El presidente boliviano Evo Morales participó este sábado en una
jornada de masticado de la hoja de coca en Cochabamba (centro)
destacando que la defensa de la milenaria planta representa un acto de
soberanía continental.
“Detrás de la hoja de coca está la soberanía de los pueblos de
América Latina. Defender la hoja coca es defender la dignidad del pueblo
boliviano”, apuntó el mandatario.
El jefe de Estado argumentó que “so pretexto de la lucha contra el
narcotráfico, el imperio quiere el control político de los países” y que
“en aquellos países que no tienen coca el (pretexto) es el terrorismo
para instalar bases militares, buscando el control geopolítico”.
Desde el año 2012, cada 12 de marzo se celebra en Bolivia el “Día del
Acullico” (mascado), reivindicando una costumbre ancestral andina que
actualmente es reconocida por Naciones Unidas.
Más allá de la costumbre cultural las autoridades bolivianas
explicaron que la defensa de la milenaria hoja apunta a despenalizar su
exportación para fines medicinales.
“Hemos trabajado a nivel internacional para que se pueda
comercializar la hoja de coca y sus derivados”, comentó a la prensa el
canciller boliviano, David Choquehuanca.
En esa línea, el propio Morales anunció la industrialización de la hoja de coca para aprovechar sus componentes medicinales.
“Industrializando podemos enfrentar a los grandes monopolios de medicamentos”, subrayó el mandatario.
Según las Naciones Unidas, Bolivia cuenta con 20.400 hectáreas de
coca que se cultivan en las zonas de Los Yungas (norte) y el Chapare
(centro).
Una ley establece que los cultivos legales no pueden superar las
12.000 hectáreas para mascado, infusión y rituales religiosos andinos.
La ONU señala que Bolivia es, detrás de Colombia y Perú, el tercer
mayor productor mundial de hoja de coca, insumo clave para la
elaboración de clorhidrato de cocaína.