“Usted está en la zona cero de un contagio fascista
desenfrenado de cristiandad fundamentalista, supremacía, excepcionalismo,
triunfalismo y extremismo”. Michael L. “Mikey” Weinstein, ex abogado de la Casa
Blanca de Reagan, no para de hablar en una mesa en el Broadmoor, el famoso
centro turístico de Colorado Springs donde, como todo mundo sabe, George W.
Bush juró dejar de beber la mañana siguiente a su 40º cumpleaños. En el
pórtico, alces disecados han visto con ojos vidriosos llegar a incontables
contratistas militares y mandamases del Pentágono para reunirse con comandantes
en Cheyenne Mountain, el búnker lleno de pinos para el comando de armas
nucleares de EE UU que se alza sobre el hotel.
Weinstein, un graduado pugnaz de la Academia de la Fuerza
Aérea, nieto e hijo de militares, con una camiseta polo roja cual carro de
bomberos y una calva reluciente, prefiere reunirse en este Xanadú nuclear de
cinco estrellas porque tiene “buena seguridad”, algo que ha necesitado desde
que fundó la Fundación Militar de Libertad Religiosa en 2005, representando a
más de 42,000 militares en servicio activo que objetan a los evangelizadores
cristianos en uniforme. Weinstein, quien soportó escarnios antisemitas cuando
era cadete, ha tenido que limpiar heces y cabezas de animales de su césped y recibe
amenazas de muerte por presentar quejas sobre los proselitistas, como el
profesor de la Academia de la Fuerza Aérea que garabateó un corazón rojo en su
pizarrón en el más reciente Día de San Valentín que decía: “Jesús quiere que
seas su valentín”, y el profesor de ingeniería en la misma institución quien
dijo a los estudiantes que la única ecuación que en verdad necesitaban saber
era “1 (cruz) + 3 (clavos) = 4 (regalo)”.
Colorado, el corazón geográfico de Estados Unidos, la base
hogar de las fuerzas aéreas estadounidenses, también es el Mini-Me cual espejo
de la risa de la nación, un estado esquizofrénico de contradicciones políticas.
Los ateos combaten a las organizaciones evangélicas cristianas en Colorado
Springs, mientras que los antiabortistas tratan de lograr que los votantes
redefinan a los embriones como personas. Dos de las peores masacres con armas
de fuego en la nación sucedieron aquí, y aun así las armas de asalto y la
portación oculta son legales en todos lados excepto en Denver. Pero Colorado,
como lo dice un consultor político, no es Alabama. Es el hogar de algunas de
las instituciones, ideas e individuos más progresistas de la nación. Fue el
primer estado que legalizó el aborto; sus restricciones a las armas de fuego
después de Aurora han soportado los ataques continuos del cabildeo por las
armas; los principales científicos del clima de la nación tienen su base aquí,
y sus ciudadanos han comprado, cultivado, vendido, comido y fumado hierba
legalmente desde enero de 2014.
Con Dios, armas y ganja entrelazados en la cultura del
estado, Colorado es el más indeciso de los estados indecisos. El Estado de las
Rocallosas votó por los republicanos en todas menos dos elecciones
presidenciales entre 1952 y 2004, pero luego optó por Barack Obama dos veces.
Una coalición progresista convirtió en demócrata a la legislatura estatal en
2004 por primera vez desde 1960, pero desde entonces los republicanos han
recapturado el Senado estatal. Los dos partidos se han intercambiado la oficina
del gobernador y dos escaños en el Senado federal con los márgenes más
estrechos. Y los coloradinos votan en cuestiones como legalizar la mota y
definir a los embriones como personas porque hay un límite relativamente bajo a
los asuntos que pueden llegar a las boletas.
El comodín aquí es que aun cuando grupos apasionados e
impulsados por temas políticos manipulan algunos bloques de votantes, el estado
se está llenando de milénicos no alineados. Colorado tiene grupos de
conservadores religiosos vociferantes, pero los ataques a los derechos
reproductivos hacen que las mujeres jóvenes y solteras voten por los
demócratas. La política de Colorado parece extrema, pero la gente en Denver
dice que la verdadera acción está en medio. Los políticos nacionales que pueden
navegar las contradicciones de Colorado probablemente también pueden entender a
EE UU. Tal vez por ello sea que Hillary Clinton programó aquí su primera etapa
de campaña fuera de las primeras elecciones primarias estatales.
¿CON DIOS DEL LADO DE QUIÉN?
La Academia de la Fuerza Aérea de EE UU está en las
inmediaciones de un triángulo piadoso. Le toma cinco minutos manejar de allí al
recinto de 87 acres de Enfocarse en la Familia, fundada por James Dobson,
conocida por decir que la masacre en la escuela Sandy Hook de Connecticut fue
la venganza de Dios por el aborto legal y el matrimonio gay en EE UU, y que las
mujeres golpeadas incitan a sus hombres a la violencia. Uno puede ver el enorme
domo azul de la Iglesia de la Nueva Vida, una megaiglesia con 14,000
parroquianos (y antiguo hogar del pastor Ted Haggard, expulsado del sacerdocio
a causa de un prostituto), desde la entrada a la Academia de la Fuerza Aérea, y
Nueva Vida envía autobuses los domingos para llevar a los cadetes a los
servicios. La Universidad Cristiana de Colorado, hogar de un importante grupo
de investigadores políticos cristianos conservadores, está poco más adelante en
la autopista.
Weinstein asistió a la Academia de la Fuerza Aérea en la
década de 1970, pero no empezó a combatir el activismo cristiano hasta que sus
dos hijos fueron allí y se quejaron de las “organizaciones para-eclesiásticas”,
como Cru (Cruzada del Campus por Cristo) y los Navegadores, que han corrido
libres por el campus y en algún momento llenaron las áreas comunes con
panfletos para proyecciones de la controvertida La pasión de Cristo de Mel
Gibson.
Es difícil saber qué se dio primero, si los proselitistas
de la Fuerza Aérea o la comunidad cristiana fundamentalista del área. Colorado
Springs empezó a invitar organizaciones evangélicas como Enfocarse en la
Familia en la década de 1980 por razones económicas. Dado que muchos residentes
son militares activos o retirados, y también son conservadores y religiosos,
era lo más obvio.
Aparte de colonizar Colorado Springs y la Academia de la
Fuerza Aérea de EE UU, los conservadores religiosos están impulsando
restricciones draconianas al aborto, como la “cualidad de persona”, en el
primer estado que legalizó el aborto, antes de la decisión Roe vs. Wade de
1973. El invierno pasado, el Senado republicano consideró seis proyectos de ley
antiabortistas, incluida una legislación de homicidio fetal con lenguaje
trillado y redactada por un grupo antiabortista nacional, Estadounidenses
Unidos por la Vida, y ultrasonidos transvaginales obligatorios. “En mis casi ocho
años aquí, esa es la legislación más antiabortista que haya visto en una
sesión”, dice la abogada Cathy Alderman, vicepresidenta de asuntos públicos de
Paternidad Planeada en las Rocallosas.
Los votantes de Colorado también han considerado tres
medidas electorales para definir que la vida comienza con la concepción y con
enmiendas a la cualidad de persona en su constitución estatal. Bob Enyart, o
“Pastor Bob”, tiene un programa de radio en las afueras de Denver y está en la
junta directiva de Derecho a la Vida Colorado (CRTL, por sus siglas en inglés).
Al trabajar con Personhood USA, otra organización nacional antiabortista
domiciliada en Colorado, el Pastor Bob y CRTL recabaron las firmas para
conseguir las enmiendas a la cualidad de persona en las boletas de Colorado.
Los votantes echaron por tierra la propuesta tres veces, pero en cada ocasión
obtuvo 1 o 2 por ciento más de apoyo, lo cual CRTL considera una señal de
éxito.
El pastor Bob aceptó sentarse en el vestíbulo del hotel
Brown Palace de Denver a discutir la estrategia en una era en que la mayoría de
coloradinos apoya el aborto legal. Él dice que su prueba definitoria se
mantiene, sin importar lo que digan las encuestas: “Cualquier político
dispuesto a matar a una sola persona está descalificado”. La influencia de CRTL
en el Senado de Colorado, controlado por los republicanos, es lo bastante
fuerte que dejó morir este año un programa de control de la natalidad en
adolescentes reconocido nacionalmente que redujo los embarazos y abortos
adolescentes en el estado en 40 por ciento. El balance final de ese programa,
dice él, fue que motivaba a las adolescentes a tener sexo. “Si no amas a Dios,
nuestro creador, celebras la irresponsabilidad. Odias a Dios”. Las píldoras de
control de la natalidad, según cree él, son malas para las mujeres. “Un atleta
universitario que tomara la misma cantidad de esteroides sería expulsado del
equipo”.
El Pastor Bob y CRTL organizan protestas diarias afuera de
clínicas de aborto, tratando de convencer a las pacientes de no someterse al
procedimiento. Él me dirigió a la oficina de Paternidad Planeada en Denver,
donde varios manifestantes esperaban en el estacionamiento con un póster de un
feto ensangrentado. Un hombre con una larga barba blanca trajo una escalera
para subirse a las ramas de un pino que dominaba el estacionamiento y, como un
gnomo, les susurraba a las mujeres que pasaban debajo: “No mates a tu bebé”.
A 30 millas al norte de Denver, el Dr. Warren Hern trabaja
detrás de un vidrio a prueba de balas. Hern, de 76 años, es uno de cuatro
médicos en Estados Unidos que practican abiertamente abortos en el tercer
período. Hern estudiaba salud pública cuando la Suprema Corte legó su decisión
Roe vs. Wade. Colorado ya había despenalizado el aborto en casos de violación,
incesto e incapacidad fetal en 1967, y Hern regresó a casa y empezó a
practicar. “Decidí que practicar abortos era lo más importante que podía hacer
en medicina”.
Cuarenta años después, Hern cree que podría enfrentar el
mismo destino que su amigo George Tiller, un médico de Kansas que practicaba
abortos en el tercer período y fue muerto a tiros por un fanático antiabortista
en 2009. Hern ha levantado un muro entre su oficina y la acera, así como vidrio
a prueba de balas alrededor de su recepcionista. Los teléfonos celulares deben
ser entregados al entrar. Boulder estuvo entre las primeras ciudades en la
nación que aprobaron lo que llaman “ley burbuja”, la cual exige que los
manifestantes contra el aborto se mantengan a 8 pies de las mujeres que entran
a las clínicas. Pero Hern dice que la ley es inefectiva. “La persona que está
siendo atacada tiene que pedir ayuda. Ella no va a pedir ayuda. Mis pacientes
tienen un problema catastrófico: quieren tener un bebé, y hay algo
terriblemente mal. Y son acosadas sin misericordia por estas personas. Ellos no
tienen piedad”.
Como Weinstein, Hern llama “fascistas” a la oposición
religiosa. “No puedes debatir con fascistas que quieren matarte”, dice él.
“Ellos se oponen a las premisas básicas de la sociedad occidental”. Hern no es
un fanático de la Segunda Enmienda, pero ha dormido con una escopeta cerca de
su cama desde la década de 1970.
APAGAR LAS LUCES A TIROS
De día, Aurora es indistinguible de otras ciudades
dormitorio que han surgido a lo largo de la Interestatal 25, con montañas
púrpuras al oeste, llanos frutales al este. La franja urbana y urbano-rural
constituye el área más densamente poblada de Colorado. Casi toda tienda es una
franquicia de una cadena nacional, y casi toda casa está plantada en una calle
curveada con un nombre que es alguna combinación de las palabras roca, arroyo,
pedregoso, cresta o pino. Pero de noche, la oscuridad silvestre se filtra a
través de los acres de cemento vertido que rodean al Town Center en Aurora, una
plaza comercial cuyo estacionamiento es tan vasto que ni siquiera las luces de
la marquesina en el multicinema Century 16 penetran todas sus sombras.
Ciertamente no brillaron sobre James Holmes cuando se deslizó hacia afuera por
una salida de emergencia la noche del 20 de julio de 2012, se armó, se puso
equipo militar táctico, luego se deslizó de vuelta al interior para rociar a
los cinéfilos con cientos de balas, matando a 12 personas e hiriendo a otras 70
antes de regresar a la oscuridad a esperar a los policías.
Los cines Century 16 de Aurora siguen abiertos, y en una
reciente noche veraniega, casi exactamente tres años después de la masacre y
pocos días antes de que un jurado regresara con 165 verdecitos de culpable en
contra del ex estudiante de neurociencias, decenas de padres y niños esperaron
con paciencia para entrar a una proyección nocturna de Minions en 3-D. Las
armas de asalto, así como la portación oculta o franca, son legales en casi
todo Colorado excepto en Denver, y estos derechos de armas no han disminuido
desde la carnicería doble de Columbine en 1999 y Aurora en 2012. (La ley de
portación oculta de Colorado, ampliando los derechos de armas, fue aprobada en
2003, posiblemente en respuesta a Columbine.) Los defensores del control de
armas en el área, como Mamás Demandan Acciones, están en guerra no sólo con la
Asociación Nacional del Rifle sino con un cabildeo local, Propietarios de Armas
de las Rocallosas, que ha empezado a tener legisladores estatales elegidos y no
elegidos con una lista de correos electrónicos enorme, un conducto para spam
diario con advertencias alarmantes y ligas para donativos.
En 2013, la legislatura controlada por los demócratas
aprobó medidas para prohibir la instrucción sólo en línea para permisos de
armas ocultas, exigiendo que la gente pague sus revisiones de antecedentes,
limitando el tamaño de los cargadores de municiones a 15 balas y haciendo
obligatorias las revisiones de antecedentes en las ventas y transferencias
privadas de armas. Eso propició un furioso cabildeo a favor de las armas en respuesta
y dos elecciones de destitución, incluida la del presidente del Senado. En
2014, el senado regresó al control republicano, en parte gracias a las acciones
del cabildeo a favor de las armas.
Las leyes de control de armas posteriores a Aurora siguen
vigentes, pero la muerte por bala sigue siendo trágicamente frecuente, como el
tiro supuestamente perdido en el Bosque Nacional Pike que mató a un hombre en
julio mientras asaba malvaviscos con sus nietos. La procedencia de la bala, al
igual que si fue disparada deliberadamente, sigue sin conocerse, pero enfatizó
el problema de la seguridad de las armas en un estado armado por completo.
Masacres como las de Columbine y Aurora no mueven a Dudley
Brown, el principal cabildero a favor de las armas en Colorado y presidente de
Propietarios de Armas de las Rocallosas, a buscar un compromiso. Al contrario,
él llama a la ANR falta de carácter, mientras dice con desdén que él es “el Al
Sharpton del movimiento por las armas”. Brown, quien maneja un Pinzgauer, un
camión austriaco para transporte de tropas de la Guerra Fría que él llama su
“vehículo de entrega de dolor político”, controla el dinero suficiente para
marcar una diferencia en el Senado estatal y probablemente la elección primaria
republicana. Él aceptó reunirse con Newsweek a menos de 24 horas después de los
veredictos de culpable por Aurora en uno de sus lugares habituales, el Club de
Armas de Front Range, en un parque industrial en un suburbio de Loveland más o
menos a una hora del centro de Denver. El vestíbulo del campo interior era un
hervidero de empleados principalmente masculinos en camisetas polo azul rey,
pistolas enfundadas en sus cinturones, ayudando a los clientes, incluido un
joven en el mostrador de vidrio que quería mostrarle a su hija preadolescente
cómo sostener una pistola antes de llevarla a la galería de tiro por primera
vez. “¿Hará un sonido fuerte?”, preguntó ella mientras él ponía sus deditos
alrededor del arma.
Alto, pesado y rubio canoso, Brown daba zancadas en caquis
de faena con una pistola enfundada y, a propósito del cliente joven, compartió
fotos en su teléfono de su hijo e hija preadolescentes, ambos posando con armas
de asalto. Él me instruyó en la forma apropiada de disparar dos armas
pertenecientes a la esposa del dueño, una pistola checa de plástico púrpura y
un AR-15 semiautomático de plástico púrpura (similar a una de las armas de
Holmes). Las dos producían sonidos fuertes.
Según Brown, difícilmente hay un hombre, mujer o niño en
EE UU que no deba tener acceso a un arma y que no se le permita llevarla a casi
cualquier parte. A él no le preocupan las masacres al estilo de Aurora o la
gente mentalmente enferma que compra armas. Los delincuentes que han cumplido
sus sentencias también deberían tenerlas. “Lo que me mantiene despierto de
noche es pensar en toda la gente indefensa que hemos desarmado”, dice él. “Si
yo hubiera estado en ese cine, él tal vez hubiera matado a una o dos personas,
y nada más”. Pero él no estuvo en el cine, y ni siquiera iría allí, porque no
permiten que los asistentes porten armas ocultas. Y él evita tales lugares a
menos que sea absolutamente necesario ir.
Brown sólo puede pensar en un tipo de lugar donde podría
aceptar que el gobierno deba prohibir las armas: “donde el gobierno puede
garantizar nuestra seguridad, lugares con detectores de metales, como las
estaciones de policía. Y si no puedes hacer eso, entonces mejor permite que la
gente se defienda a sí misma”. Luego, él reconsidera si la policía podría
garantizar en verdad su seguridad. “Ya sabes lo que dicen, los policías sólo
son historiadores forenses”.
Cuando Propietarios de Armas de las Rocallosas presionaron
a los líderes republicanos del Senado de Colorado este año para que repeliesen
la ley posterior a Aurora que ampliaba las revisiones de antecedentes a las
ventas y transferencias privadas de armas, Dave Hoover, un oficial de policía
cuyo sobrino fue asesinado en el cine, testificó en su contra. “Henos aquí,
lidiando con el dolor de revivirlo”, dijo él ante el comité. “Nunca se va.
Nunca se irá”.
Eso no conmueve a Brown. “Entiendo su pena”, dice de los
sobrevivientes de Aurora. “Nunca les restregaré eso en la cara. Pero lo que les
diría es que mis derechos constitucionales no están sujetos a su pena”.
ESTILO GANJA
En noviembre de 2012, los votantes de Colorado aprobaron
la Enmienda 64 por casi 9 por ciento, añadiendo un nuevo derecho a su
constitución: el derecho a usar, producir y distribuir marihuana. No tenía
precedentes, posiblemente yendo más allá de las imprecisas leyes de drogas de
Ámsterdam, y la clase política estaba desconcertada. “No abran los Cheetos o
Goldfish demasiado rápido”, anunció al siguiente día el gobernador John
Hickenlooper, un demócrata, y así fue: la ley se ha introducido con un montón
de detalles complicados de licenciamiento y regulación. Empresarios de hierba,
autoridades y usuarios por igual todavía están descifrando qué es legal y qué
no.
Para los confundidos, la primera parada podría ser un
pequeño café a menos de 30 minutos de la Academia de la Fuerza Aérea y su triángulo
de evangelismo cristiano. KC Stark, dueño del club de cannabis Studio A64, es
un doble del trompetista Chet Baker, con su peinado envaselinado, patillas
sesenteras y ropa negra. Veterano del ejército apostado en Alemania cuando cayó
el muro, Stark ha consumido mota toda su vida y se hace llamar el Steve Jobs de
la hierba, así como una cámara de comercio de un solo hombre de la marihuana.
Su Academia Empresarial de Marihuana ha dado miles de seminarios a aspirantes a
empresarios en hierba. “La marihuana es la industria de más rápido crecimiento
en EE UU”, dice Stark. “Calculamos que el negocio de la marihuana generará
2,700 millones anualmente a nivel nacional este año, y en 10 años, entre 10,000
y 40,000 millones anualmente”. Esa inyección económica convertirá —según él— la
economía de Colorado y con el tiempo la de EE UU en una utopía libertaria de
empresarios familiares vendiendo hierba cultivada localmente para todo, desde
dolores de espalda hasta la recreación. “EE UU es la nación más grandiosa”, dice
él. “Tienes el derecho a ser exitoso y el derecho a ser mediocre. Tiene el
derecho a intentarlo y el derecho a fracasar”.
Lo que más le molesta es que todos no lo ven. “No podemos
publicitarnos en la NFL, ¡aun cuando somos tan grandes como el viagra!”, se
queja él.
A una hora por la Interestatal 25 desde Colorado Springs,
el profesor de comercio Jim Parco podría decirse que compartió esta visión, aun
cuando nunca ha oído hablar de Stark y no le interesa su club de cannabis.
Graduado con las mejores calificaciones en la preparatoria, graduado limpísimo
de la Academia de la Fuerza Aérea, casado con su amor de la infancia, Parco
nunca había probado la marihuana —de hecho, él pensaba que era un mal— cuando
él y su esposa, profesora de escuela, decidió invertir sus ahorros en un
dispensario. Cuando se lo dijeron a sus hijas universitarias, una se sorprendió
tanto que se negó a hablar de ello por varias semanas. Parco ahora ha invertido
casi $1 millón de dólares y dice que espera administrarlo como un negocio aparte
hasta que se retire. Él anticipa una época en que los negocios de marihuana
proliferen a lo largo y ancho del estado como los viñedos.
LA CARRERA HACIA EL MEDIO
Irv Halter, mayor general retirado de la fuerza aérea,
vive a menos de cinco minutos del campus de Enfocarse en la Familia. Un piloto
de caza condecorado que sirvió en Irak y Afganistán, Halter tuvo su último
encargo militar con el Estado Mayor Conjunto. Como vice superintendente de la
Academia de la Fuerza Aérea, a menudo recibía las quejas de Mikey Weinstein
sobre los proselitistas en el campus. Él no está de acuerdo en que Colorado
Springs es un “contagio fascista desenfrenado de fundamentalismo cristiano”,
pero reconoció algunos problemas en la academia y usualmente respondía a las
quejas de la Fundación Militar de Libertad Religiosa mediante hacer cambios
silenciosos.
Halter es el centro político de Colorado. Él solía votar
por los republicanos, pero el año pasado se postuló y perdió en una apuesta por
el Congreso como demócrata. “No abandoné al Partido Republicano. El Partido
republicano me abandonó”, dice él. Ahora encabeza el Departamento de Asuntos
Locales del gobernador Hickenlooper.
Halter dice que aun cuando Colorado puede ser un estado de
extremos, jugar en los bordes es una estrategia condenada al fracaso porque el
estado se está haciendo más joven, más apolítico. “Los jóvenes no ven al mundo
de la misma manera que lo hicieron hace 18 años. No se puede ganar corriendo a
la izquierda o la derecha”. Para Halter, la moderación está en todas las cosas,
ya sean las armas, la mota o la religión. Las armas de Colorado lo preocupan
más. Como Dudley Brown, Halter sabe usar las armas, y él tiene una o dos. Él
entiende por qué algunos de sus vecinos, en especial en algunas de las más
remotas ciudades dormitorio a lo largo de la Interestatal 25, podrían querer un
arma. “Mira, no puedes hacer que el 911 llegue a muchos de los lugares en las
áreas escasamente pobladas”, dice él. “Pero me preocupa que todos porten armas.
En Irak y Afganistán todos portaban armas. Y si algo pasa, todos empiezan a
disparar… Desde mi perspectiva como militar, no se trata sólo de los derechos,
se trata de la responsabilidad”.
Entre los deberes de Halter está el ayudar a las
comunidades a calificar para dineros del impuesto de indemnización por petróleo
y gas del estado. Ese beneficio energético es una razón por la que Halter y la
mayoría de la clase política estatal no tiene prisa en restringir las minas de
carbón o prohibir la fracturación hidráulica, una pesadilla de los medioambientalistas.
“Soy un centrista. Hickenlooper es un centrista”, dice Halter. “El petróleo es
una materia prima, y la gente seguirá sacándolo del suelo. Nuestro enfoque es
del tipo empresarial: ¿qué cosas podemos prácticamente hacer? Dejemos de lado los
asuntos divisivos”.
La moderación es la clave en la política de Colorado,
según el consultor político demócrata Craig Hughes. Desde su oficina en un
viejo club de remo en la ribera del río Platte Sur, en el centro de Denver,
Hughes le echa un ojo a la dinámica de la política de su estado en su laptop y
otro a su ventana, donde puede ver el flujo de milénicos y empresarios
tecnológicos en los vecindarios urbanos de moda cerca de su oficina; los
jóvenes sin afiliación política que están cambiando la economía y demografía
del estado. Oriundo de Colorado, Hughes comenzó como agente de campaña de Bill
Clinton y pudo haberse quedado en Washington, pero no pudo imaginarse criar a
sus tres hijos en una ciudad. En su hogar en el estado, dirigió las campañas de
Obama y más recientemente la de Michael Bennet, senador demócrata por Colorado
cuya elección en 2010 fue en contra de la tendencia anti-demócrata de ese año.
“Colorado es el máximo estado en disputa”, dice él. “Estará en la jugada y
reñido hasta el final”.
Hughes dice que a pesar de las acaloradas guerras
culturales del estado, Colorado es un modelo de compromiso, porque la gran
mayoría de sus ciudadanos son independientes con una vena libertaria. “Uno no
vive aquí porque sigue la política”, dice él. “No somos un estado político. La
meta de la política aquí es ‘No te metas con mi vida’. Así que la gente impulsa
soluciones reales. Hemos visto mucha más cooperación bipartidista aquí de la
que verás en Washington”.
La mejor prueba de esa tendencia apolítica puede hallarse
—sorpresa— en Colorado Springs, donde James Dobson, de Enfocarse en la Familia,
hizo su última transmisión de radio en 2010. Él se marchó en parte porque sus
actividades abiertamente políticas pusieron en riesgo la condición caritativa
de la organización, pero también porque los nuevos tiempos exigían un enfoque
nuevo. Su remplazo, Jim Daly, es un californiano sencillo y afable que ha
trabajado con Enfocarse en la Familia desde 1989. Me reuní con Daly un día
después de su regreso de una vacación de dos semanas con sus hijos
adolescentes, lo cual le hizo confesar un cambio de opinión política. Él ahora
dice que hubiera apoyado la Ley de Licencia Familiar y Médica de la época de
Clinton, un estatuto al que Enfocarse en la Familia se opuso rotundamente por
su supuesto efecto perjudicial en las pequeñas empresas. “Eso debió ser algo
que debimos haber dicho que sería bueno para la familia”, dice Daly. “Pienso
que pudimos estar un poco más en sintonía con las cosas que ayudaban a las
familias. Y si aumentaba un poco los impuestos, ¿qué con eso?”
Aparte de romper con la vieja estrategia republicana de
vincular los asuntos sociales conservadores con los opositores tributarios,
Daly ha estado buscando “puntos de colaboración” con otrora enemigos en los
movimientos gay y feminista. “Dobson y [Jerry] Falwell y [Pat] Robertson
nacieron en la década de 1930”, dice él. “Y si yo hubiera nacido entonces,
probablemente estaría diciendo: ‘Conserven todos los valores de esa época’.
Pero al haber nacido en la década de 1960, es un mundo diferente. Y eso le
cuesta aceptarlo a la generación más vieja”.
Daly me refirió a su nuevo amigo, Ted Trimpa, activista
por los derechos de los gays en Denver y quien ha sido llamado “la respuesta de
la izquierda a Karl Rove”. Trimpa fue uno de los arquitectos de la estrategia
nacional para legalizar el matrimonio gay. Ellos dos se conocieron por primera
vez en una cena en 2014 y rápidamente forjaron lo que llaman una sincera
amistad personal y una de las alianzas políticas más extrañas de la nación.
Trimpa, un abogado político delgado y con anteojos de
Denver que tuvo su comienzo en el lado oscuro, como un abogado representando
los intereses de las compañías de cigarrillos, dice que los extremos políticos
de Colorado promueven más que retrasar el cambio social progresista. “Se
necesitan extremistas en la derecha y la izquierda para hacer cambios, porque
de otra manera el centro no presta atención”, dice él. “Quieres a los Dudley
Brown [aunque Trimpa llama a Brown “un mal”] y los Bernie Sanders. Es cuando la
percepción del público se deforma por [los extremistas] que hay un problema.
Hay muchas más oportunidades para el terreno común gracias a los extremos.
Tenemos una mejor oportunidad de hacer las cosas porque podemos decir: ‘No
queremos ser como ellos’.”
Después de que él y Daly se hicieron amigos, buscaron un
asunto en el que pudieran concordar. Lo hallaron en una propuesta de ley de
tráfico que Colorado aprobó este año. “Él nunca estará de acuerdo conmigo en el
matrimonio gay”, dice Trimpa, quien se comprometió con su novio después del
dictamen de la Suprema Corte este año. “Pero los dos tratamos de lograr cosas
en el mejor interés de los niños, y la estabilidad de las relaciones es un
aspecto de ello. Así que trabajamos en el centro. Jim es ese tipo de pensador,
y por ello es que lo amo”.
Tal vez el símbolo más grande de los bandazos políticos de
Colorado se pueda hallar en una sencilla lata de cerveza. Coors, la icónica
bebida de Colorado “elaborada con agua pura de los manantiales de las
Rocallosas”, ha sido un icono de las guerras culturales, y se ha mantenido por
décadas junto a las camisetas del Che Guevara y Robertson. Los progresistas
boicotearon la marca a partir de la década de 1960 por supuestas prácticas
sexistas y racistas, así como por tratar mal a su fuerza laboral. La
conservadora familia Coors eran los hermanos Koch de su época, financiando
confiablemente a la derecha por décadas. Pero hoy la marca está asociada con el
movimiento LGBT, patrocinando eventos gays de costa a costa, después de una
acción de mercadeo corporativo enfocado a los gays y encabezado inicialmente
por ninguna otra que Mary Cheney, la hija lesbiana del ultra conservador ex
vicepresidente.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in
cooperation with Newsweek