El estado de Carolina del Sur retiró este viernes de su Congreso la controvertida bandera confederada, emblema de los soldados del sur durante la Guerra de Secesión y símbolo de racismo para muchos estadounidenses.
Esta decisión, validada por el Congreso de este estado de sureste de Estados Unidos el jueves, fue tomada después del asesinato el 17 de junio pasado de nueve negros en una iglesia de Charleston a manos de un partidario de la supremacía blanca.
“El gesto es una señal de buena voluntad y de cicatrización (de las heridas), y una etapa decisiva hacia un mejor porvenir”, tuiteó de inmediato Barack Obama, primer presidente negro del país.
El autor de la matanza, de 21 años, había sido fotografiado antes del ataque con la bandera confederada.
En medio de gritos de alegría de centenares de personas en el lugar, un guardia de honor de la policía estatal bajó la bandera, que será expuesta en la Sala de Reliquias del cercano Museo Militar.
La bandera en cuestión ha estado los últimos 15 años al lado de un monumento que recuerda la Guerra de Secesión (1861-1865), en los jardines del Congreso de Columbia, la capital del estado de Carolina del Sur.
“Honramos la tradición. Honramos la historia. Honramos el patrimonio. Esta bandera tiene que quedar en un museo donde podamos garantizar que la gente la siga honrando de manera adecuada”, dijo antes de la ceremonia la gobernadora republicana del estado, Nikki Haley.
Símbolo de odio racial
La legisladora republicana Jenny Horne, quien incluso es descendiente del presidente de la antigua Confederación, había pronunciado la pasada noche un emotivo discurso llamando a quitar “este símbolo de odio”.
“No puedo creer que en esta asamblea no tengamos el coraje de hacer algo significativo y suprimir el viernes este símbolo de odio”, dijo Horne al borde de las lágrimas.
La bandera en cuestión estuvo izada desde hace unos 15 años al lado de un monumento que recuerda la Guerra de Secesión (1861-1865), en los jardines del parlamento de Columbia, la capital del estado de Carolina del Sur.
El retiro de la bandera confederada, reclamado periódicamente por las asociaciones de afroestadounidenses, que ven en ella un símbolo de la esclavitud, fue pedido con particular fuerza tras el asesinato de los nueve negros a manos de Dylann Roof, un partidario de la supremacía blanca.
Dylann Roof, de 21 años de edad, había sido fotografiado antes del ataque con la bandera confederada.
El pastor y senador Clementa Pinckney, a quien sus pares rindieron homenaje recibiendo a su viuda, formaba parte de las víctimas de la matanza. Su escritorio en el Senado estatal fue cubierto por un bandera negra durante los dos días que duraron los debates en la cámara alta, lunes y martes.
Mientras tanto, el debate sobre el tema alcanzó su clímax en Washington, donde los republicanos habían introducido una enmienda polémica, debido a la votación en Carolina del Sur, en la cual se permitía “el derecho a preservar la bandera” en tumbas de propiedad federal.
Los demócratas reaccionaron con indignación. La congresista afroamericana, Hakeem Jeffries, llevó una bandera confederada al plenario de la Cámara e insistió en que no representaba un patrimonio del sur sino el “odio racial y la opresión” de esclavos.