A finales del año pasado, en el punto más alto de su escándalo del “dieselgate”, Volkswagen desplegó una pancarta blanca en la parte frontal de su planta, que data de la década de 1930, en Wolfsburg, Alemania. En ella se leía una frase en alemán que puede traducirse como: “Necesitamos transparencia, energía y valor, pero por encima de todo, te necesitamos a ti”.
La pancarta, que se parecía un poco a una bandera de rendición, estaba dirigida a los trabajadores de Volkswagen y al gran número de turistas que visita el lugar de nacimiento de la empresa. Apenas unos meses antes, en septiembre, el Organismo de Protección al Ambiente de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) anunció que el fabricante automotriz alemán había instalado dispositivos fraudulentos en sus motores de diésel, los cuales engañaban en las pruebas y les permitían emitir contaminantes a una escala que estaba muy por encima del límite legal. El escándalo pronto se extendió hasta incluir cerca de 12 millones de autos en todo el mundo, lo que constituye el más grande fraude en la industria automotriz de que se tenga memoria.
Martin Winterkorn, director ejecutivo de Volkswagen en esa época, renunció poco después de la revelación de EPA, mientras que el Departamento de Justicia de Estados Unidos puso en marcha una investigación penal.
Matthias Müller, sucesor de Winterkorn, prometió a finales del año pasado revelar los resultados de una investigación independiente acerca del escándalo en la primavera de 2016.
Actualmente, la pancarta blanca de Wolfsburg ha desaparecido, al igual que la promesa de Volkswagen de publicar los hallazgos de su investigación. Parece cada vez más probable que el fabricante automotriz, que reservó 18 000 millones de dólares para solventar la crisis, nunca revele quién fue el responsable del “dieselgate”. A finales de abril, Volkswagen declaró que, aunque los resultados internos de su investigación estaban disponibles, su publicación “plantearía riesgos inaceptables” y “debilitaría su posición” en la negociación de un acuerdo final con el Departamento de Justicia.
En una declaración enviada por correo electrónico a Newsweek, el vocero de Volkswagen Michael Brendel dijo que “no podía responder” si la empresa publicaría o no un informe amplio sobre lo que provocó el fraude y quién fue el responsable, y señaló que podría esperar una “declaración de hechos” que el Departamento de Justicia podría publicar después de su investigación penal. El Departamento de Justicia declinó hacer comentarios.
Aunque a muchas personas les sorprende la magnitud del fraude y se sienten consternadas por el silencio de la empresa, varios conductores de Volkswagen declararon a Newsweek que seguirían adquiriendo esos vehículos. De hecho, menos de un año después de que surgió el escándalo, las ventas y los precios de las acciones de la empresa han vuelto a crecer. Esto significa que la apuesta aparentemente insensata de VW de hacer trampa y luego echarse atrás podría darle buenos dividendos.
No se trata de lealtad del consumidor; es más bien cinismo, dice Jeffrey Kelliher, quien adquirió su Passat turbodiésel el verano pasado, justo antes de que el engaño de Volkswagen fuera descubierto. “Mi esposa, Tori, dice: ‘No vas a comprarles nunca otro auto a esos mentirosos, ¿verdad?’”, señala. “Pero yo no lo descartaría. Es el primer Volkswagen que he adquirido y realmente me gusta su desempeño… Por algo le llaman el Audi de los pobres”.
Robert Szpila piensa igual. Aunque dice que la falta de acciones de Volkswagen y su incapacidad para explicar lo que ocurrió son indignantes, le agrada el kilometraje y el torque de su turbodiésel VW Jetta Sport-Wagen. Szpila y Kelliher afirman que nunca comprarán otro vehículo de diésel, pero el escándalo no ha hecho que se vuelvan en contra de Volkswagen. Su principal preocupación: ¿la empresa explicará alguna vez lo que salió mal? ¿Y su acuerdo con el Departamento de Justicia y con los organismos de regulación de Estados Unidos la obligarán a tomar algunas decisiones difíciles con respecto a sus autos?
Los términos del acuerdo con el Departamento de Justicia dan a los propietarios de autos VW la opción de revender sus vehículos a la empresa o hacer que esta los arregle de manera que cumplan con los estándares de emisiones de Estados Unidos. Se espera que el acuerdo concluya a finales de este verano y sólo se aplica a los propietarios de vehículos de dos litros, mientras que el acuerdo para los vehículos de tres litros aún está pendiente. Los propietarios también recibirán “una compensación sustancial”, de acuerdo con un juez de distrito estadounidense que supervisa las negociaciones.
Szpila y Kelliher dicen que probablemente revenderán sus autos a VW. “Si hago que Volkswagen repare mi auto, que ahora mismo me da un gran kilometraje y tiene un buen desempeño, bueno, quizá signifique que ello me quitará todos estos beneficios”, dice Szpila. “Así que, en ese sentido, arreglar el auto significa empeorarlo”. Kelliher está de acuerdo. “Estoy 99 por ciento seguro de que el auto no funcionará de la misma manera después de que lo arreglen”, señala. “Realmente me sentiría muy molesto si le quitaran la potencia y el torque”.
Lo que resulta realmente molesto para algunos de los principales accionistas de Volkswagen es la falta de transparencia. El importante fondo de inversión Hermes Investment Management de Londres, la empresa de asesoramiento de inversiones Deminor, con sede en Bruselas, y el grupo inversionista alemán DSW han solicitado que se haga una auditoría a los consejos de dirección y supervisión, los cuales votaron en contra de divulgar los resultados internos de la investigación de la empresa. A finales de mayo, los inversionistas dijeron que la auditoría permitiría verificar si existieron “posibles incumplimientos de las obligaciones” cometidos por los más altos niveles de Volkswagen.
El grupo de accionistas también señala que Jones Day, el bufete de abogados estadounidense contratado por Volkswagen para realizar la investigación de la empresa, únicamente está investigando al consejo de dirección, y no a su consejo de supervisión. Es posible que los accionistas presionen para realizar una investigación más amplia en una importante reunión de accionistas a realizarse el 22 de junio. (Jones Day declinó hacer algún comentario.) Otros accionistas únicamente desean recibir una compensación. Norges Bank Investment Management, un fondo de riqueza soberana de origen noruego, planea unirse a una demanda colectiva de alrededor de 280 inversionistas, todos los cuales están furiosos porque el escándalo perjudicó el precio de las acciones de VW. La demanda busca obtener alrededor de 3670 millones de dólares en daños y perjuicios.
Sin embargo, a pesar de todo el dinero perdido por los inversionistas, la empresa se recupera rápidamente. Las acciones de Volkswagen han recuperado gran parte de su valor. El precio por acción rondaba los 30 dólares a finales de mayo, acercándose poco a poco a los niveles anteriores al escándalo de 40 a 50 dólares por acción. Las ventas de Volkswagen también están al alza; en los primeros tres meses de 2016 la empresa superó a Toyota, su principal rival, para convertirse nuevamente en el más importante fabricante de autos del mundo.
Si esta tendencia continúa, es posible que Volkswagen no tenga ninguna razón para divulgar el informe de Jones Day. Al parecer, la pancarta blanca de la empresa no era una bandera de rendición, sino un desafío.
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Publicado en cooperación con Newsweek /Published in cooperation with Newsweek