El experto explicó que el acusado, miembro de una de las familias más acaudaladas del estado de Texas, era víctima de la irresponsabilidad de sus padres y por tanto no era cien por ciento “capaz de medir ni entender las consecuencias de sus actos”. Como ejemplos de la “enfermedad de los niños ricos”, Miller citó que a sus 13 años a Couch le fue obsequiada una camioneta, aún cuando ya había tenido encuentros con la ley cuando el menor fue hallado por la Policía dentro de un vehículo con una mujer semidesnuda e inconsciente. Tras el caso, el menor no fue víctima de cargos legales ni mucho menos reprimendas por parte de sus padres.
Aunque la afluenza no está reconocido por la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos, ni algún otro colectivo oficial, muchos psicólogos no niegan su existencia y hablan de que representa un trastorno de índole social.
El término viene de la fusión de las palabras en inglés influenza y affluence (gripe y riqueza), y aunque se tiene registro de la palabra desde 1954, no fue hasta la década de 1990 cuando se popularizó como un trastorno de la era consumista: los niños privilegiados, de padres irresponsables, consumen de manera enfermiza y sin satisfacción, por lo tanto, muchos de ellos acuden al uso de alcohol, drogas y sexo.
Al no medir las consecuencias de sus actos, los jóvenes con afluenza muchas veces se encuentran el problemas con la ley por abuso y posesión de sustancias, robo, conducir de manera imprudente, acoso sexual y en el caso de Ethan Couch, hasta homicidio.
Aunque muchos defendieron a Couch al argumentar que los adolescentes sin “perspectiva” merecen una segunda oportunidad, la mayoría tildó el caso de un ejemplo de como los riqueza es usada como justificación para todo tipo de actos.
Estereotipado en México por las figuras de mirreyes y juniors –en muchos casos hijos de narcotraficantes, empresarios y políticos– la afluenza, aseguran expertos, es mucho más prevalente en países con graves índices de desigualdad económica. “Cuanto más desigual es una sociedad, más grande es la infelicidad de sus ciudadanos”. En consecuencia, los jóvenes privilegiados son más propensos a recurrir a buscar satisfacción por medio del consumismo desmedido, sin límites de sus padres, indicó en 2007 el psicólogo James Oliver en su libro Affluenza: How to Be Successful and Stay Sane (Afluenza: sómo ser exitoso y mantenerse sano).
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Con información de la BBC