El objetivo era crear un dispositivo que pudiera
utilizarse incluso al practicar deportes; que la traducción permitiera conversar a velocidad normal, sin tener que
hablar despacio o pronunciar claramente cada palabra. Lo lograron, el
software de The Pilot contiene miles
de palabras en inglés, francés, italiano, español y portugués, y las frases están
grabadas con dos voces computarizadas, una masculina y otra femenina.
Los creadores del dispositivo abrevaron en series y películas de ciencia ficción, como Star Trek, y lograron un traductor
simultáneo que permite sostener una conversación normal en cinco idiomas.
A diferencia de otros sistemas similares que necesitan
internet para funcionar, este mecanismo contiene toda la información “en un
aparatito que va dentro del oído”, explica el mexicano Sergio del Río Díaz, uno
de sus diseñadores. Para funcionar requiere de un software que se activa en un dispositivo del tamaño de un teléfono celular.
“Es pura traducción conversacional, imagínate que
hablas con alguien de Francia, te dice una palabra en francés y tú la escuchas
en español; cuando respondas lo puedes hacer en español y la persona lo escucha
en francés”, dice Del Río.
Los miembros del equipo, que forman parte de la
empresa Waverly Labs que lo diseñó, son originarios de países distintos, y al
principio tenían problemas para entenderse. “Hay muchas cosas que han nacido de
la ciencia ficción pero también está la realidad”, explica Del Río. “Hubo
muchas razones por las que llegamos este producto y una es que somos un equipo
internacional, era muy natural porque ya lo habíamos sufrido en carne propia”.
La historia de The Pilot
empezó la madrugada del 25 de junio de este año, cuando el equipo presentó una
campaña en Indiegogo –una plataforma que permite solicitar financiamiento para
proyectos innovadores o creados por jóvenes–; los inventores solicitaban 75 mil
dólares para arrancar el diseño del traductor, en 15 minutos ya los tenían. En
tres horas reunieron un millón de dólares, y al finalizar el día el proyecto
tenía fondos por 2.7 millones.
“Hemos hecho mil escaneadas de orejas, mil medidas y
variaciones, incluso en tercera dimensión para asegurar que el diseño sea muy
ergonómico, casi invisible, que no algo gigante saliéndote de la oreja”, comenta
Del Río. A mediados de 2017 se ofrece
al público en venta abierta, aunque desde ahora se puede comprar por
internet. El único problema es que el
dispositivo no traduce regionalismos ni tampoco funciona correctamente con
acentos exóticos.