La explosión generó temores de que se aviven las tensiones entre comunidades y que se socave la confianza en el gobierno, en un momento en que el excomandante de las tropas estadounidenses en Irak advirtió que cada día ve más difícil la reconciliación en el país.
Varios vehículos quedaron carbonizados y murieron también caballos de tiro utilizados para transportar las carretas cargadas de fruta y verduras que se vendían el mercado.
El grupo EI reivindicó el atentado en un comunicado difundido en internet, diciendo que era una “operación bendita que permitió a los soldados del Estado Islámico hacer estallar el camión bomba”.
Ataques como el de Sadr City avivan las tensiones sectarias.
Odierno aseguró que cada día ve “más difícil” la reconciliación entre chiitas y sunitas y señaló que, en el futuro, puede que “Irak no vuelva a parecerse a lo que fue en el pasado”.
Respecto a una posible división, “creo que son la región, los políticos y los diplomáticos quienes tienen que encontrar una solución, pero es algo que puede ocurrir”, dijo.
“Quizá sea la única solución, pero aún no estoy dispuesto a decir esto”, añadió.
Irak tiene tres comunidades que podrían separarse si se dividiera el país: los kurdos, que ya tienen una región autónoma en el norte, los sunitas y los chiitas.
“Tenemos que lidiar primero con (el EI) y decidir después cómo será (Irak)”, afirmó Odierno.
El ejército iraquí, que Washington formó y equipó por millones de dólares, no pudo hacer frente a la ofensiva yihadista en los primeros tiempos.
Pero fuerzas gubernamentales reconquistaron terreno en las últimas semanas con el apoyo de Irán y de la coalición liderada por Estados Unidos, aunque gran parte del oeste del país sigue en manos del EI.
Mientras los yihadistas combatían en otros frentes, la frecuencia de los ataques se redujo en la capital.
Los atentados siguen siendo, no obstante, un elemento fundamental de la estrategia del EI, que utiliza explosivos para defender las zonas conquistadas y recurre a kamikazes para causar el mayor número de víctimas.
En julio, el grupo había reivindicado uno de los ataques más sangrientos de los últimos meses, un atentado suicida en un mercado que causó la muerte de al menos 120 personas y más de 100 heridos en Jan Bani Saad, una ciudad mayoritariamente chiita ubicada a 20 km al norte de Bagdad.