Los delfines son seres
hermosos, muy inteligentes y mágicos. Pueden seguir recetas para preparar su comida,
reconocerse en espejos y crear apodos para sus congéneres. Escaneos han
determinados que sus cerebros son, proporcionalmente, tan grandes como los
nuestros. Pero, ¿debemos confiar en la inteligencia de un cetáceo para algo tan
importante como una parturienta?
Una mujer de Hawái pensó que
sí. Dorina Rosin y su marido, Maika Suneagle anunciaron que recurrirían a la
ayuda gratuita e improvisada de los delfines para traer al mundo a su bebé, en
el océano Pacífico. La pareja, que vive en la isla grande de Hawái y dirige un
centro de sanación espiritual, proyectaba acudir a una partera con aletas metiéndose
rápidamente en el mar una vez que Rosin iniciara el trabajo de
parto. Como beneficio adicional, dijo la futura mamá, el bebé “hablaría delfín”
como consecuencia de la exposición inmediata a los animales.
Rosin es una de varias
mujeres que figuran en un documental sobre prácticas de parto inusuales. Y en
preparación para el feliz momento, comulgó con los cetáceos en una ceremonia de
“bendición de los delfines”. Por fortuna para el bebé, la madre inició el
trabajo de parto durante la noche y como no tuvo tiempo para llegar al agua,
dio a luz en tierra firme.
El parto asistido por
delfines, nueva modalidad de partos acuáticos, es una tendencia cada vez más popular.
El Instituto Sirius de Hawái, centro de la Nueva Era dedicado a fomentar nexos
entre delfines y humanos, ofrece partos asistidos. Sin embargo, no queda claro
si las mujeres han llevado a cabo la experiencia. Una pareja de Carolina del
Norte viajó al centro para establecer vínculos prenatales, mas el parto con
delfines no ocurrió.
Según su sitio Web, el
partero ruso “pionero”, Igor Tscharkofsy, comenzó asistiendo partos con
delfines en el mar Negro: “Algunos de los incidentes confirmados incluyen a una
madre y un bebé que jugaron con los delfines 45 minutos después del nacimiento,
y otro ejemplo es un delfín libre que escoltó a un recién nacido humano hasta
la superficie para que respirara por primera vez”.
Un asistente de investigación
que trabaja con Tscharkofsy afirmó que los bebés nacidos en el mar alcanzaron
hitos de desarrollo –como caminar y hablar- seis meses antes que los niños
nacidos en ambientes convencionales.
Con todo, el parto asistido
por delfines podría conllevar riesgos para madre y bebé, como ahogamiento y
terribles enfermedades o infecciones. El mar y todos los seres que lo habitan
albergan baterías y patógenos potencialmente dañinos. Y cualquiera que quiera dar
a luz en el mar debe contemplar la posibilidad de que los delfines tal vez no estén
dispuestos a brindar ayuda. Nos gusta creer que los delfines son amigos de los
humanos, pero el reino animal es imprevisible. Incluso las personas que han
recibido capacitación para trabajar con mamíferos marinos suelen sufrir
lesiones, incluidos quienes actúan en programas de nado con delfines,
aparentemente inofensivos. Y también es concebible que otro animal marino –como
un tiburón- intente “ayudar”.
El parto asistido por
delfines es un derivado de la terapia con delfines; hay numerosos centros en
todo el mundo que ofrecen este servicio, pese a que no hay fundamentos
científicos que lo acrediten. No obstante, existen formas de terapia animal mucho mejor estudiadas y
seguras. La interacción con ciertas especies –como perros- es presuntamente
terapéutica, sobre todo en niños con trastornos físicos, psicológicos y de
desarrollo.