Si resulta elegido como presidente, Donald
Trump afirma que crearía una “fuerza de deportación” para cumplir su
promesa de expulsar de Estados Unidos a más de 11 millones de personas, simplemente
porque carecen del permiso gubernamental para permanecer en ese país.
“No tenemos otra opción si queremos
dirigir adecuadamente a nuestro país y si pretendemos ser un país, dijo durante
el debate republicano de Milwaukee.
Se equivoca en ambos aspectos.
Por supuesto, tenemos opciones. Podemos
decidir no deportar a los 11 millones de personas, cuya gran mayoría nunca ha
hecho daño a nadie. Al contrario: han producido y comprado bienes y servicios,
por no mencionar que han enriquecido a sus comunidades.
Y la última vez que miré, la presencia de
esas tranquilas personas no ha evitado que Estados Unidos sea un país. (Si no ser un país significa que no hay un
gobierno que bombardee y deporte a las personas, entonces me merezco un insulto.)
De nueva cuenta, las palabras de Trump no
tienen relación con la realidad. Ya deberíamos estar acostumbrados. Es el mentiroso
en jefe.
Afortunadamente, la mayoría, si no es que
todos sus rivales, piensan que la deportación masiva es una idea insensata, y
no es que tengan grandes ideas con respecto a la inmigración. Todos ellos están
a favor de “asegurar la frontera” y no puedo recordar que ninguno de ellos haya
condenado las sanciones gubernamentales a las empresas privadas que contraten a
personas que no tengan papeles del gobierno (E-Verify).
Antes de seguir con la terrible propuesta
de Trump, debemos reconocer que Ted Cruz también se distinguió en esta área durante
el debate cuando dijo lo siguiente, recibiendo un caluroso aplauso:
Comprendo que cuando los medios de
comunicación convencionales presentan informes acerca de la inmigración, no
suelen considerarla como un asunto económico. Pero puedo decirles que, para
millones de estadounidenses que están en casa mirando esto, es un tema económico
muy personal.
Y diré que la política de ello sería
sumamente diferente si un grupo de abogados o banqueros estuvieran cruzando el
Rio Grande. O si un grupo de gente con estudios de periodismo viniera e hiciera
bajar los sueldos de la prensa.
Entonces veríamos historias sobre la
calamidad económica que ocurre en nuestra nación.
Si, como me han dicho, Cruz en sus años mozos
asistió a seminarios sobre economía de libre mercado, podemos atribuir su alarmismo
chauvinista a la demagogia absoluta (o quizás a la mala memoria) y no al analfabetismo
económico.
¿Dónde está esta calamidad económica derivada
de la inmigración? Si piensas que los inmigrantes hacen, de manera general y
sustancial, que los salarios bajen, lee a Bryan Caplan,Ben Powell y a Dave Bier. Alerta aguafiestas:
el principal economista que se opone al empleo de la mano de obra migrante
afirma que el peor daño es una
reducción de salarios de 4.8 % a largo plazo para los desertores de la escuela
secundaria; entre los ganadores se encuentran los graduados de la escuela
secundaria y quienes cuentan con alguna educación universitaria.
Como dice un economista amigo mío, si un
mexicano inexperto que no sabe hablar inglés pone en riesgo tu trabajo, tienes
un problema más grande que la inmigración.
Pero volvamos a Trump y a la deportación
masiva. Lo primero que debemos señalar es que costaría muchísimo dinero.Ben Gitis yLaura Collins del foro American Action escribieron:
Dependiendo de la forma en que el gobierno
realice sus aprehensiones, necesitaría gastar entre 100 y 300 mil millones de
dólares para arrestar y retirar a todos los inmigrantes indocumentados que
residen en el país, un proceso que, según nuestros cálculos, tomaría 20 años.
Además, para evitar que entren al país nuevos
inmigrantes indocumentados, el gobierno tendría, como mínimo, que mantener los
niveles actuales de ejecución de las leyes de inmigración. Esto daría como
resultado un aumento de 315 mil millones de dólares en costos de ejecución
continua de la ley durante ese período.
No es poca cosa.
Sin embargo, lo más importante es que
Trump necesitaría un estado policiaco fortalecido para impulsar la deportación
de 11 millones de personas, muchas de los cuales han estado en el país, y se integrado
en sus comunidades, durante años. No andan por ahí con parches en la ropa que
digan, “INDOCUMENTADO.” (Debo tener cuidado de no darle ideas a
Trump.)
Como escribe Rich Cromwell en The Federalist, un sitio web conservador,
“El gran salvador conservador que quiere ‘Hacer que EE UU vuelva a ser
grande’ planea hacerlo principalmente mediante la creación de nuevas y vastas
secciones de burocracia e hinchando al estado policiaco.”
¿Qué hará Trump cuando las personas
sujetas a la deportación se refugien en ciudades santuario e iglesias? ¿Los
equipos SWAT de la policía o la Fuerza Delta irrumpirán en estos lugares? Eso
será una encantadora publicidad internacional para EE UU.
Y piensa en la violencia cometida contra
las familias. Los niños nacidos en Estados Unidos son ciudadanos de acuerdo con
el principio de la ciudadanía por derecho de nacimiento, mencionado en la
14a.enmienda, independientemente de lo que diga Trump. (La excepción la
constituyen los hijos de diplomáticos extranjeros.)
Trump amenaza con deportar también a esos
niños, pero esto no va a ocurrir. Su violencia propuesta contra las familias y
comunidades es una receta para generar conflictos sociales activados por la
intolerancia. ¿Acaso no podemos ver ya a vigilantes locales ofreciéndose para
darles una mano a los federales? Esa es una buena forma de hacer que Estados
Unidos vuelva a ser grande.
Teniendo en cuenta que Trump promete
deportar a los 11 millones de personas en menos de dos años y que las
burocracias son notablemente ineptas, Michael Strain del American Enterprise
Institute prevé la torpe detención e incluso la deportación de muchos
ciudadanos estadounidenses:
¿Acaso [Trump] comprende la manera en que su
estado policiaco afectaría al país? Además de las formas más obvias de las que
ya se ha hablado ampliamente (disolución de familias; una enorme perturbación
para los negocios, escuelas, iglesias, comunidades; la posibilidad de hacer que
los vecinos se enfrenten entre sí), es casi seguro que el poderoso Departamento
de Seguridad Nacional de Trump acabe capturando y deteniendo por error a
ciudadanos estadounidenses. Y es probable que también deporte a algunos de
ellos…
Es difícil imaginar un ritmo que permita
la realización de cuidadosas audiencias de deportación que reducirían
significativamente el índice en el que los ciudadanos estadounidenses son
deportados erróneamente, o que permita que se tenga cuidado de no detener por
error a ciudadanos estadounidenses.
Es mucho más fácil imaginar un ritmo que
requiera métodos significativamente más problemáticos y burdos (pronosticar un
estado policiaco es perfectamente razonable) que sean mucho más propensos a
cometer errores.
Este programa también elimina la
credibilidad de la promesa de Trump de que su fuerza de deportación cumpliría
con su misión en forma humanitaria.
Utilizando datos sobre el índice de error
actual, el cual seguramente aumentaría si Trump ampliara las deportaciones
siguiendo un programa tan ajustado, Strain señala que un índice de error de 1 %
significaría que más de 100,000 estadounidenses quedarían atrapados en el
operativo policial de Trump. “Esto supera en número al internamiento de
ciudadanos estadounidenses de ascendencia japonesa durante la Segunda Guerra
Mundial”, escribe Strain. Incluso un índice de error de 0.1 significaría
que miles de ciudadanos serían capturados por error.
Como hemos señalado, Trump promete que la
captura de inmigrantes será humanitaria. En el debate, alabó la deportación
masiva (aproximadamente un millón de mexicanos, pero probablemente menos) durante
el gobierno de Eisenhower (la vergonzosa Operación Espaldas Mojadas), como un modelo
de deportación humanitaria.
¿De verdad?Si deseas saber qué tan humanitaria fue la
Operación Espaldas Mojadas, consulta el artículo de Yanan Wang. Cientos de
miles de mexicanos fueron “arrojados” al desierto de Mexicali,
México, donde las temperaturas alcanzan los 51 grados centígrados.
“Después de una de esas redadas y transferencias
en julio”, escribe Wang, “88 personas murieron de insolación… Entre los
más de 25 por ciento que fueron transportados en bote desde Port Isabel, Texas,
a la costa del Golfo de México, muchos de ellos compartieron atiborrados
camarotes en navíos que recordaban ‘un barco de esclavos del siglo XVIII’ y a
una ‘nave infernal’ (Los términos anteriores aparecen en el libro Impossible Subjects: Illegal Aliens and the
Making of Modern America (Temas imposibles: Extranjeros ilegales y la
concepción del moderno Estados Unidos).)
Estos procedimientos de deportación,
detallados por la historiadora Mae
M. Ngai, no eran raros. Formaban la base esencial de la Operación
Espaldas Mojadas, un esfuerzo concertado de ejecución de la ley de inmigración,
implementado por el presidente Dwight D. Eisenhower en 1954, y que constituye el
modelo de deportación que Donald Trump piensa seguir.
En última instancia, el argumento a favor
del libre tránsito no se relaciona con la economía estadounidense, sino con si
las personas nacidas fuera de Estados Unidos serán tratadas como seres humanos
o, como propone Trump, como animales.
¿Pero acaso estos inmigrantes no
infringieron la ley? Como lo comprendieron los filósofos de la ley natural, una
ley injusta no es una ley.
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek
Sheldon Richman mantene el blogFree Association y es miembro de alto rango y
presidente del fideicomiso delCenter for a Stateless Society.