Este viernes, Estados Unidos y Cuba buscarán alcanzar el en una reunión en Washington acuerdos fundamentales rumbo al restablecimiento de relaciones diplomáticas.
En un proceso que podría durar varios años dada la complejidad de lo que implicaría una reestructuración de base en las relaciones de ambos países, las exigencias de cada parte para restablecer lazos diplomáticos y para la normalización de relaciones parecen cada vez más cuestión de voluntad política.
Reabrir embajadas.
Esto implica algunos procedimientos burocráticos y protocolares, que precisan de normas bilaterales conciliadas.
Estados Unidos pide precisar el número de representantes, su capacidad de movimiento por el país, el acceso libre de cubanos a su embajada y que no existan restricciones en la valija diplomática.
En 1961 Cuba exigió establecer paridad en el número de funcionarios, limitándolos a 11. Ese año se produjo la ruptura de relaciones. En 1977 se abrieron las Sesiones de Intereses, en las cuales debían trabajar solo 10 funcionarios, pero la cifra fue flexibilizada más tarde sin exigencias de reciprocidad.
La movilidad está limitada en ambos países. Los diplomáticos norteamericanos sólo pueden moverse libremente en La Habana, y los cubanos por Washington, con un corredor hacia el aeropuerto.
El perímetro de la Sección de Intereses estadounidense en La Habana está custodiado por un cinturón de policías cubanos que exigen identificación a los visitantes y preguntan los motivos de la visita, por lo que el acceso es limitado.
Ambas partes deben alcanzar acuerdos sobre las valijas diplomáticas, pues la parte cubana alega que Washington utilizó esa vía para introducir equipos a la isla que no se corresponden con las necesidades de una sede diplomática: miles de receptores de radio portátiles de onda corta para repartir entre la población.
Cuba exige antes de la reapertura de la embajada tener acceso a servicios bancarios en Estados Unidos, de los que está privado su consulado desde el 14 de febrero de 2014.
También exige la eliminación de la isla de la lista estadounidense de países promotores del terrorismo internacional. El presidente Barack Obama dijo el 17 de diciembre que ha dado instrucciones en ese sentido.
Normalizar relaciones.
Ambas partes deben alcanzar acuerdos sobre las valijas diplomáticas, pues la parte cubana alega que Washington utilizó esa vía para introducir equipos a la isla que no se corresponden con las necesidades de una sede diplomática: miles de receptores de radio portátiles de onda corta para repartir entre la población.
Cuba exige antes de la reapertura de la embajada tener acceso a servicios bancarios en Estados Unidos, de los que está privado su consulado desde el 14 de febrero de 2014.
También exige la eliminación de la isla de la lista estadounidense de países promotores del terrorismo internacional. El presidente Barack Obama dijo el 17 de diciembre que ha dado instrucciones en ese sentido.
Además, el presidente Raúl Castro considera que para la normalización debe haber una “compensación justa a nuestro pueblo por los daños humanos y económico que ha sufrido” con el embargo.
Estados Unidos, por su parte, exige una indemnización por las propiedades norteamericanas nacionalizadas por Fidel Castro en 1960, cuyo monto llegaría actualmente a unos 7,000 millones de dólares, incluidos los intereses.
Washington también reclama que Cuba acepte recibir a cubanos “excluibles” de refugio en Estados Unidos, que llegaron a ese país tras el éxodo de Mariel en 1980.
Según Washington, Cuba sólo ha aceptado a seis “excluibles”, a pesar de que éstos son 25,000. Se trata de cubanos con “antecedentes criminales” que “por definición deben ser deportados”.
(Con información de AFP)