Las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita rara vez han estado tan tensas. La monarquía odia el acuerdo nuclear de Estados Unidos con su archienemigo regional, Irán. El Congreso y el presidente Barack Obama están considerando si hacen públicas unas 28 páginas estupendamente redactadas del informe oficial del 11/9, las cuales se cree que revelan la magnitud de la participación de Arabia Saudita en esos ataques. Y el mundo todavía está pasmado por otra masacre perpetrada por un hombre infectado con la ideología islamista generada por la secta wahabí de ese reino.
Ignorados casi por completo por el mundo exterior, incontables disidentes son encerrados por crímenes de pensamiento. Raif Badawi, un bloguero acusado en 2012 de “insultar al islam a través de canales electrónicos”, criticó a la policía religiosa de la nación, la cual aplica restricciones rígidas a los roles de género, el vestido, el discurso y otros comportamientos privados. Por ello fue sentenciado a mil latigazos y diez años de prisión. El 9 de enero de 2015 se le administraron los primeros 50 latigazos —y videograbados y subidos a YouTube—, pero esta sentencia se ha detenido a causa de sus problemas de salud. Badawi, de 32 años, está hospitalizado después de una tercera huelga de hambre; él protesta por su falta de atención médica para su hipertensión y problemas de riñón. Después de su arresto, su esposa, Ensaf Haidar, y sus tres hijos huyeron a Canadá.
El nuevo libro de ella se titula Raif Badawi, the Voice of Freedom: My Husband, Our Story.
—¿Cómo están la salud y el ánimo de su marido?
—Tanto su salud como su ánimo están deteriorándose.
—¿Qué se requiere para que lo pongan en libertad?
—Está en manos del rey Salman, el príncipe heredero, Mohammed bin Nayef, y el segundo príncipe heredero, Mohammed bin Salman, el emitir un perdón especial. Todas las vías legales posibles se han agotado.
—¿Qué escribió él que resultó una “blasfemia”?
—No hubo blasfemia. Él pedía limitar el poder de los agentes del Comité para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio (el nombre oficial de la policía religiosa).
—¿A qué se oponía él?
—Raif defendía los derechos iguales para hombres y mujeres, por ejemplo, el derecho de las mujeres a manejar. Él tenía muchas objeciones sobre la manera en que a las mujeres se les niega su libertad.
—¿Por qué él se quedó en Arabia Saudita después de que empezaron las visitas de la policía a su hogar?
—Siempre y cuando él exprese su opinión de una manera pacífica y respetuosa, entonces es su derecho como ciudadano, como ser humano, el expresarse. No debería ser necesario que nadie que piense o escriba escape de su país.
—¿Sus hijos vieron la flagelación?
—Ellos vieron a su padre por última vez en 2012, cuando nos marchábamos. Najwa tiene 12 años, Terad tiene 11 y Myriam tiene ocho. En verdad espero que no hayan visto la flagelación. Fui muy cuidadosa de asegurarme de que no la vieran, aunque son muy curiosos, y buscan mucho en internet.
—¿Usted espera visitar Arabia Saudita de nuevo?
—Definitivamente no. Sería muy peligroso para mí regresar a Arabia Saudita.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek