En Colombia el 88 por ciento de la producción de oro es ilegal, la cual alcanza “cifras astronómicas” de ganancias que “no pagan ninguna regalía al gobierno”, ni seguridad social, ni tiene “que cumplir con ningún plan ambiental”.
Santiago Ángel Urdinola, presidente dela Asociación Colombiana de Minería (ACM), explicó en conferencia de prensa que de las cerca de 50 toneladas de oro que exporta anualmente el país “88 por ciento es ilegal y 12 por ciento es legal”.
Ángel dijo que “la preocupación es muy grande” porque “se habla de que una tercera parte de los municipios de este país tiene presencia de actividades ilegales”.
Detalló que este negocio ilícito que, mueve “cifras astronómicas”, porque “no paga ninguna regalía al gobierno”, ni seguridad social, ni tiene “que cumplir con ningún plan ambiental”.
“La actividad ilegal es absolutamente rentable”, dijo también el presidente de la ACM, asegurando que para enfrentar este flagelo debe considerarse como “un delito sancionado de forma drástica” y “no puede ser un delito excarcelable”.
También dijo que “el gobierno está trabajando en un proyecto de extracción ilícita de minerales para que se le pongan controles”.
Los grupos guerrilleros y bandas criminales se lucran del negocio directamente.
Sin embargo, la minería ilegal no sólo tiene repercusiones económicas, sino también del tipo ambiental.
Más de 2000 hectáreas de bosques y vegetación son deforestadas cada mes en Colombia por cuenta de la explotación minera ilegal, de acuerdo con el Ministerio de Justicia y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC)
De acuerdo con el diario El Tiempo esta actividad ilegal se realiza especialmente en las mismas regiones en las que las redes de narcotraficantes han establecido sus cultivos de coca y los laboratorios para el procesamiento de la droga.
Los mismos datos difundidos en junio pasado indican que en el 2014 el país tenía 78,939 hectáreas afectadas por la actividad de redes criminales que controlan la minería ilegal.
Este tipo de minería arrasó en el 2013 con 24,450 hectáreas de cobertura de alto valor ambiental, es decir bosques naturales y vegetación secundaria, casi 10,000 más que las destruidas por los cultivos de coca, que llegaron a las 15,404 hectáreas.