Hasta antes de ella, el mundo del golf en México en la esfera profesional tenía sólo al tijuanense Víctor Regalado, quien había ganado dos torneos de la PGA —máxima categoría del golf a escala mundial— y a Esteban Toledo con dos segundos lugares en el Tour. Entonces apareció, en 2003, Lorena Ochoa, una jovencita de sólo veintidós años que se convirtió en novata del año en la LPGA (Ladies Professional Golf Association) y que cambió por completo la forma en que se veía al golf mexicano, pues cuatro años después se convertiría en la jugadora número uno del mundo y dejaría un legado difícil de superar.
Ochoa recorrió los principales y más bellos campos de golf del planeta. Ganó 27 torneos de la LPGA, fue jugadora del año cuatro veces (de 2006 a 2009) y acumuló 157 semanas como la número 1 del ranking mundial. Sin embargo, en la cúspide de su carrera, en 2010, a los 29 años, Lorena decidió poner fin a su carrera para emprender una vida familiar.
FOTO: LUZ MONTERO
“Claro que extraño los momentos divertidos y los triunfos, pero en general es una vida muy pesada, muy complicada, y no me arrepiento de mi decisión, no me veo para nada de regreso al golf de manera profesional, y estoy muy feliz con mis nuevas actividades que son dar conferencias, clínicas, tengo el proyecto de un libro, también diseñar campos de golf y, por encima de todo, mi familia”, dice la ganadora de dos Majors.
La exjugadora tapatía está casada con Andrés Conesa, tiene dos hijos y está a la espera de su tercer heredero. Dice sentirse plena.
“Tenemos que ser pacientes. Todos queremos que los resultados lleguen de la noche a la mañana y eso es imposible. Todas los jugadores (golfistas) de nuestro país lo están haciendo muy bien, pero queremos resultados inmediatos y eso nunca va a suceder. Tenemos que ser pacientes, todos; a veces tarda más de una década, pero tenemos que apoyar y aguardar a que, poco a poco, maduren”, advierte.
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—¿Tu último gran torneo?
—Más que el último que gané, mi último gran torneo fue en Morelia (Tres Marías), ya que aunque lo gané en 2009, en mayo del siguiente año fue el último torneo en mi carrera, con él me despedía. Fue muy especial estar en mi país, con mi público por última vez, y que lo pude compartir con miles de mexicanos que me estuvieron viendo.
—¿Tu último gran putt (golpe o tiro)?
—Yo creo que fue en mi torneo de 2009, en el green del hoyo 18, ante mi gente, en mi casa, sabiendo que era mi último putt ante mis paisanos; fue un muy lindo recuerdo.
—¿La última golfista a la que has admirado?
—Aunque no lo creas, a ninguna. Ni de chiquita tuve a alguna jugadora que me llamara demasiado la atención, ni jugando ni ahora retirada, porque muchas son mis amigas y las veo muy bien a todas.
—¿Tu último gran proyecto?
—No me gusta que se le llame último porque espero y le pido a Dios que no lo sea; tengo muchos proyectos a corto y largo plazo, sobre todo en los diseños de campos de golf que me encantaría ya empezar de una manera fuerte aquí en México. Me interesa muchísimo lo de mi fundación, asegurarme de que los niños de la Barranca sigan adelante y no les falte nada.
—¿Tu última gran amiga en el golf?
—Juli Inkster, una gran amiga con la que coincidí en el Tour cuando competía y a la que quiero mucho.
FOTO: LUZ MONTERO