Días después de recibir un fuerte golpe en la cabeza durante un accidente de navegación, Brianne Cassidy, de veinticuatro años, sufrió un infarto cerebral que puso en peligro su vida. Al ser ingresada en el hospital, no podía hablar ni mover el lado derecho de su cuerpo. Cuando el tratamiento con activador tisular del plasminógeno (tPA) no disolvió el coágulo que provocó el infarto, los médicos intentaron una estrategia distinta: retirar la obstrucción con un stent (endoprótesis vascular) especial llamado stent retriever (stent recuperador) o stentriever. En cuestión de minutos, la paciente pudo mover el brazo y la pierna derechos, y su habla mejoró. En pocas semanas, había “vuelto a la normalidad”, dice Cassidy.
El infarto cerebral es la quinta causa de muerte y la principal causa de discapacidad en los adultos de Estados Unidos. Como en el caso de Cassidy, los infartos cerebrales ocurren cuando un coágulo obstruye el flujo de sangre al cerebro. Desde 1996, tras la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), el tPA ha sido el tratamiento de elección para las casi 800 000 personas que sufren infartos cerebrales por coágulos, pero sólo es eficaz cuando se administra en las primeras cuatro horas y media en que se manifiestan los síntomas. Y aun así, dice el Dr. Gregory Albers, neurólogo vascular del Centro de Infarto Cerebral de Stanford, “sólo da resultados en un cuarto a un tercio de los pacientes”.
Con el aspecto de una diminuta jaula de alambre, el stent retriever se introduce con un catéter en un vaso sanguíneo inguinal y luego se dirige hacia la arteria cerebral obstruida. Después, el stent se extrae junto con el coágulo, permitiendo que la sangre vuelva a fluir inmediatamente al cerebro.
Por lo pronto, sólo se realizan 13 000 procedimientos cada año, mayormente en centros de atención integral para infartos cerebrales, ya que la técnica requiere de capacitación especializada. Albers informa que Stanford trata entre dos y tres pacientes mensuales con el dispositivo stent retriever, aunque señala que la cifra seguramente aumentará gracias a los nuevos lineamientos de la Asociación Estadounidense de Cardiología y la Asociación Estadounidense de Infarto Cerebral, los cuales lo consideran un “hito” en la atención de este trastorno vascular.