Hace diez años, el 9 de diciembre de 2005, los noticiarios matutinos de Televisa y TV Azteca trasmitieron en vivo una noticia que posteriormente desataría una de las tormentas políticas, jurídicas y diplomáticas más escabrosas de las que se tenga memoria: el rescate de tres personas secuestradas y la detención de Israel Vallarta y Florence Cassez, una pareja sentimental que comandaba la banda de secuestradores Los Zodiaco.
Una década después el resultado es que la historia de estos “temibles delincuentes” dio un giro que en su momento nadie imaginó: Florence Cassez regresó a su país natal, Francia, luego de ser liberada tras un proceso judicial mal encausado, e Israel Vallarta continúa preso y sin recibir sentencia.
La periodista belga Emmanuelle Steels siguió el caso desde que lo conoció por vez primera, a su mudanza a México, en 2008. Pocos meses después, en mayo de 2009, se entrevistó con Jorge Vallarta y Gloria Cisneros, padres de Israel Vallarta, presunto líder de los secuestradores, y comenzó una larga investigación en donde encaró personajes, se involucró en las historias detrás de las historias, acudió a lugares remotos, revisó cientos de declaraciones y hurgó en las 10 000 fojas que conforman los 31 tomos del expediente del caso.
El resultado de esa investigación se halla en el libro El teatro del engaño, publicado recientemente bajo el sello de la casa editorial Grijalbo, de donde se desprende que la temible banda de secuestradores Los Zodiaco sencillamente nunca existió.
“En la prensa se desplegaba una mezcla de propaganda oficial, investigación superficial y odio visceral”, dice Emmanuelle Steels en entrevista con Newsweek en Español. “El expediente era el único lugar donde podría aprender algo nuevo sobre este caso. Quería tocar algo tangible, acceder a las declaraciones oficiales de los testigos. Quería tener contacto con algún tipo de materia prima, y no con los rumores, las fábulas de la policía y las declaraciones sobre las declaraciones. Y en esas más de 10 000 fojas se encontraba una versión totalmente distinta de lo que había escuchado sobre el caso. La leyenda mediática sobre la banda de Los Zodiaco se había construido fuera de la realidad del expediente, tenía vida propia. Mis entrevistas posteriores con muchos de los actores del caso, a lo largo de cinco años, reforzaron las sospechas de que el montaje era, en realidad, doble: la escenificación televisada de la detención de los supuestos líderes de la banda, Israel y Florence, es solamente una ínfima parte de la gran pantomima”.
La reportera bruselense añade que en el expediente, que analizaron ella misma y dos periodistas más, halló un relato que corría paralelamente a la narración mediática y que poco tenía que ver con lo que se había dicho en la prensa.
“Pero las pruebas de su culpabilidad no las encontramos. También nos dimos cuenta de que las acusaciones eran más fuertes contra Israel Vallarta. Luego yo empecé a trabajar y estudiar más el caso de él, sobre todo después de la liberación de Florence Cassez, y dije: bueno, ella pasó por todas las instancias, llegó a la Suprema Corte, y él finalmente es víctima del mismo montaje, pero ahí sigue, sin sentencia, sin saber qué pruebas hay en su contra”.
Además, revela que el estudio del mismo expediente la llevó a obtener una conclusión sobre la existencia misma de Los Zodiaco: “Al profundizar más en el expediente de Vallarta, y en las otras acusaciones que también tiene, porque él está acusado de más secuestros que ella, veo que todo se relaciona con el mismo montaje, y finalmente la hipótesis a la que llego es que esta banda ha sido fabricada en su totalidad. Esta banda realmente no existe, ha sido elaborada, fabricada, nutrida, con el paso de los años, con nuevas detenciones de los miembros de la familia, con fines políticos puramente”.
LA NECESIDAD DE LA AFI
—¿Cuál es el origen de este teatro, por qué la necesidad de un montaje? –se le pregunta a Emmanuelle Steels.
—Depende de cómo se mire, pero la necesidad para la AFI (Agencia Federal de Investigación) en concreto se sitúa en el contexto de ese momento, en cómo en esa época estaba bastante desacreditada y en búsqueda de una nueva legitimidad. Había habido varios escándalos, pero el principal era el del secuestro, era un tema muy sensible, la sociedad reclamaba resultados que la AFI no estaba dando. Tres meses antes, el 21 de septiembre [de 2005], la AFI había orquestado una especie de teatro, montaje, en torno a la liberación del entrenador de fútbol Rubén Omar Romano, recrearon su liberación en vivo para la televisión, que también fue un poco cómico, y eso para disimular la falta de resultados, no sólo de la lucha contra el secuestro, sino contra el crimen organizado. Y finalmente lo más perverso del montaje [del caso Cassez] es que se utilizó la sensibilidad de la sociedad mexicana para engañarla, hacerle creer que se actuaba contra una banda de secuestradores cuando ni siquiera existían esos secuestros, y aun no sabemos ni de dónde provienen esas víctimas.
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—¿Entonces quiénes son en realidad Israel Vallarta y Florence Cassez, son inocentes o culpables?
—No me corresponde decir si son inocentes o culpables, eso lo tiene que decir la justicia mexicana, yo ni siquiera estoy en mi país. Si Vallarta es culpable, yo me pregunto por qué no lo han condenado, por qué no lo han sentenciado, eso es importante. A Cassez le violaron sus derechos, ella fue sentenciada, finalmente la Suprema Corte la liberó por una serie de violaciones, y la tesis que se impuso en la sociedad es que fue liberada por estas violaciones, pero no dejaba de ser culpable de secuestro. Si ese es el caso de Vallarta también, por qué no lo sentencian, por qué no están consiguiendo las pruebas suficientes, ya llevan diez años. ¿Pensar que son culpables basándonos en qué, en el montaje? Los medios deben preguntarse: si hacen un montaje, ¿por qué lo hacen?, ¿qué disimula?, ¿qué trata de esconderse? No podemos creer que eso fue un secuestro con base en un montaje, tenemos que buscar otras pruebas. Lo que cualquiera puede pedir es justicia, debido proceso y juicio justo. Y no es lo que han recibido.
—“Teatro” y “engaño”, las palabras del título de tu libro, suenan a sinónimo, a doble teatro…
—El mensaje, si es que hay un mensaje, es decir: el montaje sigue. No pensemos que lo hemos destapado por saber que lo que se presentó en televisión el 9 de diciembre de 2005 fue un montaje mediático, sino que el sentido del título es que hay un doble engaño, que una vez confesado este montaje mediático las autoridades como que se lavan las manos. Es un doble engaño porque, al confesar este montaje mediático, las autoridades esperan tapar otro montaje, es como la producción de un montaje para disimular otro montaje, y cuál es el otro montaje, es el megamontaje, la creación de esta banda para necesidades políticas… Luis Cárdenas Palomino, exdirector general de Investigación Especial de la AFI, yo considero que es el cerebro de este montaje, porque luego fue validado por Genaro García Luna, extitular de la AFI.
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