Barack Obama subrayó el sábado en Selma (sur), punto alto de la lucha por los derechos civiles, que la marcha contra el racismo en Estados Unidos “no ha concluido”, y evocó en numerosas ocasiones los recientes incidentes en Ferguson, Misuri.
En un discurso pronunciado bajo un sol de penitencia delante del puente Edmund Pettus, en el cual, hace 50 años, unas 600 personas que manifestaban pacíficamente fueron reprimidas con brutalidad por la policía, el primer presidente negro de la historia del país rechazó el “error común” de “sugerir que el racismo ha desaparecido, que el trabajo realizado por los hombres y mujeres de Selma se ha terminado”.
“No necesitamos el informe de Ferguson para saber que eso es cierto”, señaló en alusión a un terminante documento del departamento de Justicia que subraya los comportamientos discriminatorios de la policía en esa localidad escenario de duros enfrentamientos tras la muerte de un joven negro por un agente blanco, en agosto pasado.
“Nos basta abrir los ojos, los oídos y los corazones para saber que la sombra de la historia racial de este país continúa planeando sobre nosotros”, señaló Obama en esta pequeña ciudad de Alabama en la que se reunieron decenas de miles de personas 50 años después de un “Bloody Sunday” que traumatizó al país.
Selma lo inspira.
Obama denunció también la implementación en algunos estados de leyes que dificultan el ejercicio del voto por las minorías.
“En 2015, 50 años después de Selma, hay leyes en nuestro país diseñadas para hacer más difícil que la gente vote”, dijo.
También señaló que esta zona es en la actualidad un lugar de inspiración para los ciudadanos de todo el mundo que luchan por la libertad.
“Desde las calles de Túnez hasta Maidan, en Ucrania, esta generación de jóvenes puede sacar fuerzas de este lugar, donde los más débiles pudieron cambiar a la mayor potencia del mundo y empujar a sus líderes a expandir las fronteras de la libertad”, dijo.
Meses después se aprobaría la Ley de Derechos Electorales.
Antes de la ley, era más fácil para estados como Alabama restringir el registro de los votantes por medio de intimidaciones violentas y racismo burocrático.
La historia de lo ocurrido en Selma el “domingo sangriento” ha vuelto a cobrar protagonismo gracias a la película nominada al Óscar que lleva el nombre de la ciudad y que fue protagonizada por David Oyelowo como Martin Luther King.
Pero la cita del sábado adiquirió particular relevancia por la lucha que los líderes en derechos civiles libran hoy contra los escándalos producidos por la brutalidad policíal contra miembros de la comunidad negra en Estados Unidos.