Andrés Contreras tiene apenas 19
años, pero su experiencia en el desarrollo de startups es causa de envidia para
muchos veteranos de los negocios.
Andrés es hijo de un oficial de
construcción y un ama de casa, siempre tuvo muy claro que si quería alcanzar el
sueño de ser un especialista de la tecnología, tenía que poner más empeño que
nadie.
Debido a sus dotes autodidactas y
a la gran determinación que posee, antes de los 15 años ya tenía una pequeña
empresa donde desarrolló una plataforma no tan sofisticada como Facebook y
Twitter, pero que permitía compartir archivos, el objetivo de esta plataforma
era más empresarial que de ocio social.
Tiempo después, vendió en 3.2
millones de dólares a una empresa americana y contrario a lo que todos los jóvenes
de esa edad pensarían hacer con esa cantidad de dinero, decidió reinvertirlo
sin saber que sería ésta una mala jugada y que la empresa de análisis de redes
sociales que habría fundado con esta inversión enfrentaría problemas legales
graves hasta llevarla a la quiebra.
Tras este trago amargo cualquier persona
visualizaría al muchacho en una tremenda depresión, pero Contreras advierte que
esta experiencia es parte del aprendizaje y del crecimiento que debe enfrentar
y que es sólo el inicio de los proyectos que tiene en mente.
Según Contreras, las startups que
empiezan desde muy pequeñas tienen un alto índice de no llegar a materializar
su proyecto, porque no son capaces de aportar el valor suficiente para que les
paguen, no porque su proyecto sea malo, sino porque puede ser demasiado
tecnológico y no tiene un punto de vista comercial.
Aunque actualmente trabaja con multinacional japonesa NTT en el área de
Innovación y Robótica, tiene tres proyectos personales en marcha: Datacean
empresa de big data, otra de impresiones 3D y una tercera vinculada a los temas
de neurociencia aplicada a los negocios y en cada uno de ellos se aloja la
esperanza de que algún día podrá vivir enteramente de su propio trabajo. Y todo
esto, ¡con 19 años!