Cuando el divulgador
científico Pere Estupinyà perdió su libreta de apuntes, vio peligrar los tres
meses de investigación que había realizado gracias a una beca de periodismo
científico, en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), en Boston, Estados
Unidos.
Estupinyà es el autor de El ladrón de cerebros. Comer cerezas con los ojos cerrados (2016), libro
que habla de que “hay que ser justos con los datos que tenemos a nuestro
alrededor y no ajustarlos a lo que nos conviene”.
Pues a él, justamente, se le pierde un objeto
importante. Lo primero que hizo fue intentar recordar por dónde había andado.
La preocupación le hizo ver, con pasmosa nitidez, que la había dejado en la
mesa del laboratorio de un genetista al que visitó el día anterior para hacerle
una entrevista. Le llamó, le preguntó: no, ahí no estaba. La encontró en la
biblioteca de Harvard. Estupinyà señala con este simple caso cómo la mente creó
un falso recuerdo.
Aprovecha y arremete: “La memoria es una de las
mayores fuentes de engaños, el cerebro se inventa cosas. En situaciones de
estrés se pueden llegar a crear falsos recuerdos. La memoria es muy falaz”. Asegura
que el cerebro deja algunos asuntos en el inconsciente, otros en la
consciencia, y otros los olvida directamente, como si no hubieran existido.
El cerebro, continúa el científico, “ha evolucionado para
cumplir el mandato de la selección natural adaptándose al entorno; dejar
descendencia, pasar los genes, no morir a la primera”. Pone un ejemplo sencillo:
va una persona por la selva y ve un palo: “El cerebro te protege, así que es
mejor que te parezca que es una serpiente, a que veas una serpiente y te
parezca que es un palo”. Más claro, imposible.
“Cuando alguien
discute, el cerebro le fuerza a defender sus intereses, aunque sea un engaño”. Matiza
e invita a ser un poco más críticos para tomar mejores decisiones: “No ser
drásticos y empezar a ser escépticos para cualquier cosa, ni pasar el día
analizando todo científicamente”. Dice que resulta útil saber que pueden
existir los engaños del cerebro; quizás no se sepa cuándo, pero tener por
cierto que el cerebro engaña, saber que bajo el estrés se reacciona de manera
diferente, ayuda a conocernos mejor, a tener una visión más realista de las
cosas.
“Creo que hay un método de usar el cerebro, una manera
de pensar que te hace ser más inteligente. Si eres capaz de dudar, comparar,
escuchar, de tener esa actitud abierta, que si simplemente crees o justificas
lo que crees”. ¿O no?