La portada del libro Tierra de padrotes: Tenancingo, Tlaxcala, un velo de impunidad(Tusquets Editores) muestra una mano de hombre con tres anillos de oro con incrustaciones. Un brillante, una piedra negra y el símbolo del dólar. Ese último es el símbolo de la ostentación, es la mano del padrote, el proxeneta sin escrúpulos para quien las mujeres no son nada más que una máquina expendedora de billetes a cambio de sexo. Todo ello, claro, en contra de su voluntad.
Su autora, Evangelina Hernández, llega con una sonrisa a la entrevista. Ni lo que ha visto ni oído ni sentido es capaz de borrársela del rostro. Curtida periodista en medios como El Universal,Hernández ha investigado a fondo por todo el país un fenómeno que jamás podría haber sido escrito por un hombre. Hace falta empatía y sensibilidad para comprender que existe en Tenancingo, un pequeño pueblo de 12 000 habitantes en el estado de Tlaxcala, un oficio antiguo convertido en negocio familiar: la trata de mujeres. Un lugar de México que se sostiene económicamente con este negocio criminal.
Tierra de padroteses una denuncia valiente que busca visibilizar el problema e incidir en la prevención del delito.
Cuando Evangelina se sienta con un hombre a hablar sobre el tema, dice que este abre los ojos de par en par. Le pregunta entonces si alguna vez ha sido consumidor de sexoservicio. Y si sí lo fue, le cuestiona: “¿Qué consumiste? ¿A una mujer que se dice libre de ejercer el sexoservicio o consumiste una víctima? Porque detrás de una sexoservidora nunca sabemos lo que hay, una red criminal, un padrote, una madrota…”
Sancionar el consumo
La postura tajante de la autora es que “sin cliente no hay trata”. En este sentido, dice, “urge sancionar el consumo, para inhibir la existencia de los padrotes, pero sobre todo de las víctimas”.
Unas víctimas, en ocasiones menores de edad. Niñas, adolescentes y jóvenes que son engañadas y raptadas con la falsa promesa de amor eterno, un hogar, una familia, “todo lo que nunca tuvieron”. El libro recoge cuatro testimonios de víctimas de padrotes de Tenancingo. A través de estas desgarradoras historias, Evangelina Hernández fue gestando la denuncia. “Empiezo a recorrer los testimonios a través de lo que ellas me cuentan, de lo que vivieron. Cómo son enganchadas en sus pueblos de origen, cómo las traen a las casas de los padrotes engañadas, con las madres de los padrotes… Una familia que te explota, te ultraja y te violenta.”
—Pero, ¿cómo operan los padrotes?
—Es un clan. Todos se apoyan en todos. Sí es crimen organizado, pero basado en el clan familiar. Los padrotes se apoyan en sus sobrinas, tías, abuelas, madres y hermanas, así como en los tíos, abuelos, etcétera. Este clan es el que fortalece esta red criminal de explotación sexual de mujeres y niñas.
—¿Cuál sería el perfil de las víctimas?
Son mujeres vulnerables. Yo lo llamo el secuestro de los pobres. O mejor dicho rapto porque aquí nadie pide un rescate porque no hay nadie que pueda pagar. Estos cazadores de mujeres vulnerables son expertos en ubicarlas e identificar su necesidad de cariño y amor. Y se las llevan con engaños de amor.
—¿Y una vez ubicadas, qué hacen los padrotes?
—El modus operandi ha cambiado, porque ya se ha hablado mucho del tema de la trata y del “enganchamiento” a través del enamoramiento. Ahora las raptan. Y se las llevan a estas casas, en Tenancingo, que es como el centro de operaciones, donde el sometimiento es tan brutal que viene un sometimiento sexual, físico, emocional, verbal. De todo tipo.
—¿Y ellas podrían negarse?
—Sí podrían. Pero necesitarían mucha fuerza. Eres una esclava sexual. Ya no estamos hablando de una mujer como tú o como yo, empoderadas. Ya lo perdiste todo: la autoestima, tu dignidad, el respeto a ti misma, por ese sometimiento en el que te encuentras. ¿Qué pasa? Que ellas piensan que es lo que se merecen.
—Psicológicamente, estarán destrozadas…
—Completamente. Fracturan su estructura emocional. No les queda nada para defenderse. Que te traten como prostituta, como un ser que no vale nada, que te golpeen, que te pateen, que te violen, que te maltraten una y otra vez acaba destrozándote.
Las mujeres, cómplices
El libro recoge el testimonio de una de las chicas que relata el sometimiento. Una vez sometida, el padrote sabe que está lista para enviarla a La Merced, en la Ciudad de México, como el centro de capacitación donde ejercerá sus primeros servicios sexuales. Todo esto, enseñada por otras mujeres: desde poner el condón hasta cobrar.
—¿No es más tremendo aún que otras mujeres sean cómplices de este tipo de esclavitud?
—Así es. Los mismos padrotes cuentan que utilizan a esas mujeres que ya no son tan frescas ni tan jóvenes en sus cuerpos y las usan para someter a las que siguen, a las nuevas. ¿Y qué ocurre? Que están tan resentidas con la vida que ejercen un odio y una tortura bestial hacia ellas.
—¿Estas mujeres, las madrotas, también son víctimas?
—Sí, claro. Absolutamente. Son un eslabón de la trata, pero también son víctimas. Ejercen un odio con mucha violencia porque sienten muchísimo resentimiento.
Algunas de las víctimas de trata son trasladadas a Estados Unidos. Viene el relato de una joven que fue explotada en La Merced, y que aprendió el oficio y que fue sometida de tal manera que al final pierde la voluntad y la trasladan a Tijuana, que es un centro de turismo sexual por excelencia. Allí vivirá otro sometimiento. Con el dinero que gana paga al pollero para que la traslade a Estados Unidos. Y allí, a su vez, otras mujeres la trasladan y la llevan en coche de casa en casa, porque en el país vecino está prohibido el consumo. La libreta en la que anotan cuántos clientes lleva, en qué casa, a quién, la manejan mujeres.
Otro testimonio es el de una víctima de Puebla que daba setenta y cinco servicios sexuales por día en Nueva York para juntar mil dólares.
—¿Cómo sobrevive una mujer a esto?
En el caso de esta víctima, sufre cáncer cervicouterino. Lleva tres operaciones de los tejidos internos y tiene un daño emocional y físico irreparable. No hay vuelta atrás.
Evangelina Hernández se despide no sin antes insistir en que, “sin cliente, no hay trata”.