presidente negro en la Casa Blanca, no es así.
“Lo que ha llevado a muchos estadounidenses a manifestarse de esta forma es el hartazgo en relación con las élites, a la manera en que los políticos han estado administrando a la nación. Y bueno, llegó un candidato que logró venderles esta idea de que él no se había dedicado a lo política, pero que conocía a profundidad este tema, y les ofreció demasiadas cosas como también lo hizo el presidente Obama. Esto muestra que había un enorme descontento en relación con la administración de Barack Obama porque sus ideas han sido vistas como de demasiada vanguardia y algunos manifiestan que en los hechos no cambió sustancialmente la realidad de muchas familias de aquel país. Nunca salieron en su discurso los blancos pobres, él se concentró básicamente en las minorías”.