Una mujer quiere ser presidenta, y ya se destapó para ello. Su esposo ya ocupó ese cargo, algo que no le impide la posibilidad de ser candidata. De hecho, desde el momento del anuncio (o incluso desde antes), hay quienes le manifestaron su apoyo públicamente. La mujer en cuestión tiene experiencia política de prácticamente toda su vida, y es una figura pública reconocida.
No me refiero a Hillary Clinton, sino a Margarita Zavala, la esposa del expresidente Felipe Calderón, quien ayer dejó caer la bomba entre los panistas de todo el país: quiere llegar a Los Pinos en 2018.
La jugada de Margarita Zavala, panista de toda la vida, puede ser maestra si logra sortear los ataques en su contra. Su principal debilidad, su principal flanco de ataques, es su esposo Felipe Calderón, quien es querido u odiado por muchos dentro y fuera de Acción Nacional. Zavala sabe, como lo sabemos todos, que será la figura de su marido la que se usará para golpearla por todos los medios posibles. Y en eso radicaría lo anticipado de su destape: si Margarita Zavala logra aguantar las críticas y los ataques, en un año éstos ya habrán dejado de ser novedad y seguramente serán dejados de lado por el posible público elector. Entonces comenzaría la verdadera campaña de la panista.
El destape prematuro, sin embargo, juega en su contra. De hoy en adelante puede ser acusada de actos anticipados de campaña si no logra manejar bien su presencia pública.
Twitter:@baezamanuel