El otro día encontré una cita de Albert Einstein. En realidad, era un tuit. De hecho, no fue algo que dijera Einstein, quien murió 51 años antes de la invención de Twitter.
Pero, claro, no podrías saberlo revisando la ciénaga espectral de Twitter.com. Lo irónico es que la cuenta de Twitter verificada que muestra el nombre de Einstein y su desgreñada imagen, se ha dado a la misión de desacreditar citas adjudicadas, incorrectamente, al finado científico; sin embargo, dicha cuenta también ha cometido errores de atribución, como verificar tuits con el nombre de Einstein. ¿Cuándo en su vida dijo aquel genio algo tan ridículo como: “#ThrowbackThursday a #AlbertEinstein luciendo tremendo sombrero”?
Para los menos obsesionados con Twitter, “verificar” es poner una palomita blanca en un fondo azul brillante en las cuentas de Twitter. La marca de verificación demuestra que Twitter ha “verificado” que los usuarios no son impostores; es decir, @Cher es realmente Cher, @POTUS de veras es el presidente, y demás.
El problema de cuentas como @AlbertEinstein, @ElvisPresley, @MarilynMonroe y @BobMarley (los llamaremos ghost Twitter) es que esos famosos no pueden aprobar una cuenta a su nombre. Porque están muertos. Y a menos de que Twitter demuestre que Elvis escribe desde el cielo, la farsa echará por tierra el objetivo de la verificación.
No hablo de cuentas de parodia: algunas son muy ingeniosas —aunque la mayoría resultan ridículas—, pero el hecho mismo de que son parodias queda claramente indicado en sus representaciones, según los lineamientos de Twitter.
En el mejor de los casos, una cuenta ghost Twitter es administrada por los representantes legales del difunto y produce insulsas fotos, citas y hashtags relevantes. En el peor escenario, la cuenta está subcontratada a un productor de contenidos digitales no emparentado (Einstein Twitter está en manos de la “integradora de marcas” Corbis Entertainment) y se usa para ofrecer productos indirectamente relacionados con la celebridad. Ghost Twitter es un sitio donde Elvis puede vender una aplicación, John Lennon ofrece su colección en estuche de lujo por 180 dólares y Humphrey Bogart puede hacerte sugerencias para un regalo del Día del Padre.
¿Estas cuentas serían menos terribles si el nombre incluyera “estate” o “.com” (como hace la cuenta del difunto rapero 2Pac)? Tal vez. Pero entonces no conseguirían tantos seguidores. George Harrison tiene alrededor de doscientos mil, mientras que Bob Marley supera el millón. A “Marley” le gusta compartir citas revolucionarias y fotos de la estrella del reggae, al tiempo que publicita una línea de café fundada veintiséis años después de su muerte.
La cuenta de Roger Ebert es un caso de estudio interesante en el tema de cuándo es correcto que los muertos publiquen tuits. El popular crítico de cine falleció en 2013, pero como era un prolífico tuitero, dejó instrucciones para que su esposa, Chaz Ebert, siguiera con la labor después de su partida. Y ahora, Facebook ha decidido permitir que los usuarios designen un “contacto de legado”.
Los tuiteros astutos pueden tomar medidas en vida. Aplicaciones de medios sociales, como TweetDeck, te permiten programar tuits con muchos años de anticipación. Es posible que, para 2086, todos estemos tuiteando desde el más allá, usando inimaginables aparatos móviles que desafíen la muerte. Eso sí, seguramente habrá lineamientos específicos para esos medios sociales, los cuales tendremos que consultar en nuestro “Manual para los recién fallecidos”, como en Beetlejuice.
Hasta entonces, Twitter será sólo para los vivos.
Publicado en cooperación con Newsweek/ Published in cooperation with Newsweek.