Publicado el jueves en BMJ , el estudio sugiere que los pacientes con demencia y enfermedad de Alzheimer que beben con mucha moderación tienen menos probabilidad de morir en una etapa temprana de la enfermedad. En general, los investigadores establecieron que, en las etapas iniciales de demencia, el riesgo de muerte disminuía 77 por ciento para quienes consumían dos a tres unidades de alcohol, respecto de quienes ingerían una o menos unidades al día. Dos a tres unidades de alcohol equivalen a una pinta (470 mililitros) de cerveza, una copa de vino o ungin & tonic doble. Además, los investigadores hallaron que ingerir más de tres unidades tenía el mismo efecto en la mortalidad que no beber alcohol, pero que si se limitaba la ingestión a dos o tres unidades había una diferencia.
El estudio se llevó a cabo con una población de 320 voluntarios que tenían una calificación de 20 o menos en una prueba cognitiva estándar de 30 preguntas conocida como el mini examen del estado mental. Todos eran parte del Estudio Danés de Intervención del Alzheimer. Alrededor de 71 por ciento bebía una o menos unidades de alcohol diarias, y 17 por ciento ingería dos a tres unidades.
Aunque se desconoce la causa, los investigadores aventuran algunas teorías. Por ejemplo, diversos estudios han encontrado que las personas sanas que ingieren cantidades moderadas de alcohol obtienen beneficios de protección, y este fenómeno también podría ocurrir en personas con Alzheimer. Otra teoría es que, como beber suele ser una actividad social, las personas con enfermedad de Alzheimer que beben un poco de alcohol obtienen, igualmente, los beneficios de la interacción humana, la cual reduce sus sentimientos de soledad y depresión, ambos vinculados con la muerte temprana en individuos de edad avanzada.
Los investigadores opinan que también podrían intervenir algunos efectos fisiológicos. El consumo moderado reduce el riesgo de enfermedad cardiaca, principal causa de mortalidad. Otros estudios han hallado que las cantidades reducidas de alcohol ayudan a limitar la inflamación del cuerpo debido a la reducción de interleucina 6, un tipo de proteína que produce el organismo y ayuda a regular el sistema inmunológico. Así mismo, se ha observado que el alcohol aumenta la sensibilidad a la insulina, hormona que permite que el individuo procese los carbohidratos con mayor eficacia.
A la fecha, la mayoría de los expertos en envejecimiento recomienda que los pacientes con diagnóstico de Alzheimer limiten la ingestión de alcohol, ya que algunos estudios han demostrado que puede agravar los síntomas neurocognitivos. Además, el alcohol se ha vinculado con problemas de memoria. Un estudio, publicado enNeurology y llevado a cabo con 7,000 personas, halló que más de dos y media bebidas alcohólicas al día pueden acelerar la pérdida de memoria hasta en seis años.
Los autores del nuevo estudio señalan que se requieren de investigaciones adicionales para esclarecer el impacto del consumo moderado de alcohol en la salud de un enfermo de Alzheimer, sobre todo porque su investigación tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, tal vez los no bebedores estuvieran padeciendo ya una enfermedad terminal y se abstuvieran de ingerir alcohol debido a esa condición mortal. Por otra parte, los datos usados en el estadio no estaban fundamentados en investigaciones diseñadas, específicamente, para entender la conexión alcohol-enfermedad de Alzheimer, sino que fueron obtenidos de un estudio de intervención general para pacientes de Alzheimer. Y por último, la muestra poblacional es relativamente pequeña.
“Este estudio no puede ser el único fundamento para promover o desalentar el consumo moderado de alcohol en pacientes con [enfermedad de Alzheimer]”, escribieron. “Son necesarios estudios ulteriores en esta área. Nuevos estudios sobre el efecto del alcohol en la decadencia cognitiva y el desarrollo de la enfermedad en pacientes con [Alzheimer] leve, serían especialmente interesantes”.