Tras un breve destello de esperanza, los socialistas españoles parecen abocados al fracaso en su intento de formar un nuevo gobierno la próxima semana, lanzando al país por un camino largo y tortuoso que puede desembocar en nuevas elecciones.
Casi 10 semanas después de las legislativas, España, que sale apenas de una larga crisis económica y enfrenta un desafío independentista en la rica región de Cataluña, sigue sin ejecutivo.
Después que el conservador Mariano Rajoy, cuyo partido llegó en cabeza -123 diputados- pero sin mayoría absoluta, rechazase intentar formar gobierno por falta de apoyos, el rey Felipe VI se lo encargó al secretario general del PSOE Pedro Sánchez, que lleva semanas buscando alianzas para ser investido.
Pero la investidura en la cámara baja del parlamento (350 escaños) comienza el martes y, por ahora, además de los 90 diputados socialistas, Sánchez solo suma 40 del partido de centroderecha Ciudadanos y uno de la regionalista Coalición Canaria.
“El resultado más probable es que el partido socialista sea derrotado”, sentencia el politólogo Pablo Simón, de la universidad Carlos III de Madrid.
Lo que sigue
De lo contrario, a principios de mayo se disolverán las cortes y se convocarán nuevas elecciones para finales de junio, en “el peor momento político desde hace tres décadas” en España según el diario de centroderecha El Mundo.
“Pasamos meses escuchando por todas partes que lo bueno que tenían estas elecciones es que por fin iba a acabar el bipartidismo, el turnismo, que era el momento del diálogo”, recuerda Manuel Cruz, profesor de filosofía de la Universidad de Barcelona.
“Y resulta que cuando se brinda esta oportunidad, las fuerzas políticas (…) no son capaces” de cerrar un pacto que permita gobernar, agrega. “Sería un fracaso de todas las clases políticas, incluidas las fuerzas políticas emergentes”, Ciudadanos y el partido de izquierda radical Podemos, agrega en una entrevista a El Confidencial.
La patronal y los sindicatos rechazan la idea de convocar nuevas elecciones. Siete asociaciones de empresarios advirtieron este martes que supondría “un fracaso incomprensible” de la política española.
Sin embargo, es el pronóstico de Rajoy, como él mismo afirmó a su homólogo británico David Cameron durante una reciente cumbre en Bruselas. Su formación, el Partido Popular (PP), pide sin éxito una “gran coalición” con Ciudadanos y PSOE, que éstos rechazan denunciando sus políticas de austeridad y su abrumador balance de escándalos de corrupción.
Podemos, la clave
Es un “pacto de impostura”, lo descalificó el portavoz del PP Rafael Hernando, dado que la suma de diputados es muy insuficiente para investir a Sánchez.
Por su parte Podemos, que con 65 diputados proponía gobernar en coalición con los socialistas, denunció que éstos habían aceptado la ideología liberal de Ciudadanos, especialmente en materia laboral, y suspendió la negociación. Afirmaron que votarán ‘no’ a la investidura de Sánchez al igual que el PP.
Sin embargo, en opinión de Simón, este “es un juego muy complejo (…) que no se va despejar hasta el último minuto”.
Si en los próximos dos meses, Sánchez logra ampliar su coalición a otras pequeñas fuerzas de izquierdas o regionales, Podemos se vería obligado a abstenerse en una próxima votación para no aparecer como el partido que impidió la formación de un gobierno y provocó nuevas elecciones.
“Podemos puede estar maquinando que a lo mejor es más interesante abstenerse para poder quedarse en la oposición, y hacerle la vida más difícil a Pedro Sánchez desde el parlamento”, afirma.
En cuanto a Rajoy, según el diario conservador ABC, su idea es “que un PSOE todavía más debilitado, y probablemente sin Pedro Sánchez, no tenga más remedio que asumir la gran coalición” que defiende el PP.
Con información de Marianne Barriaux / AFP.