Rodeado
de montañas de eterno verdor, el pueblo mágico de San Cristóbal de las Casas te
recibe con sus cielos azules y limpios, con sus construcciones virreinales que
cuentan historias de tiempos pasados, sus casitas de techo de teja y un aire
bohemio, místico.
Hay que
perderse entre sus calles empedradas y sus andadores para descubrirla sin
prisa, dejarse hechizar por la
cotidianidad de su gente y adentrarse en sus templos y monumentos. Hay que empezar
el recorrido después del amanecer, cuando la neblina aún cubre el pueblo, y después
de entrar en uno de sus cafés para disfrutar el sabor de los productores locales.
La
primera parada puede serla Plaza
Principal. Rodeada por los portales y las construcciones más emblemáticas, como
la Catedral de San Cristóbal, construida en 1528 y modificada posteriormente en
el siglo XVII, su fachada de estilo barroco presume una decoración con grecas y
motivos de vegetales en argamasa. En el interior se puede descubrir el altar de
los reyes, los retablos de estilo barroco salomónico y hermosas pinturas con
temas religiosos.
En
la parte de atrás se ubica el Templo de San Nicolás, uno de los primeros de la
ciudad, que en sus orígenes era usado solamente por indígenas.
También
debes visitar el Templo y Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán. Es uno de los
edificios más bellos de la ciudad, con una fachada de estilo barroco salomónico
que despliegan motivos ornamentales realizados por los indígenas, en argamasa
sobre piedra. Su interior resguarda ocho retablos barrocos realizados entre los
siglos XVI y XVIII.
Entra
al ex convento, sede del Centro Cultural de los Altos de Chiapas que además de
ofrecer textiles con diseños indígenas, también narra la historia de la ciudad.
No dejes de vivistar el Museo Na Bolom, la “Casa del jaguar”, y el mercado
tradicional, reflejo fiel de los mercados prehispánicos.
Caminar
por los alrededores es un deleite; encuentras tiendas de artesanías, galerías
de artistas chiapanecos y extranjeros, cafés bohemios y pequeños restaurantes
que ofrecen la gastronomía de la región. Es recomendable internarse en sus
barrios para conocer parte de la identidad de su gente y sus aromas, como el
barrio de mexicanos, que acoge una añosa tradición maderera, o el de Guadalupe,
conocido por la elaboración de juguetes tradicionales.
Desde
San Cristóbal también se puede emprender un recorrido a las comunidades
indígenas de San Juan Chamula y Zinacantán, que aún conservan sus tradiciones muy
arraigadas. Hasta ellos se puede llegar en bicicleta o a caballo, rentando los
servicios de los touroperadores o guías locales. San Juan Chamula tiene una
sólida tradición textil; sus mujeres elaboran, sobre todo, tejidos de lana.
Quienes
han estado en este Pueblo Mágico reconocen que es una de las ciudades más
románticas y hermosas de México, cuya riqueza radica en su diversidad étnica y
tradición colonial, con tesoros arquitectónicos de los siglos XVI, XVII y
XVIII.