WASHINGTON, D. C.— El 8 de septiembre de 2015, la National Hispanic Leadership Agenda (NHLA), la coalición de 40 organizaciones no gubernamentales hispanas más prominentes de Estados Unidos, envió una carta abierta a los precandidatos del Partido Demócrata y el Partido Republicano para reunirse y discutir la agenda hispana ante la elección presidencial de este 8 de noviembre:
“Los latinos constituyen una sexta parte de la población de Estados Unidos y son una parte integrada e interconectada de esta nación. Dado el tamaño y la estatura de la comunidad, las prioridades latinas son, por definición, las prioridades de Estados Unidos en su totalidad. Ciertamente, Estados Unidos no puede tener éxito a menos de que los latinos también tengan éxito”.
La carta, firmada por Héctor Sánchez, presidente de la NHLA, tuvo efectos inmediatos que en más de un modo definen la contienda presidencial de este país. El 5 de octubre, menos de un mes después de haberse enviado la carta, la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, sostuvo una conferencia telefónica con el liderazgo de la coalición latina. El 7 y 8 de octubre la NHLA mantuvo encuentros, respectivamente, con los precandidatos demócratas Martin O’Malley y Bernie Sanders.
Ningún precandidato republicano respondió a la carta de la NHLA, que entre otras organizaciones hispanas de presencia nacional, congrega al Fondo de Defensa Legal y Educativa Mexicanoestadounidense (MALDEF), la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) y la Cámara de Comercio Estados Unidos-México. Tampoco hubo respuesta republicana alguna a otras dos cartas enviadas por la NHLA el 29 de octubre de 2015 y el 3 de febrero de 2016.
A menos de una semana de la elección presidencial, la NHLA es un indicador del contencioso ambiente político para los hispanos. La coalición ha mostrado una diferencia radical entre los dos candidatos, Hillary Clinton y Donald Trump. Mientras que Clinton se ha comprometido a promover sustancialmente la agenda hispana, Trump ha rehusado establecer cualquier tipo de diálogo con la comunidad hispana.
En entrevista, Héctor Sánchez, presidente de la NHLA, mexicano originario de la ciudad de Celaya, Guanajuato, y figura prominente del lobby hispano a escala nacional, reflexiona para Newsweek en Español sobre la carrera presidencial y advierte un panorama político problemático para la comunidad hispana en Estados Unidos, dominado por el racismo y la xenofobia y un claro esfuerzo por suprimir el voto de las minorías en ese país.
Aunque Hillary Clinton ha estado abierta a escuchar a las organizaciones hispanas y se ha comprometido a atender su agenda, la presidencia de Barack Obama —en cuyo gobierno Clinton ha jugado un papel significativo a cargo del Departamento de Estado y la política exterior— ha deportado más hispanos que ningún otro gobierno en la historia de ese país. Por su parte, Trump ha promovido una campaña que legitima el racismo y la xenofobia como discurso político válido y que se ha cerrado tajantemente al diálogo con la comunidad hispana.
“Todo el mundo habla de la importancia del voto latino en el país, pero la realidad es que no hay una inversión real y estratégica a largo plazo para asegurarnos de que haya una inclusión más fuerte de la comunidad latina en el proceso democrático en el país”, dice Sánchez. “La realidad es que los espacios más importantes en el país como fundaciones, partidos políticos, sindicatos, entre otros, no invierten seriamente en programas estratégicos para lograr conseguir los mayores resultados posibles que beneficien a nuestra comunidad. Solo se dan inversiones partidistas que requieren resultados inmediatos y, a corto plazo, para decidir elecciones, pero no se enfocan en inversiones a largo plazo en donde se involucre seriamente a la comunidad latina en todos los procesos de participación cívica del país”.
Marzo de 2012: Histórica manifestación para conmemorar el 47 aniversario de la marcha de Selma a Montgomery para avanzar por los derechos civiles, laborales y en contra de las leyes antiinmigrantes. Foto: LCLAA y NHLA
EL EFECTO TRUMP
La probabilidad de triunfo de Hillary Clinton es alta, pero las encuestas de preferencias electorales indican que la contienda se ha cerrado en los últimos días. El 1 de noviembre se dio a conocer una encuesta conducida por ABC News y el periódico The Washington Post que posicionó por primera vez a Trump aventajando a Clinton por un punto porcentual, 46 contra 45 por ciento de las preferencias, respectivamente.
Hasta esta última, Trump solo había aventajado a Clinton una única vez en encuestas. Fue a finales de mayo cuando Trump aseguró la nominación como candidato presidencial del Partido Republicano mientras que Clinton todavía se disputaba la nominación demócrata con Bernie Sanders.
“Trump es una de las preocupaciones más grandes que actualmente tenemos en la comunidad latina. Él representa la culminación de una avalancha antiinmigrante que se ha venido dando y organizando en el país desde hace varios años. Trump legitimó el odio contra los mexicanos, los inmigrantes y los latinos. Comenzó su campaña diciendo que los mexicanos somos violadores para después continuar con los ataques asegurando que somos asesinos y criminales, entre otros insultos y adjetivos denigrantes contra nuestra comunidad”, dice Sánchez. “Esto no es solo retórica en general. La campaña de Trump ha tenido un impacto devastador en la calidad de vida de los latinos. Tenemos mucha evidencia de que, debido a este tipo de retórica, los crímenes de odio contra los latinos están en aumento, el racial profilingcontra nuestra comunidad sigue aumentando y el bullying contra nuestros hijos también está en aumento en el país”.
Según Sánchez, el daño perpetrado por la campaña de Trump ya está hecho y sus efectos son tangibles en los más de 58 millones de hispanos que viven en Estados Unidos, de los cuales 35 por ciento nacieron en el exterior:
“Nos preocupa mucho la puerta que oficialmente Trump ha abierto a este tipo de racismo contra los latinos e inmigrantes en el país. Sin importar si gana o no, esta es una puerta que está oficialmente abierta y nos preocupa el impacto que va a tener en todo el país y cómo va a afectar la calidad de vida de nuestras familias, desde los lugares de trabajo de nuestra gente, las escuelas de nuestros hijos, así como los servicios que recibimos, todo es afectado por este tipo de retórica. Debemos de estar preparados para contrarrestar esta oleada”.
Pero el clima de hostilidad en contra de la comunidad latina no comenzó con la carrera presidencial de Trump, aclara Sánchez, sino que se trata de una peligrosa tendencia nacional promovida por grupos e intereses políticos que han organizado un movimiento antiinmigrante a escala nacional.
“Recuerdo la marcha que organizamos en Arizona con la ley SB1070, la cual legitimó el racial profiling contra nuestra comunidad. Ello significó que, literalmente, te pueden parar para revisar tus documentos solo por parecer ‘mexicano’, un término que para mí representa un gran orgullo y un elemento cultural importante, pero que desafortunadamente se ha venido convirtiendo en un término negativo de insulto y ataque contra nuestra gente”, explica Sánchez. “La SB1070 fue el comienzo de una tendencia nacional de leyes antinmigrantes que poco a poco se fueron volviendo más extremistas, como la ley HB56 en Alabama, la cual literalmente autoriza a preguntar a los niños en las escuelas el estatus legal de sus padres, prohíbe conducir un automóvil con alguien indocumentado a bordo, prohíbe rentar una vivienda a personas indocumentadas y prohíbe la interacción del gobierno con gente indocumentada. Este es un nivel de extremismo que crea un sentimiento de persecución no solo contra la comunidad indocumentada, sino contra toda la comunidad latina, y esto obviamente afecta la calidad de vida de todos los latinos en el país”.
Precisamente para protestar en contra de la ley HB56 de Alabama, aprobada como ley en junio de 2011, Sánchez encabezó una marcha en 2012 en Montgomery, la capital de Alabama, donde Martin Luther King dio uno de sus más importantes discursos durante el movimiento de derechos civiles 47 años antes. Junto a otros líderes hispanos y de derechos civiles como Jesse Jackson (activista y precandidato presidencial demócrata en 1984 y 1988), Dolores Huerta (líder del movimiento campesino junto a César Chávez), y el reverendo Al Sharpton (una de las principales voces de la comunidad afroamericana), Sánchez promovió la unidad de los distintos grupos minoritarios del país ante la oleada antiinmigrante.
“Afroamericanos, latinos, inmigrantes, sindicatos, grupos de mujeres, la comunidad gay, todos nos unimos para organizar el aniversario de esta marcha unidos y mandando un mensaje claro de unidad contra el ala extremista en el país que viene tratando de regresar a un país que no refleja la rica composición y diversidad étnica que tenemos ahora y que pretende desmantelar leyes históricas de derechos civiles y el derecho al voto”, recuerda Sánchez.
En junio de 2013, la Suprema Corte de Justicia modificó la Voting Rights Act de 1965, que impedía cualquier cambio sustancial en los procesos electorales de cada estado sin previa autorización del Departamento de Justicia federal. Esto permitió, por ejemplo, que se modificaran los distritos electorales en Texas a favor de los republicanos, lo que ha permitido fortalecer determinantemente la presencia de ese partido en el congreso. En estados clave como Florida se han purgado las listas de votantes, dejando sin derecho al voto a hispanos, asiáticos y afroamericanos de manera desproporcionada.
Para Sánchez, este clima político reaccionario explica en parte el ascenso de Trump.
“Estas son estrategias que se han venido implementando en todo el país, principalmente por los republicanos, para hacer más difícil que ciertas comunidades, particularmente las minorías, participen en el proceso electoral. En 14 estados hay leyes estrictas y requisitos de identificación con foto, recortes a la votación temprana, restricciones en el registro de votantes. También hay muchos casos donde se han dado filas demasiado largas en nuestras comunidades para votar. En la última elección presidencial me tocó ver filas de hasta cinco horas en Florida. Todos estos trucos afectan de forma negativa a nuestro voto latino en el país”, explica Sánchez.
Las 40 organizaciones de la coalición han emprendido en respuesta una intensa campaña de educación al voto y de cabildeo directo en el congreso, la presidencia y los dos partidos políticos del país.
“Todos estos grupos minoritarios —advierte Sánchez— representamos un sector importante de los votantes en el país que vamos a definir esta importante elección, y por eso nuestros esfuerzos de organización para el voto, educación y participación cívica han sido tan importantes este año. Es un movimiento que va a continuar después de las elecciones y sin importar quién las gane. Actualmente estoy organizando un boicot nacional contra los negocios de Trump con todos aquellos grupos que han sido atacados por este personaje para mandar un mensaje claro de que hay consecuencias y todas aquellas personas que decidan atacar nuestras comunidades van a pagar un precio. Este no es el país y la democracia que queremos”.
Sánchez pronuncia un discurso en contra de la ley antiinmigrante HB56 ante 10,000 personas en las mismas escaleras en las que Martin Luther King lo hizo durante la primera marcha, 47 años antes, a favor del derecho al voto. Foto: LCLAA y NHLA
LA AGENDA PENDIENTE DE CLINTON
Tras la conferencia con Clinton y otros encuentros con su equipo de campaña, la NHLA pudo establecer de primera mano las expectativas políticas que la comunidad hispana puede tener de una nueva presidencia demócrata. En su sitio de internet (nationalhispanicleadership.org), la NHLA publicó las respuestas a cada una de las 20 preguntas formuladas a los candidatos presidenciales. Las respuestas de Clinton aparecen junto a las declaraciones de Trump recogidas de sus comunicados de prensa y discursos de campaña, pues se negó a hablar con el grupo hispano.
Mientras que Trump insiste en la deportación masiva de inmigrantes indocumentados, Clinton se comprometió a cerrar los centros de detención migratoria operados por empresas privadas y a no deportar inmigrantes sin antecedentes delictivos. También se comprometió a continuar las políticas de Obama para la protección de hijos de inmigrantes indocumentados que han crecido en Estados Unidos y que a pesar de vivir en ese país la mayor parte de su vida continúan bajo la amenaza de la deportación.
“Fuimos muy claros sobre el tema de deportaciones. Insistimos en que es algo que ella puede cambiar si es presidente. Clinton heredaría la estructura más fuerte que se ha tenido en el país para las deportaciones y es algo que tiene que cambiar. No tiene que esperar por aprobación del congreso.
El récord de deportaciones de la presidencia de Obama, sin embargo, ha sido el mayor punto de desencuentro entre las organizaciones hispanas y el Partido Demócrata.
Según explica Sánchez, el mismo presidente Obama admitió que fue gracias al 71 por ciento del voto latino que llegó a la Casa Blanca. Actualmente los hispanos son el 17 por ciento de la población, el segundo grupo más grande en el país, y se estima que serán el 30 por ciento para 2050. Hay alrededor de 27 millones de latinos que pueden votar —alrededor del 10 por ciento del electorado nacional—, y se estima que 13 millones de ellos lo harán en estas elecciones.
“Hemos tenido una colaboración muy cercana con la Casa Blanca y el presidente Obama en muchas de las prioridades latinas, pero sin lugar a dudas un tema central de desacuerdo fue la inmigración, y en particular el devastador tema de las deportaciones”, dice Sánchez. “Obama hizo demasiadas promesas durante su campaña sobre una reforma migratoria en los primeros 100 días de su administración, pero nunca hizo de este tema una prioridad real ni aun cuando los demócratas controlaban el congreso. Nunca quiso gastar el capital político necesario en el tema”.
Lejos de avanzar hacia esa prometida reforma migratoria, Obama emprendió una política de deportaciones sin precedentes históricos. Según cifras oficiales, Obama deportó 2.5 millones de personas entre 2009 y 2015 (las cifras de 2016 no están aún disponibles). Las deportaciones de Obama superan la suma de todas las presidencias de Estados Unidos a lo largo del siglo XX.
“En su interés por ceder a la presión republicana de mano dura antiinmigrante bajo su mandato, algo a lo que personalmente y en varias juntas con él nos opusimos, Obama continuó una política de deportaciones hasta crear la mayor infraestructura de gobierno para deportar personas en la historia de este país. Esta política ha separado a familias completas en todo el país. Ha aumentado el miedo en las comunidades trabajadoras que son una base para la economía. Ha incrementado la vulnerabilidad de los trabajadores y, por lo mismo, una mayor explotación. Hoy los trabajadores latinos y los inmigrantes tienen los niveles más altos de muertes y accidentes en el trabajo, la mayor brecha de robo salarial, serios problemas de acoso sexual y violaciones en el trabajo contra las mujeres trabajadoras. Y todo esto está directamente relacionado con una política militarizada de deportaciones combinada con una ola de xenofobia y leyes antinmigrantes que hacen la vida de esos trabajadores un infierno, literalmente”.
Según estimaciones de la NHLA, alrededor del 97 por ciento de la gente deportada es hispana.
“Este tipo de políticas ha creado un sistema de explotación perfecto, en donde se evaporan los derechos laborales, humanos y civiles y se convierte en una fuente de 11 millones de trabajadores desechables, los cuales pueden ser explotados y deportados cuando intentan organizarse o cuando ya no le sirven al sistema. Once millones de trabajadores indocumentados en el país más rico y ‘avanzado’ no es un error, es política pública. Una fórmula perfecta de explotación”, dice Sánchez. “Me parece una hipocresía nacional tener un sistema así. La gente que alimenta al país, que construye sus casas y caminos, que cuida a sus hijos, que les sirven y atienden, ¿y tratarla así?”.
Para Sánchez, una de las principales agendas pendientes para Clinton en caso de ganar la elección presidencial es la de diversificar su gabinete. Los hispanos tienen la menor representación en el gobierno federal a escala nacional. Aunque conforman 17 por ciento de la población, solo ocupan un siete por ciento de los nombramientos presidenciales. En cargos públicos de elección popular, los hispanos solo alcanzan un uno por ciento. En cuestión de género es todavía peor: nunca ha habido una mujer hispana elegida al senado en toda la historia del país.
“Hay una correlación directa entre el hecho de que somos una de las comunidades más vulnerables en el país y el hecho de esta seria falta de representación en las mesas de poder más importantes”, dice Sánchez. “Por eso le estamos pidiendo al presidente que otorgue una orden presidencial sobre la contratación de trabajadores latinos en el gobierno federal. El presidente Clinton hizo algo similar al final de su mandato, y también le pedí a Hillary Clinton que de ganar esta elección se comprometa con este tema”.
Sánchez no se conforma con las promesas de campaña de Clinton. El silencio de Trump es demasiado elocuente. La respuesta a las agendas hispanas del futuro, dice, tendrán que venir principalmente de la propia comunidad.
“Si en 2050 vamos a ser el 30 por ciento de la población, ¿qué estrategias tenemos que tener para asegurarnos de que haya inclusión y representación de nuestra comunidad en estos espacios de toma de decisiones? ¿Qué tenemos que hacer para tener 30 senadores latinos? ¿Tres jueces en la Suprema Corte? ¿Estar representados en las mesas directivas empresariales? ¿Recortes de universidades? ¿En Wall Street? ¿En las fundaciones más importantes? ¿El primer presidente latino? Quien llegue a la Casa Blanca será sin lugar a dudas debido al rol que el voto latino jugó en estas elecciones. Por eso estamos movilizado el voto latino y la participación cívica por todo el país como nunca antes. Debemos ser más estratégicos en términos del poder latino y lo que tenemos que hacer para estar bien representados en las mesas más importantes de poder en el país en todos los ámbitos”.