Radical y oportunista para unos, auténtico y carismático para otros: Pablo Iglesias, líder del partido antiliberal Podemos, dio un rostro y un partido a ‘los indignados’, aplicando de paso un electrochoque a la clase política tradicional española.
A este madrileño de 36 años de frondosa melena recogida en una cola de caballo, la impronta política le viene desde la cuna: sus padres le llamaron así por Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Pero a diferencia de aquel humilde tipógrafo, el Iglesias del siglo XXI exhibe un brillante currículum académico: licenciado y doctorado en Ciencias Políticas; licenciado en Derecho; máster en Comunicación, máster en Humanidades y profesor entre 2008 y 2013 en la Universidad Complutense de Madrid.
El catedrático Ramón Cotarelo, profesor suyo en Políticas y amigo pese a la discrepancia política, le recuerda como un alumno “brillante” con un objetivo vital: “influir en la cosa pública en un sentido radical”.
Sus rivales lo tachan precisamente de radical y lo atacan por los vínculos del partido con la izquierda bolivariana, especialmente con Venezuela, donde viajó en varias ocasiones.
“Se ha construido una imagen en los medios de comunicación en España de Venezuela como si fuera una dictadura” pero no hablan de “los golpes de Estado de EEUU” en Honduras y Paraguay, o sus tentativas en Ecuador o la misma Venezuela, se defiende.
Quieren la victoria
Afiliado a las Juventudes Comunistas a los 14 años, Iglesias es el único hijo de una pareja radicalmente de izquierdas con pasado antifranquista. Ella, abogada laboralista del sindicato Comisiones Obreras. Él, antiguo miembro de un grupo armado antifranquista que llegó a estar preso en los últimos años de la dictadura.
Su abuelo paterno, socialista, fue condenado a muerte tras la Guerra Civil (1936-1939), cuya pena luego se conmutó.
Pablo pertenece, pues, a una tradición de perdedores, como él mismo dice. Eso explica en parte su principal rasgo político, según Cotarelo: el pragmatismo ideológico.
“Lo importante es ganar, llegar al poder. Para ponerlo al servicio de sus ideales, sí, porque cree de buena fe en las cosas que dice”.
Algunos ven en ese rasgo un afán de poder personal. “Es el oportunismo hecho hombre. Es un caudillo, un líder de masas como los del siglo XX”, señala Antonio Elorza, catedrático y excompañero de Iglesias en la Complutense.
“No te podías fiar, iba a lo suyo en todo y no defendía ninguna causa justa por no perder un gramo de poder”, asegura. “No es ese hombre generoso, abierto y pausado”.
En cambio, Cotarelo describe a un Pablo cariñoso, amable y bienhumorado en privado. Jorge Moruno, miembro de la dirección de Podemos y del grupo fundador del partido, afirma que su jefe es una persona “educada, directa, con las cosas muy claras”.
Heredero del 15-M
En las elecciones europeas de mayo de 2014, Iglesias fue cabeza de cartel y las papeletas llevaron su rostro impreso en lugar del logotipo del partido para aprovechar el tirón de una fama ganada por su aparición en tertulias televisivas.
Su 8% de los votos y cinco eurodiputados revolucionaron la política española, dominada en los últimos 30 años por el PSOE y el ahora gobernante Partido Popular.
Podemos no se entiende sin las movilizaciones ciudadanas de los ‘indignados’ surgidas el 15 de mayo de 2011 en la madrileña Puerta del Sol, contra la crisis económica y las políticas de austeridad, a las que Iglesias asistió.
“El 15-M nos trastoca todos los análisis, nos enciende todas las alarmas sobre qué está pasando, cómo hay que interpretarlo”, recuerda Moruno. “Según va pasando el tiempo, vemos que hay una oportunidad de abrir brecha, que la izquierda política estaba desaprovechando”. Fue entonces cuando decidieron crear Podemos.
Elorza piensa que Iglesias es un experto en márketing político e imagen, pero que de política con mayúsculas “no tiene ni idea”.
En el prólogo de un reciente libro del que es coordinador, Pablo Iglesias resume con claridad su visión política: “No es posible para los justos, para los honrados, ser verdaderamente legítimos si no conquistan el poder”.