Hace casi tres meses que murió Arek Jozwik, obrero polaco de una fábrica de Harlow, Inglaterra, y la policía sospecha que se trató de un crimen de odio. Arrestaron a seis adolescentes, cinco de los cuales fueron puestos en libertad debido a la falta de pruebas, y el sexto está bajo fianza. Varsovia envió a dos agentes de la policía nacional para tranquilizar a los polacos de la zona. Pero ya se marcharon, y dejaron a los amigos y parientes de Jozwik clamando por justicia y profundamente asustados. “Ahora permanecemos juntos”, dice Eric Hind, un polaco que era muy amigo de Jozwik. “Solo vamos a lugares donde conocemos a la gente”.
Ha sido un año difícil para los polacos que viven en Gran Bretaña. Tras meses de retórica antiinmigrante, la decisión de junio de abandonar la Unión Europea (UE) fue seguida de un incremento de 41 por ciento en los crímenes de odio, muchos de ellos contra inmigrantes. Días después del referendo, la Asociación Social y Cultural Polaca encontró el grafiti “fuck you” garrapateado en la entrada de sus instalaciones en el oeste de Londres. En Newcastle, un muchacho prendió fuego al cabello de una polaca que viajaba en un autobús. Una pareja de Leeds presuntamente dijo a un comerciante polaco “vete a tu país”, y como el hombre tenía un padecimiento cardiaco, colapsó y tuvieron que llevarlo al hospital.
Los ciudadanos polacos de Gran Bretaña han hecho carreras como constructores, maestros y empresarios; han criado a sus familias y forjado lazos estrechos. En 2016, la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido anunció que los polacos han superado a los indios como la población extranjera más numerosa del país. Pero después del voto del brexit, y ante la oleada de hostilidad hacia los inmigrantes, muchos polacos se preguntan si vale la pena quedarse.
La incertidumbre surge en un momento en que la victoria de Donald Trump despierta ese mismo sentimiento en algunos latinos de Estados Unidos. “Quisiera llorar, pero me siento… paralizado”, confiesa Carlos Yáñez, un inmigrante indocumentado que recibió un aplazamiento temporal a la deportación gracias a una orden ejecutiva, la cual Trump podría anular en cuanto asuma el cargo. “Ya no sé cuál será mi futuro”.
Lo mismo piensan muchos polacos del Reino Unido. Aunque muchos británicos creen que la migración polaca es un fenómeno reciente, esa comunidad tiene raíces profundas en el país. La Ley de Reasentamiento Polaco de 1947 ofreció ciudadanía británica a más de 200 000 polacos que contribuyeron al esfuerzo de la guerra, gracias a que unos 6000 miembros de la Fuerza Aérea polaca ayudaron a ganar la Batalla de Gran Bretaña contra los nazis. De 1940 a 1990, durante los regímenes nazi y comunista, las autoridades polacas establecieron un gobierno en el exilio en Londres, ciudad que varios Estados occidentales reconocieron como la capital polaca de facto durante gran parte de ese periodo.
ESCRITURA EN LA PARED: Ante la creciente hostilidad desatada por el voto brexit, muchos polacos se preguntan si vale la pena permanecer en el Reino Unido. FOTO: SCOTT BARBOUR/GETTY
Desde 2004, cuando Polonia se sumó a la UE, la población británica de polacos se ha octuplicado (a 831 000), en parte, debido a las políticas proinmigrante del país. Muchos hablaban el idioma y estaban deseosos de aprovechar los buenos salarios en sectores como construcción y hotelería. Sin embargo, aunque los inmigrantes eran positivos para la economía, Londres subestimó, seriamente, la cantidad que ingresó en la primera década; y los políticos antiinmigrantes y los tabloides británicos aprovecharon ese error para atizar la ira generada por el desplazamiento de los trabajadores británicos poco calificados.
Ahora, los polacos del Reino Unido temen no poder quedarse en el país, y otros quizá no puedan esperar para averiguarlo. Westminster ha dicho que la intención es que, quienes ya viven en el Reino Unido, podrán permanecer después de que el brexit se haga oficial, pero está esperando en una promesa equivalente de la UE en cuanto a la permanencia de los ciudadanos británicos en el continente.
Si gran número de polacos abandona el país, eso se traduciría en un desastre económico Gran Bretaña. Un estudio de la Universidad de Londres, publicado en 2014, halló que los inmigrantes europeos llegados al Reino Unido desde 2000 aportaron a la economía más de 24 000 millones de dólares entre 2001 y 2011. En ese mismo periodo, la inmigración UE aportó a Gran Bretaña destrezas, conocimientos y experiencia que habían costado 8300 millones en gastos en educación.
Para retener a sus ciudadanos polacos, el Reino Unido tendrá que hacerlos sentirse bienvenidos. Barbara Mirowska, editora del Polish Express, el mayor periódico británico en lengua polaca, dice que la mayoría de los polacos que contactaron con su periódico después del voto de Brexit manifestaron inquietudes más culturales que económicas. “No tienen miedo de perder sus trabajos”, asegura. “Tienen más miedo de una situación en la que sean estigmatizados y percibidos como indeseables”. Adam Bodnar, comisionado independiente de derechos humanos en Polonia, señala que lo conveniente es que el gobierno británico confirme ahora el derecho de los polacos para permanecer en el país, en vez de esperar a recibir las mismas garantías para los británicos viven en Europa. “Si los políticos tratan a todo el grupo como moneda de cambio”, explica Bodnar, “crearán un ambiente de inestabilidad”.
Muchos polacos también quisieran que el Reino Unido reconociera su historia. Daniel Kawczynski, el primer polaco que ocupa un escaño en la Cámara de los Comunes, está haciendo campaña para levantar un monumento que conmemore el papel de los aviadores polacos en la Batalla de Gran Bretaña. “En este momento, sería un gesto simbólico poderoso decir que reconocemos esa contribución”, apunta.
Otros, como Bartek Luszcz, director de mercadotecnia de Volleyball England, intentan importar cultura polaca a Gran Bretaña. “Con suerte, pronto habrá un Polonia-Inglaterra… un partido de voleibol de alto nivel, y alguien dirá: ‘Mira, esos son los polacos que enseñaron a jugar a [los] ingleses’”, dice.
Los polacos de Gran Bretaña ya están haciendo contribuciones significativas a su país adoptivo. En noviembre, el registro de empresas británico Companies House, publicó un documento que enumera unas 30 000 empresas del Reino Unido cuyos propietarios o directores son ciudadanos polacos. Como muchos inmigrantes, los polacos han creado empleos en el sector tecnológico de Londres, cofundado empresas como Azimo, una startup que facilita transferencias de dinero entre amigos, y GrantTree, que ayuda a las compañías de tecnología a acceder al financiamiento gubernamental. GrantTree tiene 28 empleados y ha recaudado más de 55 millones de dólares para compañías tecnológicas del Reino Unido. Pero su cofundadora polaca, Paulina Sygulska Tenner, sigue esperando los resultados de las negociaciones británicas con la UE para decidir si mantiene la mayor parte de sus operaciones en Londres. El voto Brexit también la ha puesto a pensar en mudarse a otra parte. “Nadie quiere vivir en un país donde, fundamentalmente, estás en desacuerdo con… los principios sobre los que fundamentan sus políticas externas”, dice.
Hind opina lo mismo. Cuando llegó a Gran Bretaña, en 2004, el país “era como un sueño”, recuerda. Hoy “el lugar tiene [un] gran signo de interrogación”. Antes que asesinaran a su amigo, esperaba permanecer en el Reino Unido pensando en el futuro de su hija de casi dos años de edad; la niña nació en Gran Bretaña, y Hind quería que creciera allí. Ahora piensa seriamente en marcharse. Depende de Gran Bretaña que se quede.
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Reportaje creado en colaboración con Terry Green Sterling en Phoenix.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek