Cuando Sonita Alizadeh huyó a Irán para evitar que su familia la casara con un desconocido aprendió a rapear. El hip hop la llevó más tarde a Estados Unidos donde decidió estudiar y emprender su lucha contra el matrimonio forzado. Ella es la protagonista del documental “Sonita, Women Make Movies”, que ha tenido muy buenos comentarios en festivales de cine internacionales.
En Estados Unidos, esta mujer de origen afgano se dedica a estudiar; quiere ser abogada y fundar organizaciones civiles que luchen en contra de los matrimonios infantiles forzados, que informen a los padres de familia sobre las consecuencias que ésta práctica trae consigo y de las posibilidades existentes para que las niñas estudien y salgan adelante.
A sus 19 años, Sonita le ha revelado a los medios que no le gustaría quedarse a vivir toda su vida en Estados Unidos; quiere regresar a Afganistán cuando termine sus estudios para ayudar a otras niñas que, como ella, están en riesgo de ser casadas con un desconocido. Considera que forzar a una niña a casarse es ponerla en venta al mejor postor.
Cuando era niña, el padre de Sonita le prohibía salir a la calle a jugar con sus amigos, pues pensaba que lo mejor para ella era que se quedara en casa. Su hermano, en cambio, gozaba de todas las libertades y eso a ella le pareció muy injusto. Además, no estaba de acuerdo en que el dinero que recibirían sus padres por casarla se usaría para pagar la boda de su hermano.
Así, a través del hip hop -el video de su canción Brides for Sale tiene más de 447 mil visitas en YouTube- y del documental, esta joven ha podido decir lo que piensa y exponer la situación que enfrentan las mujeres en Afganistán, una nación en la que se dice que el mejor trabajo al que puede aspirar una mujer es el matrimonio.