Actualmente decir “Ok, Google, muéstrame la ruta a la
oficina” es algo común y funciona. Con la nueva tecnología, bastaría pensar en
esa misma frase (o un pensamiento equivalente) para obtener la respuesta.
Según cuenta la revista Frontiers in Neuroscience,dos investigadores alemanes
de la Universidad de Bremen revisan muchas de las tecnologías que se utilizan
en esta forma de comunicación alternativa entre humanos y computadoras, y su
posible aplicación para el reconocimiento de voz en personas con problemas en
el habla, ya sea por incapacidad o deterioro.
La nota de la revista enumera varios conceptos
básicos, de los cuales el primero se refiere a las interfaces cerebro-computadora
(BCI, por Brain-Computer Interface).
Esta es la opción menos invasiva, el clásico ‘gorrito’ lleno de cables: los datos se pueden transmitir desde
sensores situados en la cabeza de una persona a la computadora que los procesa,
en la que el software de una red neuronal artificial los registra, aprende y
compara para ejecutar ciertas acciones.
La principal limitación es el número de ‘estados
mentales’; apenas varía de una opción binaria (sí/no) a tres o más estados con
cierta probabilidad de acierto, por ejemplo al pensar en una zona de la
pantalla, en un color o un movimiento.
Una acción compleja, como escribir una frase, puede
hacerse palabra por palabra y letra por letra, seleccionándolas en paneles que
van mostrando opciones.
Herff y Schultz, los investigadores del del
Laboratorio de Sistemas Cognitivos de la Universidad de Bremen –los de la nota
publicada–, utilizan las mismas técnicas de interfaz cerebro-computadora y
reconocimiento de voz pero con usuarios con dificultades en el habla. De este
modo alguien con el habla deteriorada puede hablarle a la máquina y que esta
reconozca lo que quiere decir.
Los sistemas más invasivos implican la inserción de
electrodos en la cabeza, difícilmente cubren todas las áreas del cerebro:
aunque den con la zona adecuada para interpretar ciertas palabras se puede
perder mucha información importante.
Otros métodos como la electroencefalografía son
demasiado sensibles a los movimientos, lo que los hace poco prácticos para
tareas como convertir pensamientos en textos.
En el caso de los investigadores alemanes
experimentaron con pacientes con dificultades en el habla, combinando los sonidos
que emitían con la información procedente de su cerebro. En esta parte final de
la conversión de pensamiento a texto también se utiliza software similar al de
los auto correctores y los teclados predictivos, eliminando algunos errores y
generando finalmente palabras y frases con sentido.
De momento lo que los científicos han demostrado es
que es posible combinar la información de voz deteriorada y señales obtenidas
mediante software de reconocimiento de voz para realizar lo que han denominado
‘conversión de señales neuronales en texto con un alto grado de fiabilidad’.
El hecho de que todavía se necesite implantar
electrodos en los sujetos es una gran limitación, pero quizá pueda resolverse
en el futuro con otras tecnologías.