Después de ensayar con su banda de hip-hop una tarde del verano pasado, Josh Virasami, de 25 años, iba de vuelta a su casa en Tottenham, norte de Londres. Se encaminó a la estación New Cross Gate, pero la estación estaba atestada: partidarios de los Clapton Ultras, un equipo de fútbol fuera de liga, regresaban de un juego. Mientras caminaba hacia los torniquetes, Virasami notó que oficiales de policía cacheaban a dos negros, quienes estaban de pie contra la pared de la estación. Virasami, quien también es negro, empezó a filmar el incidente con su teléfono.
Menos de un minuto después, dice Virasami, un oficial blanco se le acercó por detrás y le torció el brazo tras la espalda, haciendo que soltara el teléfono. El oficial entonces lo esposó y empezó a cachearlo. “¿Bajo qué sección me estás cacheando?”, dice Virasami que le preguntó. El oficial respondió, dice él, llamando a los otros dos negros: “¿Ustedes conocen a este tipo?”
Los oficiales luego arrastraron a Virasami fuera de la estación y lo metieron a su vagoneta. “Esto es arbitrario. Esto es racista”, dice él que les dijo. Los oficiales lo llevaron a la delegación de policía en Lewisham, a 10 minutos de distancia, luego lo llevaron a un cuartito sin ventanas. Le ordenaron que se desnudara, se diera la vuelta, se inclinara y tosiera. Virasami dice que durante este cateo corporal los oficiales se rieron de él.
Tan pronto como terminó el cateo y lo liberaron, Virasami dice que esperó en la delegación por dos o tres horas, pidiendo a los policías el papeleo que documentara lo que había pasado. Finalmente, se rindió y fue a casa. (La delegación de policía de Lewisham dice que no tiene registro de este incidente.)
Virasami cree que los oficiales quienes lo detuvieron son racistas, una acusación que los activistas por la igualdad racial desde hace mucho le han hecho a la policía británica. Es una crítica que se intensificó el 15 de agosto después de la muerte de Dalian Atkinson, un negro y ex estrella de fútbol quien murió después de que la policía usó en él una pistola aturdidora durante un encuentro en Telford, al oeste de Inglaterra. (Una investigación sobre la muerte de Atkinson está en marcha.)
Mientras la policía británica continúa deteniendo, arrestando y matando gente negra en cantidades desproporcionadas, un grupo de activistas contra el racismo —Virasami entre ellos— se está organizando y mira hacia Estados Unidos, donde el movimiento de Las Vidas de los Negros Importan ha movido a la acción a miles de personas para protestar contra la injusticia racial. Virasami y sus colegas, algunos de los cuales conocen a los tres fundadores estadounidenses de Las Vidas de los Negros Importan, decidieron adoptar el nombre para su grupo. Armados con el nombre más potente en el activismo moderno contra el racismo —y uno que los manifestantes han coreado por toda Europa— Las Vidas de los Negros Importan RU quiere unir a la gente de Gran Bretaña para desafiar la desigualdad racial. El 5 de agosto, el grupo celebró sus primeras protestas, cerrando caminos en Birmingham, Nottingham y Londres.
Como su par estadounidense, Las Vidas de los Negros Importan RU ha hecho su prioridad el oponerse a la violencia policial. Desde 2004, la Comisión Independiente de Quejas contra la Policía, una organización financiada por el gobierno, ha recopilado información sobre la cantidad de personas que la policía ha matado en ese período: 1,115 personas, o 93 muertes por año. Los negros —quienes conforman el 3.4 por ciento de la población de Gran Bretaña— suman 7.89 por ciento de las muertes.
En un correo electrónico a Newsweek, el Consejo Nacional de Jefes de Policía (NPCC, por sus siglas en inglés) dice que está consciente de esta disparidad y que los negros son representados desproporcionalmente en las cifras de arrestos y detenciones. No obstante, añade que las razones de esto “son amplias y más complejas que el simple contacto con la policía”. El NPCC dice que el reconocido político negro David Lammy encabeza una revisión independiente —junto con el Ministerio de Justicia del Reino Unido— de la policía y el trato en las cortes a las minorías étnicas. (Los hallazgos del reporte se publicarán la próxima primavera.)
Lammy, quien es del Partido Laborista de centro izquierda, representa al barrio de Tottenham, donde alrededor una quinta parte de los residentes son negros. Muchos de ellos tienen una desconfianza muy arraigada de la policía. En 1985, una negra llamada Cynthia Jarrett murió de insuficiencia cardiaca durante una incursión policial a su casa en la urbanización Broadwater Farm, un proyecto de vivienda pública en Tottenham. Al día siguiente, residentes de Broadwater Farm —quienes eran suspicaces de las circunstancias en que ocurrió la muerte de Jarrett— empezaron a amotinarse. En medio del alboroto, un grupo de personas mató a hachazos a un oficial británico de policía, Keith Blakelock.
Más de dos décadas después, hubo otro disturbio en Tottenham. En 2011, la policía le disparó y mató a un negro de 29 años de edad llamado Mark Duggan, quien vivía en la urbanización Broadwater Farm. Su muerte suscitó cinco días de motines por toda Gran Bretaña, que resultaron en alrededor de $265 millones de dólares en daños.
Hoy, Broadwater Farm es un lugar más pacífico. Albergando a 4,000 personas, se siente como un pueblo confinado en sí mismo. Los residentes viven en bloques de torres coloridas, unidas por andadores; también hay una guardería local, un patio de juegos y una iglesia. En la parte posterior de la urbanización está el centro comunitario de Broadwater Farm, donde Clasford Stirling, quien administra el club de fútbol del centro y ha vivido en Tottenham por décadas, pasa la mayor parte de su tiempo. En 2007, la reina lo nombró Miembro de la Orden del Imperio Británico —un premio al servicio comunitario— por su labor. Ahora, dice Stirling, pese a todo lo que él ha hecho, un problema sigue sin cambiar. “[El racismo policial] no ha desaparecido; no ha desaparecido en absoluto”, dice él, sentado ante una mesa en una de las salas del centro frente al salón de deportes. “Y lo sentimos todos los días. ¿Por qué es tan [fácil] asaltar a una persona negra en la calle que a tus hermanos o hermanas blancos?”
Alrededor de la mesa, otros trabajadores juveniles murmuran de aceptación. “¿Hay alguna diferencia con la década de 1960?”, dice Stirling. “Lo único es que [la policía] no te golpea visiblemente en la calle, como lo hacían en la década de 1960. Pero el racismo sigue igual”.
POLVORÍN: Un bombero está de pie frente a un edificio incendiado después de los disturbios en Tottenham High Road en agosto de 2011. FOTO: DAN KITWOOD/GETTY
Los activistas dicen que la falta de diversidad entre la policía británica es parcialmente responsable: en Londres, 40.2 por ciento de la población proviene de una minoría étnica, en comparación con sólo 12.4 por ciento de su fuerza policial.
En su correo a Newsweek, el NPCC dice que está consciente de que la confianza en la policía no es alta entre las minorías étnicas pero las fuerzas policiales de toda Gran Bretaña están “trabajan[do] duro para construir la confianza y relaciones fuertes con todas las comunidades”. Añade que no tiene información colectiva de cómo va este reconstruir la confianza.
Stirling no cree que la policía haya hecho un esfuerzo suficiente para mejorar las relaciones comunitarias. Dice que él y otros padres negros les han enseñado a sus hijos a ser recelosos de la policía, en especial cuando se acercan a la adolescencia.
Al día siguiente, Stirling termina la práctica de fútbol para los muchachos de 14 a 17 años que entrena. Él los llama, y se reúnen a su alrededor, entrecerrando los ojos bajo el sol. Tienen más o menos la misma edad que Virasami cuando la policía comenzó a detenerlo y cachearlo sin razón aparente. Un muchacho de 15 años dice que su escuela tiene clases con regularidad para enseñarles a él y sus amigos sobre sus derechos y qué hacer si la policía los detiene.
Él dice que los policías son racistas y no debe confiarse en ellos, y el resto del grupo asiente con la cabeza. “Si estás en presencia de la policía, sabemos que si eres negro, quizás te detengan”, dice otro adolescente. “Yo no llamaría a la policía [si estuviera en problemas]. Si te roban, no vas a llamar a la policía”.
No obstante, el grupo se anima ante la mención de Las Vidas de los Negros Importan. Ellos han oído del movimiento estadounidense y del grupo británico. Un adolescente dice: “[Las Vidas de los Negros Importan] es bueno porque tratan de demostrar un punto. Están haciendo algo, finalmente”.
Aun cuando el nombre Las Vidas de los Negros Importan es reconocido en todo el mundo, inevitablemente invita a comparaciones con lo que sucede en Estados Unidos.
En 2015, según la base de datos del Washington Post de tiroteos policiales (no existen cifras oficiales), la policía de Estados Unidos le disparó y mató a 990 personas, 258 de las cuales eran negras. En Gran Bretaña, los oficiales usualmente están desarmados, por lo cual los tiroteos policiales son poco frecuentes, pero Virasami dice que los oficiales muy a menudo han evadido el castigo por las muertes de personas negras quienes han muerto durante incidentes que involucran a la policía.
Según el Instituto de Relaciones Raciales, una organización benéfica domiciliada en Londres, la última vez que un oficial británico de policía fue sentenciado por su participación en la muerte de una persona negra fue en 1971, cuando dos oficiales de policía fueron hallados culpables del cargo menor de asalto —no de homicidio— durante su juicio por la muerte de un indigente, David Oluwale.
La necesidad de Las Vidas de los Negros Importan RU es clara, pero el movimiento ha tropezado en cierta forma en semanas recientes. El 6 de septiembre, el grupo trató de continuar sus protestas del 5 de agosto con un segundo día de acciones. Temprano esa mañana, nueve partidarios blancos de Las vidas de los Negros Importan RU irrumpieron en una pista del Aeropuerto de la Ciudad de Londres para protestar contra los efectos del cambio climático en países del África subsahariana. Los manifestantes obligaron al cierre de la pista por más de seis horas pero se ganaron el oprobio de algunas personas que uno podría asumir serían sus aliadas. En una serie de tuits, Stafford Scott, quien trabaja para la organización benéfica contra el racismo Monitoring Group, acusó a Las Vidas de los Negros Importan RU de “convertirse rápidamente en un chiste” por enfocarse en un problema ambiental con una protesta de sólo blancos. “Estos TONTOS están avergonzando a los NEGROS”, tuiteó él. Virasami dice que Las Vidas de los Negros Importan RU, quien tiene partidarios de todos los orígenes étnicos, envió activistas blancos al aeropuerto porque creía que había menos riesgo de que la policía los lastimara.
Las Vidas de los Negros Importan RU es un movimiento joven, con miembros jóvenes, y todavía trata de establecerse. Aun cuando la protesta del 6 de septiembre tal vez haya enfurecido a gente como Scott, quien la vio como una estratagema escandalosa, le dio al grupo una amplia cobertura mediática, y sus fans ahora esperan la siguiente acción del grupo. Al igual que sus críticos.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek