Conforme avanzan los meses comienzo a creer en las versiones que colocan a Manuel Velasco como candidato del PVEM a la presidencia de México en 2018 y, en un descuido, como alternativa real para llegar a Los Pinos.
El PVEM, con todos los defectos y errores que le acompañan, ha sabido capitalizar una agenda de propuestas con penetración en la sociedad. Gente pensante me ha dicho en fechas recientes que el único partido del cual la población tiene claras las propuestas es el verde.
El tema de los circos, de los vales por medicinas, de la no cuota en las escuelas y la pena de muerte a secuestradores quedaron ya impregnadas en el colectivo. No en balde pagan millones en multas por anuncios que no están dispuestos a suspender.
Al mismo tiempo la maquinaria verde (lubricada con algo de aceite priísta) se empeña en mostrar a Manuel Velasco como el joven político que gobierna Chiapas con una mezcla de populismo, farándula y enorme gasto social. Vale señalar que cualquier comparativo con Peña Nieto y el Estado de México es innecesario.
La reciente boda de Velasco con la cantante y actriz Anahí ha sido un éxito en los medios de comunicación (Criterio incluido), pues los seguidores de la ex RBD se han volcado a los sitios web para leer los pormenores del enlace.
Suena a futurismo, pero me da la impresión de que Manuel Velasco podría ser el plan B del actual grupo en el poder. La idea sería que el PRI se mantenga al frente con su candidato en 2018, y que Velasco sume votos como aspirante de su partido y, ante una posible caída del PRI, se sume a la campaña de quien sea el abanderado del tricolor.
Manuel Baeza