Ramiro Aguilar Torres es un reconocido jurista y asambleísta
nacional de Ecuador para el periodo 2013-2017. Es el único candidato del
Movimiento Sociedad Unida Más Acción (SUMA) en ganar un puesto en la Asamblea.
Al poco tiempo de ser electo se declaró independiente del partido por
desacuerdos con la principal figura política de este, Mauricio Rodas, actual
alcalde de Quito. Es parte de la oposición; ha cuestionado diversos proyectos
de ley y el ejercicio del poder en el país. Fue defensor de los autores del
libro “El gran hermano”, Juan Carlos Calderón y Christian Zurita,
publicación sobre contratos del hermano del presidente, Fabricio Correa, con el
Estado. Fue articulista del desaparecido “Diario Hoy” y ha sido
decano y docente en diversas facultades de derecho del país. Al cumplirse tres
semanas de huelga, con la convocatoria al diálogo presentada por el presidente
y un levantamiento nacional previsto para estos días, nos acercamos al panorama
político y económico que ha movilizado a miles de ecuatorianos.
—Usted ha mencionado que
en Ecuador el insulto es un instrumento en la política, ¿cómo esto ha marcado
las actuales protestas ciudadanas?
—Un observador político latinoamericano se sorprendería de las
concentraciones políticas en Ecuador porque son concentraciones sin un orador
central y sin discurso central. Entonces hay una marcha de miles de personas,
pero no tiene un orador, ni un discurso, no tiene una persona que transmita el
mensaje hacia el gobierno. La gente dirá qué pasa con los ecuatorianos.
Sencillo: cada cartel, cada pancarta en las marchas, es el mensaje que tiene el
colectivo; es la sumatoria de mensajes individuales que el colectivo social
está presentando al gobierno.
“El gobierno desde hace ocho años, desde las sabatinas e
intervenciones públicas, ha descalificado a sus contrarios, agrede verbalmente,
se mofa, se burla, usa una ironía procaz, insulta. Entonces ese instrumento de
insulto desde el gobierno se constituye como herramienta política casi semanal;
los ciudadanos lo han adoptado como una forma de responder al gobierno en su
propio lenguaje al final de ocho años de haber recibido lo mismo todos los
sábados.”
—El presidente Correa ha
pedido en el enlace ciudadano del anterior sábado que se defienda al presidente
y al gobierno, dice que incluso hay asesoramiento y dinero del extranjero en
Ecuador. ¿Existe la intención de destituir al presidente?
—No hay un afán golpista; mi respuesta es desde la calle porque
yo he estado en la calle y no es una respuesta teórica. Hay mucha indignación
de las personas y gritan el “fuera, Correa, fuera”, es como en el
estadio de fútbol, los aficionados le mientan la madre al arbitró sin conocer a
la señora madre del árbitro ni al árbitro. Lo mismo pasa aquí, el “fuera, Correa,
fuera” es un sustituto lingüístico de ese Correa hijo de tal. De hecho la
mayoría de los ciudadanos piden del presidente el retiro de las leyes, lo cual
se consiguió, pero obviamente no son esas las dos únicas leyes problema.
Todavía queda el tema del 40 por ciento retirado a los aportes jubilados del Instituto
Ecuatoriano de Seguridad Social, el techo de las utilidades que fue impuesto a
los trabajadores, las salvaguardias que están bloqueando el comercio
internacional del Ecuador, los fondos de cesantías privados que se despojó a
los maestros; entonces hay una serie de cosas que en ese momento explotaron y
que son motivo de una movilización nacional.
“En suma, el pueblo le está pidiendo al presidente que
deje su arrogancia, que entienda que todas las medidas legislativas que ha
tomado en este periodo no sólo son impopulares, sino son inconstitucionales y
que las modifique. Mientras no las modifique el pueblo estará en las calles. Se
vuelven una competencia de tenacidad y de constancia; tenacidad de los grupos
inconformes y, desde luego, la capacidad de aguante que tenga el gobierno para
tener a las personas en las calles y rectificar. Es un juego peligroso, las
personas pueden estar mucho tiempo en la calle sin que eso se sulfure y, efectivamente,
es un caldo de cultivo para que algún oportunista quiera pescar a río revuelto
o se haga efectiva la violencia en las calles, que no ha habido todavía en el
Ecuador.
“Toda sociedad convulsionada es una sociedad peligrosa; no
es que la convulsión social sea una fiesta. El problema es que la convulsión
puede pasar a la agresividad total o puede desmotivarse hasta la inacción. Si
se desmotiva hasta la inacción ha perdido la oposición y se ha fortalecido el
gobierno; si se transforma en violencia el gobierno tendrá muy poco espacio
para moverse. Si algo le puedo garantizar es que el Ecuador siempre ha sido un
país de paz, entonces aquí represión violenta por parte de las fuerzas armadas
no va ha haber; el presidente podría terminar deslegitimando su mando porque
está dando órdenes de agredir al pueblo. Espero que las partes lleguen a un
punto medio donde prime la cordura; el presidente entienda que su arrogancia no
es el camino y los ciudadanos también entiendan que tampoco es que pueden dejar
las calles en este momento porque se vería como una derrota y podrían fortalecer
ese egocentrismo del presidente.”
—En un inicio usted me
habló de que hay muchos grupos sociales en las calles. El presidente ha
mencionado que son gente acomodada y oligarquías. ¿Existe un solo discurso en
las calles del Ecuador?
—Hay varias marchas y, además, varios sectores. Por qué en
Quito se han dado en la avenida de los Shyris, porque ahí se concentra la sede
política del partido de gobierno, no es que sea una calle especial en Quito. El
gobierno se ha encargado de decir durante ocho años que este es un proceso
político y que es el partido el que toma las decisiones, entonces a dónde va la
gente a expresar su rechazo. Hay gente preocupada por su patrimonio, jóvenes
preocupados por su futuro porque ven que no hay trabajo, no hay inversión privada
y jóvenes cuyo destino al final de su educación no es ser empleados públicos en
una megaburocracia, hay gente de clase media.
“En la marcha de los trabajadores que se dio el jueves de
la semana anterior estuvieron gremios sindicales, maestros, grupos de
trabajadores. Ahora usted me dirá por qué no se juntan todos en una gran
marcha, porque en política en el Ecuador hay entre las dirigencias políticas
cierto sentido de mezquindad y la sociedad termina pagando la mezquindad de los
dirigentes gremiales, de los dirigentes comerciales y de algunos dirigentes
políticos. Porque obviamente la movilización popular tendría más fuerza si la
hacemos todos unificados. Entonces la respuesta a su pregunta es sí hay varios
componentes, donde no es la oligarquía, solamente, pero sí es parte de la
oligarquía, por supuesto, la oligarquía también tiene derecho a expresarse.”
—Centrándonos un poco
más en los proyectos de ley, sobre todo el de herencia y plusvalía, que han
generado un gran rechazo en la población, ¿cuál ha sido el rol de la asamblea
en la construcción de estos?
—En la construcción ninguno, los dos vinieron del Ejecutivo. La
Asamblea, a través de la Comisión de Régimen Económico, recibió el proyecto
para debatir. Ahí hay nueve votos de gobierno y dos de oposición. Los nueve votos
de gobierno lo que hicieron es tratar de dar un sustento ideológico a los
proyectos y a los porcentajes porque sustento conceptual ambos impuestos lo
tienen, es decir, está bien que se cobre impuesto a la plusvalía e impuesto a
la herencia, aquí lo que estamos debatiendo es por qué el porcentaje es tan
alto.
“Hay un economista que se llama Thomas Piketty, escribió
un libro que se llama ‘El capital en el siglo XXI’, él es el teórico económico
y conceptual de los porcentajes de estos dos impuestos y sostiene que debe
haber un impuesto al capital para poder redistribuirlo. Pero ese razonamiento
es válido en un país de primer mundo donde usted tiene fortunas que llegan casi
al tamaño de los presupuestos de los países de tercer mundo, pero no es válido
en un país de tercer mundo donde esos capitales están generando fuentes de
trabajo y están generando inversión privada que salva al Estado de ser el único
empleador.
“El presidente y su ministro son una especie de Quijotes
económicos que están enloquecidos por lecturas equivocadas, entonces leen a
Piketty sin entender su contexto. Entonces el presidente creo que de alguna
manera perdió el norte en ese academicismo teórico que tienen él y sus
ministros. Leyó el libro y le pareció un gran libro y dijo: yo soy el
presidente, voy a hacer realidad el libro, sin darse cuenta de que la política,
que es la lógica de la economía, es básicamente una ciencia de lo práctico. De
esto estuvimos debatiendo, Piketty no escribió aquí, un país necesitado de inversión
privada, de creación de fuentes de empleo. En la práctica, en Ecuador espantar
a los capitales que son los que pueden generar empleo en proporciones mayores
es una tontería, entonces no había una justificación técnica para la subida de
los porcentajes. Y obviamente el debate se truncó porque al retirar el proyecto
el presidente de la asamblea, la comisión no tenía otra alternativa que
inhibirse de conocer la causa y mandar al archivo.”
—¿Se violentó la
constitución con estos proyectos?
—En el caso del de plusvalía sí, la ley dice que un impuesto
debe ser debatido siempre de manera ordinaria; la vía ordinaria para meter una
ley son dos debates. Si usted quiere meter una ley en el país tiene que mandar el
proyecto de ley a la asamblea para que sea debatido dos veces. El presidente se
avivó y el impuesto de la plusvalía lo ingresó a una ley que ya había
traspasado un primer debate, La Ley de Reordenamiento Territorial, que tiene
unas reformas al código orgánico de organización territorial. Le metió ahí para
que sólo sea debatida una vez. Eso hace inconstitucional la ley por la forma,
no se ha cumplido el procedimiento legislativo.
“En la de las herencias no había inconstitucionalidad de
forma, ni de fondo, salvo en el tema del porcentaje porque un porcentaje del 47.5
por ciento y del 77.5 por ciento, que era para los herederos indirectos, es
confiscatorio; la Constitución prohíbe la confiscación. Entonces la pregunta
aquí era hasta qué porcentaje el impuesto era en realidad contributivo y hasta
qué porcentaje el impuesto a la herencia se volvía confiscatorio. Y la
confiscación está prohibida por la Constitución, por eso quitaron la segunda
tabla del 77.5 por ciento para los indirectos, pero se quedaron con la primera
tabla de herederos directos, los hijos, con un porcentaje demasiado alto, el 47.5
por ciento es básicamente confiscatorio. Piketty reconoce la naturaleza
confiscatoria de este tipo de impuestos, si volvemos al tema de que ese fue su
sustento conceptual, por fin ya encontramos la razón, de lo contrario habría
sido un argumento de locos.”
—¿Hay juzgamiento por
parte de la corte constitucional?
—No hay, aquí en la corte constitucional nominal todos son
empleados o amigos del presidente y eso quita los dos principales requisitos de
un juez: independencia e imparcialidad. Ellos defienden porque dicen que es un
proceso político y un movimiento político; esto es una revolución, en el
proceso político el jefe del Estado es jefe de todos los poderes. Eso no
revestiría el análisis de ningún constitucionalista serio en ninguna parte del
mundo. En la forma hay un edificio llamado corte constitucional y gente
nombrada jueces constitucionales; pero en la práctica son totalmente
dependientes del Ejecutivo. Hay serios problemas de constitucionalidad en las
leyes, pero no hay un tribunal imparcial que pueda declararlas
inconstitucionales.
—Volviendo un poco al
tema de la herencia y la plusvalía, el presidente asegura que sólo afecta al 2
por ciento de la población, ¿por qué preocuparse entonces?
—El presidente dice eso porque leyó a Tomas Piketty, él dice
que se deben afectar los capitales improductivos, que son indecorosos,
indecentes. Tan grandes que son ya indignos. Pero él está hablando, supongo yo
cuando escribió el libro, de algún magnate. El presidente encontró que en el
Ecuador el 0.02 por ciento de personas tienen herencias que van sobre los 800,000
dólares, lo cual también no es tan cierto.
—¿A su parecer Ecuador
continúa siendo una república?
—Sí es república. De hecho el que podamos estar conversando
aquí libremente y usted pueda entrevistarme libremente y que yo pueda ir a la
asamblea y expresar mis opiniones y hacerlo a través de las redes sociales y
caminar tranquilamente por la calle sin que nadie me mate o guardaespaldas. Siendo
asambleísta nacional con representación he dicho lo que he querido, he estado
en las calles, nadie me ha golpeado ni agredido. En el Ecuador hay república,
hay una democracia disminuida, enferma pero al final algo hay de democracia
todavía.
—Los proyectos han sido
retirados temporalmente, hay un logro ciudadano, ahora van al diálogo sobre la
justicia, la equidad; se lograrán consensos. ¿Usted tiene esperanza en este
diálogo de tres meses?
—No, el presidente ecuatoriano tiene un problema; el hombre
realmente cree que tiene una superioridad intelectual respecto al resto de los
ecuatorianos. Él es un Premio Nobel sin Premio Nobel. Los demás vemos que es un
mal profesor con un mal tema. Fue incapaz de decir yo encontré en Piketty esta
idea, se atribuye ideas en su fantasiosa forma de ver el mundo. El presidente
no es en realidad un genio, insulta para repeler a sus posibles opositores a
cualquier diálogo, nadie quiere debatir con un tipo que es iracundo, impulsivo
e insultador. En esas condiciones dialogar con el presidente es imposible,
primero usted se expone a que en un debate el tipo sea una ametralladora de
insultos, porque además hay dos personalidades que viven en el presidente. El
pasado lunes se vio, a las 9 de la mañana era el señor Hyde, un tipo extraviado
en la ira, y a las 9 de la noche era el doctor Jekyll, un gentleman de Alianza
País en la paz de Dios. Pero no sabemos finalmente cuál de las dos
personalidades es la que gobierna al presidente en un debate.
“El tema es cómo debate usted con un presidente en esas
condiciones, para qué debate si el presidente va a oír sus argumentos desde una
distancia neuronal absurdamente alta. Usted va a gastar saliva. Esto nos
enfrenta a un problema real a los ecuatorianos, que es la cordura del poder.
Mire, en México se discutió cuando gobernaba el presidente Fox, la Revista
Proceso pidió un recurso para acceder a la medicación que tomaba el presidente,
la justicia mexicana les impidió el acceso, pero es un antecedente histórico
interesante. Finalmente si usted está gobernado por una persona tiene derecho a
saber si está bien o está mal. Nosotros lo que vemos es una persona que tiene
una personalidad alterada a las 9 de la mañana y un tipo que está completamente
dormido y tranquilizado a las 10 de la noche, entonces uno tiene derecho a
preguntarse si el presidente todavía está en condiciones de seguir conduciendo
el país. Pero será una pregunta que nunca tendrá respuesta en el Ecuador porque
no hay un mecanismo para transparentarlo.
—En un panorama más
global, la cercanía con Venezuela y Cuba es vista desde fuera con desconfianza
e internamente preocupa a un sector de la población. ¿Usted cree que el país se
encamina hacia un modelo político parecido al de estos países?
—Al de Cuba imposible, Cuba ha administrado decentemente su
pobreza; es un país sin recursos, tiene azúcar, ron y playas. Cuba es aparte, lo
que ha hecho es venderle la patente de la izquierda a los latinoamericanos, son
dueños de la propiedad intelectual de dos palabras: revolución e izquierda;
ceden la patente, pero cobran. Venezuela es un país increíblemente rico, pero
tiene dos variables. La oposición venezolana en el 2005 se retiró del proceso
electoral y dejó a Chávez en la más grande soledad del poder y en su mejor
momento petrolero. Cometieron un error, haber pretendido dar un golpe y poner
durante un día al presidente de la federación de cámaras como dictador, esto no
se puede hacer con este tipo de gobiernos, no hay que hacerles víctimas, hay
que vencerlos en las urnas, hacer que terminen sus periodos y rindan cuentas. Si
a mí me pidiera una opinión yo le diría: la oposición venezolana es medio
suicida porque ha extremado tanto los odios que incluso ya se odian entre ellos
mismos. Es un país a la deriva durante varios años, administrado por las mafias
del poder negro, narcotráfico, encarnadas en Diosdado Cabello y en los cárteles
de la droga infiltrados en el ejército.
“Ecuador no va a pasar por esto, para aterrizar un poco la
idea, porque tenemos una oposición política de mejor calidad, más consciente,
menos oportunista, más frontal. Por eso le hemos podido contener hasta ahora,
desde las debilidades que nos ha dejado los espacios de triunfo electoral de
ellos y desde el manejo casi total de medios públicos y de medios incautados y
del miedo que le meten al resto de los medios de comunicación para sacar sólo
propaganda de ellos. Nosotros peleamos en condiciones superdesiguales y lo
hemos hecho bastante bien, tan bien que dos años luego de que Correa nos gana
una elección brutalmente holgada, en el 2014 perdió las alcaldías de las
principales ciudades del país y en el 2015 usted tiene marchas en todo el país
en contra del hombre.
“Está gobernando mal y, además, la oposición sigue
haciéndole ver al país que la propaganda sigue siendo propaganda. No creo que
vayamos a donde está Cuba o Venezuela, hay alianzas estratégicas incluso con
los iraníes; pero somos un país pobre que no les podemos ofrecer mucho. No
tenemos bancos en el extranjero, salvo el Pacific National Bank, en Miami, que
es americano. Los iraníes quisieron venir acá a hacer un par de negocios, les
falló el tema de la refinería e Irán quiere algo a cambio y no tenemos mucho
que dar, petróleo tienen de sobra. Les hemos empeñado el alma a los chinos,
pero China tampoco regala la plata, tenemos que pagarles. Estos proyectos
geopolíticos funcionan en los votos irracionales de Ecuador en los organismos
internacionales. Somos un país chico sin mayor incidencia en el concierto
internacional.
“Entonces, salvo eso, yo no creo que el destino del
Ecuador sea Cuba o Venezuela, es el que hemos tenido siempre. Nosotros tenemos
males atávicos en la política, si usted revisa la historia del Ecuador, antes
de Correa veníamos con marchas, convulsiones, medidas económicas, pasó el 2000
cuando cayó el presidente Mahuad, pasó el 2003 cuando cayó el presidente
Gutiérrez, entonces sólo somos cíclicos. Nosotros tenemos inestabilidad
política y cambiamos constituciones cada diez años. La misma cantidad de crisis
financieras que los argentinos, los argentinos quiebran Argentina y nosotros
cambiamos de Constitución porque tenemos crisis política.”
—Cayó el petróleo y se
dice que Ecuador tendrá dificultades económicas. ¿Está ya el país en crisis?
—Sí, tenemos una enorme crisis fiscal, tenemos una deuda
pública y una deuda externa que debe estar cerca de los treinta mil millones de
dólares, se está acercando muy pronto al 40 por ciento del PIB, que es el
límite constitucional para el endeudamiento externo, debe estar ahorita por
sobre el 32 o 33 por ciento en la relación deuda-PIB. A pesar de esto no nos hemos
transformado en un país emergente, entonces simplemente estamos pobres y
estamos con una deuda llegando al límite. Tienes un petróleo que está anclado
en los $50 con contratos de prestación de servicios petroleros suscritos por
este gobierno que tienen tarifas mínimas que llegan a $45 bajo las cuales ya
comienza a funcionar una cosa que se llama cláusula de acumulación, es decir,
que el Estado comienza a deberles petróleo a las compañías petroleras por su
extracción.
“Tiene un déficit fiscal que en números en un presupuesto
desfinanciado en 2015 estaba cerca a los $5690 millones, pero que estuvo
calculado con un petróleo calculado a un precio de $79.7; si el petróleo se
ancló a $50 debes estar con un déficit presupuestario por sobre los 12,000
millones de dólares. Tienes una balanza comercial no petrolera todavía muy baja
con respecto a los requerimientos de la economía ecuatoriana, por eso todavía
seguimos viviendo de la balanza comercial petrolera y, en general, nuestra
balanza comercial petrolera y no petrolera es deficitaria. Lo cual es
complicado en un país dolarizado; tú necesitas dólares y no puedes emitir
moneda. Tu necesidad de circulante depende de la cantidad de dólares que estén,
que entren en circulación, y eso hace que el Ecuador no haya salido de la lista
negra del GAFI desde hace rato porque hay una economía privada que se mueve mucho
sobre el lavado de activos.
“El Ecuador no exporta productos con valor agregado, sino
básicamente materias primas. Si no estás exportando servicios y productos de
valor agregado de dónde viene la plata que está alimentando la economía del
Ecuador. Entonces se está produciendo un fenómeno curioso, que es un Estado
casi en quiebra, pero una economía dolarizada privada que tiene un comercio que
se mueve mucho, cómo explicas eso básicamente porque estamos en la lista negra
del GAFI, estamos lavando dinero.”
—Usted mencionaba la
dolarización, el gobierno habla de moneda electrónica y se ha visto una campaña
donde se enuncia esta necesidad de política monetaria. ¿Se quiere desdolarizar Ecuador?
—Mira, primero partamos de un hecho: tener moneda nacional no
es malo, de hecho lo anormal es tener moneda extranjera. Pero el dolarizarnos nos
ha hecho a nosotros disciplinados tanto en lo privado como en lo público, hemos
tenido una inflación controlada estos años y hemos tenido un crecimiento
económico sostenido que está entre el 3 y el 4 por ciento cifras oficiales,
puede ser menos de 2.5 a 2.8 por ciento. También nos ha hecho ser poco
competitivos y nos ha hecho depender mucho de nuestras exportaciones. Yo no veo
un espacio real para que nos mantengamos dolarizados.
“El dinero electrónico no es suficiente porque las
transacciones que se hacen en el mercado no son todas electrónicas, no somos un
país totalmente tecnologizado, entonces en un punto van a necesitar papel
moneda. Podrías mantener la dolarización, pero tendrías que hacer una reducción
tan brutal del gasto público. Reducirlo podría significarte crear un problema
social más grande del que tienes y un problema financiero porque en el Ecuador
el Estado es el principal empleador, emplea más de 700,000 personas, ponle tres
más por persona son 2,100,000 habitantes beneficiados, cada uno de esos está
sobrepagado, tienen sueldos demasiado altos que no se reflejan en la realidad
financiera del sector privado. Cada uno de estos ciudadanos tiene préstamos
hipotecarios o con el BIES o con la banca privada a 10 o 15 años, si tú les
despides quiebra el BIES o tienes un golpe financiero.
“Si tú quieres mantener la dolarización tendrías que hacer
unos despidos masivos de funcionarios públicos, cerrar entidades, pero estás
creando el mismo problema social que ha generado el ocaso y la caída política
del correísmo y que probablemente representará su caída electoral en 2017. Yo
me inclinaría más por el tema del bimonetarismo, es decir, ser algo como
Panamá, al menos en un primer momento cuidando mucho el tema de la emisión para
no genera emisión inorgánica y que eso te refleje en inflación y en pérdida del
valor real de los salarios, pero en las condiciones actuales le veo muy
complicado. Si el Ecuador quiere salir de la crisis que le provocó el correísmo
va a tener que desdolarizar y va a tener que ser responsable en su manejo
monetario. Ahora, en lo que sí hay que estar muy claros es que la dolarización
fue destruida por el correísmo, porque la dolarización pudo mantenerse bien si
se gastaban bien los recursos petroleros, es decir, tuvimos el segundo boom petrolero
más importante de la historia y finalmente lo desperdiciamos.
—Llegando a la parte
final de esta entrevista, en las marchas oía a ciudadanos gritando “no
reelección, fiscalización”. ¿Cuál es panorama electoral que viene en 2017
para el Ecuador?
—Totalmente incierto, lo único que te puedo decir es que lo que
se debió haberse prendido a mediados del año siguiente, es decir, la campaña
electoral, se prendió a mediados del 2015, entonces es totalmente indefinido.
Hay variables políticas que en este momento de crisis pueden surgir. Lo que si
te puedo decir es que Correa probablemente no sea el candidato del partido de
gobierno, toma nota de esto y a lo mejor me entrevistas después y tengo la
razón. El partido de gobierno es vencible con un candidato único, pero que este
tenga primero encuestas serias. En las encuestas ecuatorianas no puedes creer
nunca, aquí el encuestador te da el resultado que tú contratas, entonces
tenemos que traer encuestas serias de fuera.
“Segundo, hay que hablarle al país la verdad económica aun
cuando estés a riesgo de perder la elección, porque si ganas y de todos modos tomas
las medidas vas a tener un país incendiado y te van a echar. Hay que decirle al
país la necesidad de sacrificio, hay que hacer que ese sacrificio recaiga sobre
las personas que pueden soportarlo, y hay que proteger a toda costa a los más
vulnerables, cualquier medida económica que tú tomes tiene que ser con la
responsabilidad suficiente para proteger el poder adquisitivo, el valor del
salario real de las personas más vulnerables. Incluso en este bimonetarismo
eventual del que te estoy hablando, hay que tener un buen equipo de trabajo y
hay que tener un candidato que tenga el mejor número de encuestas, no reacción,
es decir, que pueda crecer y que le diga al país un modelo económico cierto y
real.”
—¿Y qué sucede con el
modelo de país? Hay leyes consideradas autoritarias y podrían resultar muy
cómodas para cualquier poder…
—Correcto, ese candidato tiene que comprometerse a convocar a
una asamblea constituyente, la constitución del 2008 fue hecha para Correa, entonces
acabado el modelo correísta esa constitución se vuelve absolutamente
inaplicable o el instrumento perfecto de un tirano, a lo mejor con otro tipo de
patologías. El candidato que gane de la oposición tiene que decirle al país que
va a convocar a una asamblea constituyente y que le va a regresar la
institucionalidad. Cuando te hablo de regresar la institucionalidad al país te
hablo de sacar a los amigotes del presidente de todas las entidades de control
y de la función judicial y regresar a un país democrático y republicano en su
plena expresión. Es decir, con jueces independientes, con autoridades de
control independientes, derogar estas leyes absurdas que han pasado y que han
perjudicado a los ecuatorianos, entonces es un modelo económico, es un modelo
político, es el que tenga las mejores encuestas y el que consiga, además, el
financiamiento para poder hacer una campaña decente; porque el gobierno tiene
absolutamente todos los recursos.