Cada año se suicidan casi un millón de personas, lo que
supone una tasa de mortalidad global de 16 por 100 000, o una muerte cada 40
segundos, informa la Organización Mundial de la Salud (OMS) con motivo de Día
Mundial para la Prevención del Suicidio que se conmemora este 10 de septiembre.
En los últimos 45 años las tasas de suicidio han aumentado
en un 60 por ciento a nivel mundial.
El suicidio es una de las tres primeras causas de defunción
entre las personas de 15 a 44 años en algunos países, y la segunda causa en el
grupo de 10 a 24 años; y estas cifras no incluyen los tentativas de suicidio,
que son hasta 20 veces más frecuentes que los casos de suicidio consumado.
Se estima que a nivel mundial el suicidio supuso el 1,8 por
ciento de la carga global de morbilidad en 1998, y que en 2020 representará el
2,4 por ciento en los países con economías de mercado y en los antiguos países
socialistas.
Aunque tradicionalmente las mayores tasas de suicidio se han
registrado entre los varones de edad avanzada, las tasas entre los jóvenes han
ido en aumento hasta el punto de que ahora estos son el grupo de mayor riesgo
en un tercio de los países, tanto en el mundo desarrollado como en el mundo en
desarrollo.
Los trastornos mentales (especialmente la depresión y los
trastornos por consumo de alcohol) son un importante factor de riesgo de
suicidio en Europa y América del Norte; en los países asiáticos, sin embargo,
tiene especial importancia la conducta impulsiva. El suicidio es un problema
complejo, en el que intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos,
culturales y ambientales.
Intervenciones eficaces
Las estrategias que contemplan la restricción del acceso a
métodos comunes de suicidio, por ejemplo armas de fuego y sustancias tóxicas
como plaguicidas, han demostrado ser eficaces para reducir las tasas de
suicidio, no obstante lo cual se deben adoptar enfoques multisectoriales con
muchos niveles de intervención y actividades.
Los datos disponibles demuestran de forma contundente que la
prevención y el tratamiento adecuados de la depresión y del abuso de alcohol y
de sustancias reducen las tasas de suicidio, al igual que el contacto de
seguimiento con quienes han intentado suicidarse.
Desafíos y obstáculos
A nivel mundial, la prevención del suicidio es una necesidad
que no se ha abordado de forma adecuada debido básicamente a la falta de
sensibilización sobre la importancia de ese problema y al tabú que lo rodea e
impide que se hable abiertamente de ello. De hecho, solo unos cuantos países
han incluido la prevención del suicidio entre sus prioridades.
La fiabilidad de los sistemas de certificación y
notificación de los suicidios requiere importantes mejoras.
Es evidente que la prevención del suicidio requiere también
la intervención de sectores distintos del de la salud y exige un enfoque
innovador, integral y multisectorial, con la participación tanto del sector de
la salud como de otros sectores, como por ejemplo los de la educación, el mundo
laboral, la policía, la justicia, la religión, el derecho, la política y los
medios de comunicación.
Abuso de sustancias
causal importante de depresión
Los trastornos mentales, neurológicos y por abuso de
sustancias son prevalentes en todas las regiones del mundo y son importantes
factores que contribuyen a la morbilidad y a la mortalidad prematura. El 14 por
ciento de la carga mundial de morbilidad puede atribuirse a estos trastornos.
El estigma y las violaciones de los derechos humanos de las personas que
padecen estos trastornos agravan el problema. Los recursos que se han
proporcionado para afrontar la enorme carga de los trastornos mentales se han
distribuido desigualmente y se han utilizado de modo ineficaz, lo que ha
supuesto una disparidad en materia de tratamiento superior al 75 por ciento en
muchos países con ingresos bajos y medios-bajos.
El Programa de acción para superar las brechas en salud
mental de la OMS ofrece a los planificadores de salud, a las instancias
normativas y a los donantes un conjunto claro y coherente de actividades y
programas para ampliar y mejorar la atención de los trastornos mentales,
neurológicos y por abuso de sustancias coherentes. Identifica estrategias para
aumentar la cobertura de las intervenciones claves en afecciones prioritarias
en entornos con recursos limitados.
¿Y en los mexicanos?
La sociedad mexicana ve en la depresión uno de los
principales motivos de suicidio y considera que la familia es la más afectada
cuando una persona se quita la vida, según una encuesta del Gabinete de
Comunicación Estratégica (GCE).
De acuerdo con el estudio de opinión que GCE realizó vía
telefónica en 600 hogares de todo el país, 27.8 de los encuestados opinaron que
la depresión, caracterizada por una tristeza profunda y disminución de las
funciones psíquicas, puede orillar a alguien a quitarse la vida.
De los participantes 6.9 por ciento creen que los suicidas
lo hacen por el abandono o engaño de la pareja, mientras que 6.2 por ciento
piensan que los motivos son problemas familiares, y 4.2 por ciento suponen que
los suicidas lo hacen por estrés o frustración.
Además de la depresión, los problemas económicos también son
una causa para que las personas se suiciden, consideran 19.6 por ciento de los
entrevistados por GCE.
El suicidio es una tragedia de amplio impacto, escena en la
cual 61 de cada cien mexicanos señalan que cuando alguien se quita la vida la
familia es la más afectada, 25 piensan que son los padres, cuatro que el
suicida, tres consideran que a la sociedad y dos de cada 100 aseveran que se
afecta a la pareja cuando la hay.
Además, 57 de cada 100 mexicanos opinan que “el suicidio es
un pecado”, 54.5 por ciento piensan que los suicidas lo hacen por no tener valor
para enfrentar situaciones difíciles y 6.3 creen que quienes se matan “no van
al cielo”.
Por segundo año, el Gabinete de Comunicación Estratégica
llamó telefónicamente a hogares de todo el país y encontró variantes sobre lo
que piensa la gente en torno al suicidio en varios apartados en comparación con
los resultados de 2014.
El año pasado, 41.4 por ciento de los entrevistados pensaban
que los hombres son más propicios a quitarse la vida y este año el porcentaje
subió hasta 50.8 por ciento para este sexo.
Aun sin considerar sus creencias religiosas, 56.9 por ciento
de los mexicanos piensan que el suicidio “es un pecado”, mientras que el año
pasado 54.3 por ciento opinaban así.
En la actualidad, según la encuesta, 65 por ciento de las
mujeres piensan que es pecado quitarse la vida, mientras que los hombres sólo
49 por ciento lo ven así.
(Con información de Notimex)