El proyecto PlasticRoads se llevará a cabo en la ciudad holandesa de Rotterdam y es una iniciativa de la empresa VolkerWessels que propone la construcción de carreteras con plástico extraído del océano, lo que permitirá la reutilización de uno de los más altos contaminantes del planeta, además de que evitará millones de toneladas de CO2 emitidas al fabricar y colocar el asfalto.
Su realización constará de la colocación de bloques de polímeros, es decir, de residuos plásticos que año con año se acumulan en el mar.
“El plástico ofrece todo tipo de ventajas en comparación con la construcción actual, tanto en el desarrollo de las carreteras como en su mantenimiento”, dijo Rolf Mars, uno de los responsables de VolkerWessels a The Guardian.
Los creadores de Plastic Roads señalan que su colocación sería más sencilla y en menor tiempo que las de cemento debido a que los bloques son prefabricados y luego se trasladan, optimizando en logística y problemas de seguridad vial.
“La idea todavía está sobre el papel, la siguiente etapa es construirlos y probarlos en un laboratorio para asegurarse de que son seguros en condiciones húmedas y resbaladizas. Estamos buscando también socios que quieran colaborar”, señaló Mars.
Además, el uso de este material ayudará a dar mayor soporte a la calzada y el terreno aguantará temperaturas extremas de 40° a 70° centígrados, y la presión en el suelo disminuiría al ser un material más ligero.
No es la primera vez la ciudad de Rotterdam se interesa por soluciones sostenibles, anteriormente, el lugar fue testigo de la colocación de un bosque flotante de 20 olmos sobre las aguas del puerto, como parte de una iniciativa artística para promover la conciencia medioambiental.
En 2015, Marcus Eriksen, director de investigación de la organización ambiental 5Gyres, dio a conocer en una investigación que la cantidad de basura flotando a lo largo de las corrientes marinas de los océanos del mundo ascendía a 270 mil toneladas, por lo que la propuesta de VolkerWessels se coloca como una manera de hacer frente a la contaminación ambiental.
El proyecto se suma a los esfuerzos del continente europeo para contrarrestar los problemas ambientales, como el caso de Francia que en agosto prohibió el uso de productos plásticos durante la comida al aire libre, como cubiertos, platos y vasos.